Signos de crispación política y polarización deben preocuparnos

ZV
/
18 de enero de 2024
/
12:03 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Signos de crispación política y polarización deben preocuparnos

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

En Honduras, como ocurre en todo el mundo, han existido siempre situaciones de crispación política, con las famosas asonadas de violencia armada en las primeras décadas del pasado siglo veinte, aun entre facciones internas de un mismo partido político, golpes de Estado, amenazas de insurrección armada revolucionaria marxista en las décadas de los 60, 70 y 80, pese a lo cual el retorno al orden constitucional iniciado en comienzos de los años 80, y las elecciones cuatrienales, el país se ha mantenido alejado de violencia armada para hacerse del poder de la nación, sin embargo a raíz de los hechos políticos que llevaron al derrocamiento del gobierno en junio de 2008, llamado por sus ejecutores como sucesión presidencial y por los salientes como golpe de Estado, volvieron a sentirse en Honduras vientos de controversia alimentada por un elemento exógeno doctrinario del denominado “socialismo del siglo veintiuno”, surgido desde el Foro de San Pablo, Brasil, e impulsado por gobiernos de países como Venezuela y Cuba, con la formación en nuestro país del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), conformado por el Bloque Popular, militantes de organizaciones magisteriales, algunos intelectuales de izquierda y la gran mayoría de la disidencia del Partido Liberal, seguidores del expresidente José Manuel Zelaya Rosales.

Comenzamos así a vivir una época preocupante de manifestaciones públicas que muchas veces degeneraron en actos de vandalismo en calles, comercios, edificios públicos gubernamentales, municipales y peor aún en centros religiosos como la catedral capitalina, que dieron lugar a la intervención de la Policía Nacional y en algunos álgidos momentos de tropas militares, hasta que el gobierno del momento decidió permitir el regreso de José Manuel Zelaya Rosales, posibilitándole la formación legal del Partido Libertad y Refundación (Libre), y su participación en la elecciones nacionales, que en la del año 2021 dio lugar al triunfo de la hoy Presidente Constitucional de la Republica de Honduras, doña Iris Xiomara Castro Sarmiento de Zelaya, que en sus primeros dos año de ejercicio, algunos de sus altos funcionarios han mantenido permanente confrontación con sectores de la empresa privada y los partidos de oposición, clima de tensiones que ha tenido su mayor expresión en las permanentes diferencias generadas desde el Congreso Nacional, por una junta directiva surgida de hechos irregulares en su elección, y un presidente que no ha tenido la necesaria actitud de diálogo y búsqueda de consensos, con la excepción de la elección de la Corte Suprema de Justicia, pero con los enredos apresurados de un Procurador y Subprocurador de la República antes del término del mandato de los que ejercían funciones, para luego empantanarse en el caso de la elección del Fiscal General y Fiscal Adjunto del Ministerio Público, al no contar con los 86 votos de mayoría calificada, la elección de dichos cargos en carácter provisional por los miembros de la Comisión Permanente, que funciona en tiempos de receso del Congreso Nacional, y el dejar en el aire la elección de miembros del Tribunal Superior de Cuentas, del Instituto de Transparencia de Información Pública, Consejo Nacional Electoral, Tribunal de Justicia Electoral, sin sesiones por más de cuatro meses, algo no visto en el funcionamiento normal del Poder Legislativo.

En la esperanza cívica de buenos hondureños de creer en los gobiernos electos libremente por voluntad de la mayoría ciudadana, acudimos hoy a lo que se expresa en España, en el medio RTVE, precisamente por lo que allí viven en cuanto a crispación política y amplia polarización de opiniones e ideologías contrapuestas, hoy muy parecido en nuestra Honduras: sociólogos, politólogos e investigadores alertan de cómo la crispación se va “adentrando en cada poro de la sociedad”. Llaman a los políticos a “bajar el volumen” y creen que un factor importante son las “campañas constantes”, según lo relata la autora María Menéndez. Discusiones en los bares sobre política que terminan en bronca, miedo a tratar aspectos polémicos de la actualidad con amigos para no tensar encuentros que deberían ser amables, familiares que prefieren no sentarse a la mesa juntos en Navidad porque no soportan los insultos hacia un líder político, “guerras” abiertas en redes sociales e incluso líneas rojas inamovibles para no ligar en aplicaciones con alguien que tiene una ideología contraria. Está pasando y es lo que Luis Miller, sociólogo e investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC llama “crispación cotidiana”, que no es otra cosa que la traslación a nuestra vida normal y diaria de una tensión, crispación y polarización que va en aumento en la política española y que parece no tocar techo y que va “calando en cada poro de la sociedad”. “Nos estamos adentrando en un terreno peligroso y hemos dicho tantas veces que la situación de la política es excepcional que cuando es excepcional de verdad no acabamos de creerlo”, afirma a RTVE. Es Miller, que apunta a “datos preocupantes” en la sociedad española que han hecho que el CSIC esté elaborando en este momento un estudio para analizar esta crispación cotidiana que se extiende velozmente al mismo ritmo que suben los decibelios más y más en el debate político público. “Tocan la fibra emocional y los partidos obligan a una alineación total” en un bando o el contrario, sin punto intermedio posible. Como se estila decir en la exhibición de las obras cinematográficas: “Cualquier parecido de Honduras con España es pura coincidencia”.

Más de Columnistas
Lo Más Visto