Manuel Aguilar Palma
Lamentablemente tenemos que afirmar que, las condiciones generales del país, siguen exactamente igual a los gobiernos anteriores, no quisiera afirmar como muchos hondureños que dicen que estamos peor, pero sí podemos afirmar que las cosas no están bien.
Esto no deja de generar preocupación entramos a la época conceptualizada como “democrática”, allí por el año de 1982, que llegaron nuestros políticos a la dirección del Estado, con una tonelada de promesas, para resolver los problemas sociales, económicos y un prolongado, etc. Hombres de bandera roja y azul se han rotado en los asuntos del Estado y los problemas económicos con consecuencias en el orden social, lejos de encontrarle una solución o al menos atenuarle, se han incrementado en forma desproporcional.
Dentro de ese marco que ha caracterizado la vida política nacional, surge un partido con una nueva bandera de lucha, que una gran mayoría del pueblo, lo acogió con agrado, pero hoy ya en el poder, las diferencias en gobernar, no son en nada, con los mismos políticos tradicionales que tanto nos han jodido.
El partido en el poder nació con un acto de corrupción congénito, y es el galopante “nepotismo” que a decir de los politólogos, es un acto de corrupción, se ha impuesto de manera que no tiene precedentes en la historia política de Honduras, con el agravante que ha formado pilares entre los funcionarios de confianza del equipo magisterial nombrando esposas, amantes, hijos, nietos y un prolongado, etc., en toda la administración y como si esto fuese poco, los mismos diputados que se han desempeñado, por tres periodos siguen en la tela a la cual, al parecer no quieren dejar, disfrutando de mismos privilegios, de los partidos tradicionales: carros de lujo, cuantiosas sumas de dinero en viáticos, etc., y el que no cabe aquí, en la administración del Estado va para el servicio exterior.
Constantemente los voceros del gobierno hablan de refundación del Estado, pero esto no puede ejecutarse si verdaderamente no hay un cambio estructural creando los órganos para su eficaz aplicación. Un ejemplo lo vimos entre nosotros, cuando se creó el decreto numero 8 contentivo de la Reforma Agraria que dio vida al proceso de Reforma Agraria, con el gigante proyecto de Isletas a la cabeza, con un plan de cooperativas jamás visto en la historia y para favorecer al pobre se creó Banasupro dichosamente existente todavía y el crédito prendario desafortunadamente ya desapareció, y otras instituciones que desempeñaron buen papel, como órganos del Estado, que realmente ejecuten medidas en beneficio del pueblo. Hoy construyen y reparan escuelas, centros de salud, carreteras y otras obras de infraestructura, pero eso lo han hecho todos los gobiernos. En esas obras, de hoy en día son obligaciones de nuestras municipalidades, que cuentan con el presupuesto necesario, para la construcción de este tipo de obras. Y finalmente, meterse a tocar problemas sociales como el de la salud, qué terrible la falta de medicamentos de toda clase, en todos los hospitales públicos, es una queja de toda la vida y hoy será por el aumento de la población, más grave. Y qué decir del problema de inseguridad que nos envuelve, vienen gobiernos y gobiernos, se toman serie de medidas y el problema sigue y sigue, qué terrible. Ojalá no esté lejos el día que los hondureños podremos contar con un sistema de salud y de seguridad de ejemplo a otros países.
Entre tanto, seguiremos recordando las palabras del escritor García Márquez cuando un periodista venezolano le preguntó, y esto lo dijo por lo que entre nosotros sucede, que si encontraba diferencias entre el Partido Liberal y Conservador de Colombia, y él contestó: bueno yo lo único que encuentro es que unos van a misa a las10 y los otros a las once, igual ha pasado entre nosotros, con una diferencia, de que si antes eran dos, los que iban a misa a las diez y once de la mañana hoy son tres, porque el otro va a las dos de la tarde.
