¿CÓMO HORMIGAS?

ZV
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25 de enero de 2024
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12:11 am
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¿CÓMO HORMIGAS?

AQUÍ me encontré—escribe una querida amiga—alusivo a la conversación de cierre: (“Entre la revolución y la religión—escribe Octavio Paz– la poesía es la otra voz”. “Su voz es otra porque es la voz de las pasiones y las visiones; es de otro mundo y es de este mundo, es antigua y es de hoy mismo, antigüedad sin fechas”.) Mi madre nos crio con estas frases: —mensaje de otra buena amiga– “Suerte te Dios que el saber poco te importe”, aunque “No solo hay que ser hay que parecer”. La ex magistrada: “Para el ejercicio de la libertad se requiere una conciencia y compromiso de respetar a los demás, de lo contrario se vuelve libertinaje”. Una buena amiga: “No lo quiero cansar con mis aplausos, pero, sinceramente, cada editorial suyo es una joya”. “Me encantan estos temas, usted nos eleva a otra dimensión, nos saca de contexto, nos hace olvidar el presente para sumergirnos en la reflexión, análisis y el debate”.

De la experta en esos temas: “El libre albedrío está en decidir lo que se quiere, en pensamiento y acción”. “Y hablando de lo negativo y positivo, eso fue lo que hizo Eva, allí empezó esa dualidad, que ahora sabemos que no tiene que existir lo malo al menos que uno lo decida”. Aparte de los problemas de afuera, es cosa de cómo se asimilan las cosas y se alimenta la cabeza”. La madre que comparte los editoriales con su nieta y le pide opinión: “Me pareció excelente, te diría que es uno de los editoriales que más me ha gustado, seguido de Invictus”. “Me gustó la mención de varios filósofos; estoy familiarizada con sus escritos y teorías, principalmente Nietzsche, Hobbes y Sartre”. “El libre albedrío es un tema discutido bastante en la filosofía y sus puntos difieren dependiendo del filósofo que los expone, si bien no me considero existencialista, ni mucho menos nihilista, me gusta y he leído sobre las opiniones de Nietzsche”. “La búsqueda del poder, siendo este “poder” la realización de metas y lo que conocemos comúnmente como auto superación”. “Es algo que aspiro, y me parece que como Nietzsche ha expuesto, no es la búsqueda de felicidad per se, sino la realización de metas que consigo llevan a la felicidad”. “Siempre he creído que somos dueños de nuestro destino (como aclama Invictus) y es una mentalidad que permite a no convalecer de lo que nos pasa si no a remontar en creces el futuro por delante; sin embargo, también acepto qué hay fuerzas mayores que no se pueden cambiar y aceptarlas es esencial para la búsqueda y cumplimiento de los sueños”. “Si bien debo recordar a Dios en toda esta ecuación, es curioso cómo, aunque pensamos tener el mundo en nuestras manos, somo como hormigas en el universo”. Por eso trato de aplicar el estoicismo en mi vida diaria”. (Sobre los temas abordados, ilustración de Winston y el Sisimite. Las raíces de las ideas liberales están en el pensamiento de John Locke, Montesquieu y Rousseau, que en materia de derechos exaltan la importancia de la libertad individual–que preserva la integridad personal– y en el gobierno la separación de poderes. O como diría Voltaire sobre la gracia de creer: “Si Dios no existiera habría necesidad de inventarlo”.)

(Platicábamos—entra el Sisimite– con el mariscal del colectivo, que los filósofos griegos, como Platón y Aristóteles, sentaron las bases de la filosofía occidental. El pensamiento de los franceses, entre ellos, Descartes y Rousseau, un aporte a la modernidad. Los alemanes, por ejemplo, Kant y Hegel, al idealismo y al pensamiento global. La filosofía analítica es influenciada por los ingleses, como Locke y Hume. -Sin embargo—interrumpe Winston—antes de Kant, la doctrina sobre la causa y efecto partía de la noción que Dios era la causa original que explicaba todos los efectos. Podría decirse, entonces, que hay un punto de inflexión a partir de “La Crítica de la razón pura” del alemán Immanuel Kant, ya que la discusión anterior, principalmente en términos metafísicos, toma un enfoque en la epistemología—estudio del conocimiento científico– y la crítica de la razón, aproximando la unión entre el empirismo y el racionalismo. Kant sostenía que “la existencia de Dios no puede ser negada”, pero aborda la creencia desde una perspectiva epistemológica, ello es, que “Dios es una necesidad práctica de la razón moral, que no puede ser ni probada ni refutada de manera puramente racional”. Kant cambia las nociones de la causa y efecto reconociendo la imposibilidad “de conocer el mundo tal como es” y solo posible “a través de categorías y formas a priori de nuestra mente”. La causalidad, no es algo inherente al mundo–la razón tienen sus limitaciones—por ende, es cosa que aplicamos a nuestras experiencias. -A propósito de esa inquina de aquel que dijimos—interrumpe el Sisimite—de alucinar, a lo Goebbels, con falacias, Kant dejó una sentencia lapidaria: “El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”. “Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”.)

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