PERFILES: Cultura japonesa

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18 de enero de 2024
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PERFILES: Cultura japonesa

Por: Carolina Alduvín

Japón se ubica en el extremo oriente, su peculiar cultura nace de una cosmovisión resultante de condición insular, severas características territoriales, intensos fenómenos naturales y una religión nativa de tipo animista. Sin embargo, su aislamiento no lo mantuvo exento de influencias civilizatorias provenientes de China y la India principalmente. Es hasta la segunda mitad del siglo XIX que sus gobernantes deciden que es hora de abrirse a Occidente; eso sí, sin renunciar a sus valores y tradiciones. Conquistaron territorios continentales, participaron en guerras regionales y más tarde entraron a la Segunda Guerra Mundial, obligando a los Estados Unidos a elegir bando y llevándose la peor parte de la ofensiva de los aliados.

Debieron levantarse por sus propios medios y sus embajadas en todas las grandes capitales, se encargaron de hacerlo saber al resto del mundo. Recuerdo de mis años escolares en CDMX, un programa semanal que emitía la TV mexicana, en el que describían las bondades del sistema educativo japonés, las bases de su despegue industrial, muestras artísticas, deportivas y artesanales, entre otros aspectos. A pocos metros de la esquina de nuestra cuadra, funcionó por años una tienda de artículos y curiosidades japonesas, tanto utilitarias como ornamentales, juegos de mesa, materiales de costura, herramientas en miniatura y juguetes difíciles de obtener en otros comercios. El judo era un deporte que hacía furor entre la niñez mexicana de la época.

A principios del siglo pasado, numerosos japoneses llegaron a establecerse a México, especialmente en provincia, debido a su vocación por la excelencia y por el trabajo honrado, prosperaron e hicieron prosperar las comunidades a las que llegaron. Sin embargo, en 1942 les fueron confiscados sus bienes, en represalia a los famosos ataques a Pearl Harbor, la mayoría se reubicó en la capital y volvieron a levantarse. Fundaron industrias diversas y hasta instituciones educativas como el Liceo Mexicano Japonés. Como otras civilizaciones exóticas, Japón llama significativamente la atención de muchas personas, al grado que el sueño de su vida es visitar esas islas alguna vez en su vida.

Un ejemplo en Honduras es la talentosa abogada Gabriela Marissa Valerio Navarro, quien labora para la corporación BBC de Londres y que, tomando unas cortas vacaciones de sus múltiples deberes, se aventuró sola por ciudades, montañas, templos y pequeñas comunidades del lejano país, donde para su sorpresa, el ciudadano común no habla ni entiende inglés, por lo que al llegar, no tenía la menor idea de cómo llegar a su hotel utilizando el eficiente transporte público de Tokyo. Salvó la situación gracias a que las relaciones interpersonales de los lugareños giran alrededor del deber, honor y obligación, conjunto de virtudes denominadas giri, concepto diametralmente opuesto al individualismo de las naciones occidentales. Para ellos, las conductas deseables y la moralidad tienen menor importancia en situaciones familiares, escolares o de amistad; pero, observan una práctica más formal frente a superiores y desconocidos.

Gabriela nos relató durante la presentación de sus Crónicas de un viaje por el Japón en un hotel capitalino el mes pasado, que al notar su desorientación, una chica japonesa de las tantas usuarias del sistema de trenes, se acercó a ofrecer ayuda, la barrera del idioma se superó con una aplicación de su celular y, al percatarse de que las direcciones que le daba no iban a ser suficiente, se olvidó de sus propios asuntos y tomó tiempo para acompañarla en los necesarios transbordos, hasta asegurarse de que llegara a salvo a su hotel. Nuestra compatriota le agradeció mencionando que esa noche fue su ángel, a lo que la chica respondió algo contrariada, negando ser un ente sobrenatural, sino alguien que solo cumplía su deber ante un visitante.

Otros relatos, resaltaron las abismales diferencias entre esta cultura oriental y la de los latinoamericanos. Recordé una anécdota relatada por un exalumno residente en Sapporo, sobre su hijo colándose en una fila y saliéndose con la suya, dice que la madre japonesa no encontraba donde esconder la cara por la vergüenza que tuvo que pasar, mientras él, muy en secreto, sintió orgullo por la “hazaña”. Algo que produjo hilaridad entre la audiencia, pero que pone en evidencia lo trastocado de nuestros valores. Como sociedad, no hemos avanzado mucho en dos siglos, ellos se levantaron del ataque con bombas atómicas en menos de 20 años.

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