En mis reflexiones del nuevo año, me he preguntado ¿por qué la mayoría de nuestros gobernantes no dan el ancho cuando están en el poder de la nación, al dejar en situaciones más lamentables el bienestar de la gente, que es su misión cuando los elegimos? Ya llevamos 203 años de habernos independizado de los españoles, y todavía no vemos la luz del desarrollo y tampoco salimos de la lista de los países más atrasados del planeta. ¿Será que lanzamos al ruedo a nuestros políticos sin ninguna preparación en ciencias políticas y el arte de gobernar, y los improvisamos como gobernantes sin haberles dado las herramientas necesarias para que hagan un buen gobierno?
Creo que mucho de eso hay en nuestra historia republicana. He leído, por ejemplo, que en los países más desarrollados, como Estados Unidos (EU) y el Reino Unido (RU), sus gobernantes son egresados -en su mayoría- de las mejores universidades en ciencias políticas. Solo la Universidad de Harvard ha formado a ocho presidentes de EU, entre ellos John F. Kennedy, George W. Bush y Barack Obama. La Universidad de Oxford del RU, también sobresale en la formación de algunos líderes políticos notables que posteriormente se convirtieron en presidentes o primeros ministros de sus respectivos países: Bill Clinton y Richard Nixon de EU; Margaret Thatcher, Tony Blair y David Cameron de RU; Manmohan Singh de India; Bob Hawke y Malcolm Turnbull de Australia.
También hay otras universidades de prestigio en este campo, como Cambridge en el RU, Stanford, Columbia y Yale en EU.
Además de EU y RU con sus brillantes universidades, otros países desarrollados le han hecho frente de diferentes maneras a esta necesidad, por ejemplo, Francia, con su Escuela Nacional de Administración (ENA), que ha jugado un papel importante en la formación de líderes políticos y administrativos, incluido presidentes. Singapur, con su Programa de Administración Pública de Singapur, enfocado en el desarrollo de habilidades de liderazgo y gestión en el servicio público. China, que ha creado varias instituciones y programas para formar líderes políticos, sobresaliendo la Escuela Central del Partido Comunista de China.
Alemania, con sus abundantes instituciones y academias gubernamentales y de partido que ofrecen programas sobre liderazgo en política y administración, tanto en teoría como en el desarrollo de habilidades prácticas y el fomento del diálogo político. Entre las academias sobresalen la Konrad Adenauer del Partido de la Unión Demócrata Cristiana y la Friedrich Ebert del Partido Social Demócrata.
En América Latina, también se ha extendido la preocupación en algunos países como Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Uruguay, por formar adecuadamente a sus gobernantes. En cada una de esas naciones existen una o dos universidades especializadas en ciencias políticas.
Según los entendidos, la formación política básica que deberían tener los gobernantes de nuestros países en la actualidad es la siguiente: Comprender los principios básicos de la teoría política y las estructuras gubernamentales; estar familiarizado con la historia política del país y del mundo; entender los principios económicos y las políticas aplicables a nivel local y global; tener habilidades diplomáticas para manejar las relaciones internacionales y conflictos; comprender la ética política y la responsabilidad hacia los ciudadanos; tener la habilidad para tomar decisiones en situaciones difíciles; ser un comunicador efectivo para dirigirse a la población y a sus colegas; tener la capacidad para escuchar y resolver problemas; tener un pensamiento estratégico y visión a largo plazo; tener la habilidad para liderar equipos y realizar una gestión eficiente de los recursos; comprender la diversidad cultural y social del país, y las necesidades de sus comunidades; y tener la capacidad para adaptarse a los cambios y tener conocimiento tecnológico.
Además, agregan que, un buen gobierno es una tarea colectiva de gobernantes y gobernados, que requiere la colaboración y la participación activa y responsable de los ciudadanos, con la necesaria educación cívica para tomar decisiones informadas, y contribuir con el gobierno a un diálogo constructivo y de consensos.
Por lo que insto a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y otras instituciones a abordar este tema con carreras especializadas o postgrados, aprovechando las tecnologías actuales. ¡No podemos postergar esta tarea crucial para evitar tener gobernantes improvisados! Elevemos el estándar, construyamos líderes competentes y forjemos un futuro donde el bienestar y la justicia sean una realidad para todos. ¡Es hora de actuar y cambiar nuestro destino!
