¿DEMASIADO TARDE?

MA
/
31 de enero de 2024
/
01:01 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
¿DEMASIADO TARDE?

“RECUERDO que la frase –mensaje de un buen amigo– “vender chicharrones en un país de jochos”, se la escuché la primera vez a un finado compañero que había estudiado en Brasil”. “Es cierto eso”. “Es que el arte y la cultura en nuestro país se ve como un producto intangible”. “Es lógico si aquí no hay cultura para eso”. “La gente se enfoca en el día a día”. “Los pocos que viajan, cuando lo hacen, es a pavimentar los “moles” de Miami; a mal gastar”. “A nadie se le ocurre visitar centros históricos o galerías de arte”. “A ver qué pescan”. Alude a esta conversación de cierre: (¿Y vos crees –entra el Sisimite– que toda esta selección de poesía, literatura, y ejercicios de filosofía ofrecida al colectivo, sea como vender chicharrones? -Haría falta la yuca –interviene Winston– para que sea yuca con chicharrones. -Sin olvidar el monte –interrumpe el Sisimite– y la salsita que la embadurnan arriba. ¿Y ese comentario de la amiga sobre el poema de JLB en “flow” con el “zeitgeist” hondureño, qué impresión te causa? -Se refiere –ahonda Winston– al espíritu de nuestro tiempo, al humor de una etapa específica, determinada por las ideas y creencias del momento. El término deriva del alemán (Geist), “el espíritu” y (Zeit) del tiempo. En otras palabras, el clima intelectual y cultura de la era).

Por aclamación el colectivo pide repetir el siguiente poema del escritor brasileño Mário Raul de Morais Andrade, “Mi alma tiene prisa”: “Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora”. “Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente”. “Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada”. “Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido”. “Mi tiempo es escaso como para discutir títulos”. “Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…”. “Sin muchos dulces en el paquete…”. “Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana”. “Que sepa reír de sus errores”. “Que no se envanezca, con sus triunfos”. “Que no se considere electa antes de la hora”. “Que no huya de sus responsabilidades”. “Que defienda la dignidad humana”. “Y que desee tan solo andar del lado de la verdad y la honradez”. “Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena”. “Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…”. “Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma”. “Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar”. “Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…”. “Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido”. “Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia”. “Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que solo tienes una”.

(¿Qué pensás –entra el Sisimite– del alma que tiene prisa? -Si de eso tratara la prisa del alma –responde Winston– sería extraordinario. De vivir la vida, no de prisa, sino pausada, serenamente, dando importancia a la esencia de las cosas que valen la pena, no a lo superficial, a la guasa, a la changoneta, a la minucia, a la vulgaridad, al disparate, al basural que se transmite, a lo que dedican tanto tiempo tantos majes ahora. -Bonito eso –interrumpe el Sisimite– que tenemos dos vidas, y la segunda comienza cuando te das cuenta que solo tienes una”. -Pues cuando la mayoría se da cuenta –solloza Winston– tristemente es demasiado tarde. Creen tener más vidas que un gato, y cuando les cae el veinte y que solo tienen una y se avientan a recuperar lo que perdieron, creen que, como el gato, van a caer parados y se desploman despanzurrados).

Más de Editorial
Lo Más Visto