CONTRACORRIENTE: Crear, ¿otra vez, al PL?

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26 de enero de 2024
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CONTRACORRIENTE: Crear, ¿otra vez, al PL?

Por: Juan Ramón Martínez

El Partido Liberal, es el más fracturado de la historia. No solo por su antigüedad. También por estar formado por un sector, muy afectado por el individualismo, alimentado por la Ilustración y la Revolución Francesa. La primera división se produjo a finales del siglo XIX. Policarpo Bonilla, al concluir su mandato, escogió para sucederle a Terencio Sierra, en vez de su lugarteniente más fiel, Manuel Bonilla. Aunque Sierra, ofreció -y Manuel Bonilla le creyó- que respetaría la Constitución y le daría oportunidades, en 1902, escogió a Juan Ángel Arias, dividiendo al Partido Liberal. Manuel Bonilla, se presentó a las elecciones. Por primera vez, concurrieron dos candidatos. Y por lo inusual, encontró sin experiencia a la clase política, provocando la guerra de 1903, que concluyó cuando Sierra perdió la batalla del Aceituno. Y, tuvo que huir apurado, a Nicaragua.

Frente a las tesis de Manuel Bonilla, liberal moderado que predicaba la operación y funcionamiento de gobiernos de carácter nacional, -con la participación de los mejores talentos en la administración pública-; Policarpo Bonilla, sostenía que el único gobierno lógico y justificado, era el de partido. Esta discusión, y otros hechos dolorosos, provocaron el golpe de Estado de 1904, en que Manuel Bonilla, cerró el Congreso; y, encarceló a los diputados opositores.

Al regresar Manuel Bonilla al poder, después de perderlo en 1907, -coaligado con el gobierno de El Salvador-, y derrotado por la superioridad del régimen nicaragüense de Santos Zelaya, que apoyaba el regreso de los liberales intransigentes de Policarpo Bonilla al poder; Francisco Bertrand su vicepresidente que se había reelegido ilegalmente, apoyado por Policarpo Bonilla, el campeón liberal de la anti reelección, no pudo dominar al sistema, marcado por el bipartidismo, cuando quiso imponer a Nazario Soriano, su concuño. Y, provocó la guerra civil de 1919. Rafael López Gutiérrez, liberal, viejo, achacoso e incompetente, encabezó el gobierno más nepótico de toda la historia, ahora superado por el de Xiomara Castro. Los liberales intransigentes, precipitaron al país, en la guerra civil de 1924. Antes, en el proceso electoral de 1923, Policarpo Bonilla, había dividido al Partido Liberal que, fue a las elecciones fragmentado, permitiéndole al nuevo caudillo Tiburcio Carías Andino, ganar las elecciones, aunque sin lograr la mayoría absoluta requerida. Carías Andino, curtido guerrero liberal, había dejado el liberalismo, “policarpista”, para erigirse en el caudillo que reclamaban los grupos conservadores. Durante 25 años, impidió que los liberales, regresaran al poder.

Desde 1957, el Partido Liberal ha seguido convulsionando. Frente a Villeda, se erigió Roque J. Rivera y su liberalismo ortodoxo; sin ninguna carburación. Izquierda liberal y “rodismo”, lo dividirían, perdiendo las elecciones, frente a López Arellano en 1965. Los liberales que traicionaron al PL, fueron “expulsados”. Entre ellos, Suazo Córdova, Alvarado Puerto, Santos Lozano. En 2008, “Mel” Zelaya en un desvarió socialista rural y ganadero renegó, del liberalismo que lo hizo presidente; e impidió que su excorreligionario Elvin Santos, ganara las elecciones de 2010. El Partido Liberal, nunca ha expulsado a Zelaya Rosales, cosa que no deja de llamar la atención. No por la efectividad, sino por el simbolismo que tiene, en el imaginario liberal.

Ahora, el Partido Liberal, fracturado -sin liderazgo, huérfano de ilusiones; manejado por oportunistas, tránsfugas, conservadores y enemigos del liberalismo del siglo XXI- parece precipitarse en el vacío. Otra vez, se habla de expulsar a los diputados que se han entregado a Libre, votando por sus posturas en abierta desobediencia con las órdenes de las autoridades del Central Ejecutivo. Un minúsculo alcalde, se ha proclamado seguidor de la candidata de Libre; un expresidente, pregona diariamente su apoyo al “zelayismo”, con todo y el rechazo de los liberales de abajo que, resienten tal conducta; ejemplifican la tragedia liberal.

Una orden se da, anticipando su segura obediencia. En esta hora, expulsar liberales no tendrá valor alguno. Se rumora que el Central Ejecutivo, someterá a cinco a medidas disciplinarias; y que, solo expulsará a cuatro. Es decir, que es un espectáculo para las graderías, para dejar que el PL, se destruya; y, sea sustituido por Libre que, parece ser el objetivo de los sepultureros liberales. Expulsar a liberales no resolverá los problemas. De lo que se trata es de entender que el liberalismo actual, no es tal; y que hace falta, volver a las fuentes. Y crear, otra vez, al “nuevo” Partido Liberal.

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