CONTRACORRIENTE: Xiomara, dos años después (2/3)

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2 de febrero de 2024
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CONTRACORRIENTE: Xiomara, dos años después (2/3)

Por: Juan Ramón Martínez

La apuesta por “refundar a Honduras”, -en verdad “rebelión” oral contra Estados Unidos-, tuvo poco en cuenta las debilidades nacionales, las visiones de la población en el corto plazo; y las falencias de un Estado en descomposición. Prevaleció más el fin: llamar la atención del “padre distante”, que la fuerza del “hijo” que escoge la libertad. Por ello, en vez de explorar la creatividad teórica hondureña, se echó manos de la experiencia de Fidel Castro, la conducta de Chávez, y, las rabietas de Maduro. Así, aunque Estados Unidos entro en el aro y respondió muy favorablemente, el gobierno de Libre, rompió prematuramente con Taiwán, rechazó la invitación a la Cumbre de California; y, se embarcó en un discurso antiimperialista, pasado de moda, aunque estridente entre subdesarrollados académicos esclerotizados. El chantaje, que Estados Unidos entendió bien -porque lo había manejado con la Cuba castrista de los sesenta del siglo XX- no dio los resultados esperados. Porque, además, la corrida hacia la derecha de los regímenes latinoamericanos, redujo los espacios para el populismo tardío, enarbolado por un dirigente de segunda fila como “Mel” Zelaya. Y, provocó escasos resultados. Bukele, fue más exitoso. Desde resultados internos, proclamo independencia. Libre, con una política exterior quejosa, infantil y olorosa a orines, no logró resultados internos. Al final, China fue un espejismo; los Estados Unidos no encajaron el chantaje; y, Honduras no levantó cabeza. Al final, dentro de un realismo irreparable, el gobierno de Libre ha entendido su equivocación. Por ello, regresó a Washington, con la cola entre las piernas. USA, ha canalizado fondos por medio de la empresa privada y neutralizado los resultados que, había esperado el gobierno de Libre.

La aventura “antiimperialista”, ha tenido un alto costo. La idealización del “modelo cubano”, el discurso antiempresarial; y, el rechazo a legislaciones del gobierno anterior para atraer inversión extranjera, ha ahuyentado al capitalismo internacional. La inversión se ha reducido. El empleo ha sido insuficiente para la demanda de una población en intenso crecimiento; y el clima de inseguridad que acompaña estos escenarios, ha hecho crisis en estos dos años. Porque la falla es que el gobierno de Libre, no ha modificado la tendencia a la caída que sufría la economía nacional, al final del gobierno de JOH. Incluso, en áreas que nadie se había atrevido a tocar. El gobierno de Libre, ha usado las reservas para cumplir compromisos con sabor subterráneo, lanzando un mensaje en que los inversores, terminaron preocupados por la integridad y movilidad de sus utilidades. Una leve corrida de dólares al exterior, no ha sido suficientemente valorada por un régimen que, todavía se regodea del sonido de su discurso estridente, sin verificar la calidad de los resultados.

El régimen confía mucho en los valores de su discurso y su visión de la imagen caprichosa de la realidad que manejan los hondureños. Creen desde un voluntarismo inocente, que la población se sacrificara para que ellos hagan la “revolución”, esperando el final de las calendas, beneficios extraordinarios. Creen que basta la distribución de subsidios, para disimular la crisis de desempleo e inseguridad que afecta el tejido social. La corriente migratoria hacia Estados Unidos, no es vista como una indicación de la alta temperatura de la frágil sociedad enferma. Y tampoco consideran que el delito -de alguna manera- es la señal que el sistema político ha reducido los espacios para que los particulares, resuelvan legalmente, sus problemas existenciales. Incluso, se engañan pretendiendo maquillar los índices de la pobreza, negando que la miseria ha aumentado anormalmente. Y que incluso, lo peor, el grado de esperanza en el futuro se ha reducido bruscamente. El gobierno de Libre cree que, tiene todo el tiempo del mundo -dos años de este periodo y todos los años que imaginan que seguirán en el ejecutivo- mientras el pueblo, siente que el tiempo, se ha terminado.

Angustia, además, que el sistema hospitalario no haya sido reformado. No han podido trasmitirle a la población el mensaje que, aunque todo se derrumbe, el sistema hospitalario proveerá medios para defender la salud colectiva. El pueblo sabe que no hay medicinas; la atención hospitalaria es ofensiva. Confirmando que Libre, ha desaprovechado la oportunidad. En vez de aumentar la independencia, aprovechando las circunstancias, ha creído que basta el discurso antiimperialista que, no aplauden los hondureños. Levantando sombreros estropeados.

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