El Partido Liberal del momento

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23 de enero de 2024
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12:28 am
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El Partido Liberal del momento

Rafael Delgado

El Partido Liberal es una institución política de larga tradición y de enorme potencial el día de hoy. Su membresía y simpatizantes siguen siendo numerosos, constatándose su presencia en todos los municipios del país. Contrario a otros partidos tiene una doctrina definida que le concede una identidad propia y que se ha construido para ser la plataforma política donde se identifican diversos sectores del país, uniendo incluso a personas de orígenes e ideas diferentes, cubiertos bajo los tonos conciliadores y avanzados del liberalismo social. Tampoco hay que callarlo: su historia claramente certifica graves errores que se han cometido y que jamás debieran repetirse. Pero también en la historia nacional han quedado registradas decisiones acertadas en su trayectoria como gobierno u oposición.

A grandes brochazos, esa es la oportunidad que para bien del país y del mismo partido debe aprovecharse; evitar así que una institución política de gran trascendencia siga debilitándose o desapareciendo dando lugar a algo que muy probablemente esté muy por debajo de lo que hoy tenemos. Para aprovechar esa oportunidad se requiere de un trabajo verdaderamente político con las bases liberales; de construcción de valores y principios liberales en sus candidatos, así como en sus futuros y actuales líderes; darle operatividad y dirección a sus autoridades nacionales y municipales. Es necesario elevar el nivel de las precandidaturas presidenciales liberales para que sean una verdadera contienda política donde la capacidad, el prestigio y el conocimiento de los asuntos del país prevalezcan sobre cualquier otra cosa.

El gran problema del partido es que está en malas manos. Las autoridades centrales del Partido Liberal no gozan de confianza ni respeto por parte de la gran mayoría de los liberales que ven en ellos a un grupo de personas que convertidos en autoridad partidaria maniobran, tranzan, bloquean y deciden motivados por simples cálculos personales y de grupo. Para desgracia del partido esos son los hechos. La descoordinación aparente entre el Consejo Central Ejecutivo, la bancada de diputados en el Congreso Nacional, los alcaldes liberales y los que ya buscan las candidaturas presidenciales es precisamente el resultado del ambiente poco democrático y legal. Cada quien velando por sus problemas y tratando de resolverlos a costa del Partido Liberal. Por ello cualquier llamado a disciplina no cabe en esa lógica en la que todos sí están coordinados y acostumbrados: a la búsqueda de la chamba, la impunidad y la ventaja personal que resulta indetenible a la hora de las grandes decisiones por el país.

Las alianzas no deben ser prohibidas; deben formar parte de las opciones con las que se puede hacer política en el país. Pero esas coincidencias en política deben ser transparentes, discutidas y aprobadas; deben de enmarcarse en el programa político de la institución y respetando sus principios y doctrina. En cambio, todo lo que hemos visto de las actuales autoridades y diputados es un cálculo secreto de saldar cuentas personales, de devolver favores, de obtener protección arrastrando consigo el nombre y el prestigio del Partido Liberal. Eso es lo que actualmente define si apoyan o se oponen a las decisiones de Libre. Por ello desde ya ratos son pocos los que creen en sus palabras.

Los dos últimos años para el Partido Liberal han sido muy difíciles y amenazan con seguirlo debilitando si no se corrige la dirección que han tomado los asuntos partidarios. Estimo imposible lograr una corrección con las mismas autoridades y además con las aspiraciones presidenciales desatadas ocupando los pocos espacios activos del partido. Por ello es necesario ir dándole fortaleza a las iniciativas de la base liberal que ya se forman para darle discusión, coherencia y fortaleza a la institucionalidad. Hace mucha falta la capacitación en valores y doctrina para formar sus líderes; hace mucha falta recoger las aspiraciones de la juventud, las mujeres y los sectores más vulnerables del país y devolverle su carácter democrático al partido; es necesario impulsar líderes nuevos y desligados de los compromisos con el desastre actual para que sean candidatos atractivos para un votante cada vez más harto de la política tradicional.

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