¡La araña, el hombre y el ignaro!

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2 de febrero de 2024
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12:02 am
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¡La araña, el hombre y el ignaro!

Por: Gustavo Adolfo Milla Bermúdez*

Detengámonos a examinar la vida social de un grupo de arañas. Como elementos biológicos en ellas hay una manifestación vital, se alimentan para sobrevivir realizando todos los actos necesarios para alcanzar su objeto; se reproducen en sus relaciones mutuas; tienen una organización adecuada a su propia naturaleza que les permite defenderse de ataques exteriores e interiores, en una palabra, es un todo vital relacionado con el medio ambiente.

Esta red de la tela de araña tiene un objetivo y es no solo la forma del espacio material de su propia existencia, sino también aprisionar a los insectos que necesita para alimentarse.

¿Quién enseña a la araña a realizar ese trabajo tan complicado y que requiere tantas disposiciones para hacerlo? Digamos que es instintivo, que se deriva de su propia naturaleza y que todavía hay un mundo de relaciones en las sociedades animales que el espíritu humano es incapaz de descifrar.

El hombre también produce elemento para su vivir, no expele un líquido para hacer hilos de araña, pero construye algo más valioso que son producciones intelectuales.

Si el ser humano no tuviera inteligencia viviría como cualquier organismo biológico sometido a las leyes inexorables del mundo exterior, sin reacciones de ninguna especie. El hombre es un creador de unidad o símbolos espirituales como el concepto o el juicio.

“Solo la ciencia da a la humanidad, eso sin lo cual esta no puede vivir un símbolo y una ley”, el símbolo libera cuando es fuente espiritual para explayar el espíritu por los suaves caminos de la intuición. La ley nos protege y nos da una garantía aparente de que no se dañará o por lo menos ofenderá. Muchas veces es una falsa solución a un problema inmediato que una generación pretende ofrecer a otra.

En todas las épocas el hombre nace encadenado a los mismos prejuicios y tramas que la sociedad ha inventado, con el pretexto de proteger o de amparar la vida social. Se dijo que el hombre a semejanza de Dios, mas no creemos que un ser imperfecto como el hombre, pueda ser igual a él en ningún sentido. Es la imperfección humana la que ha engendrado la autodefensa social, pero esta se ha llevado más allá de lo necesario y queriendo liberar al hombre lo ha encadenado todos los días y todas las horas, en todos los tiempos, ayer, y hoy y lo seguirá encadenado más y más porque los sistemas que tratan de liberar al hombre en nuestros días, forjan cadenas más pesadas que las anteriores. El hombre no ha perdido el sentido de sacrificio, es la sociedad que lo abruma.

Con frecuencia nos hemos valido del ejemplo de la araña y de la tela de araña para explicar en un símil la relación que existe entre el elemento que crea y lo es creado.

Pero no hay que olvidar que la inteligencia humana es poderosa, penetrante, creadora. Por ejemplo, él crea normas jurídicas que son a manera de la red de la araña, y con ellas construye el Estado. Una red sin costuras hemos dicho, que sabemos que existen porque la memoria, la escritura, nos permiten tener a la mano su contenido.

En muchos aspectos la sociedad humana y la sociedad de las otras especies coinciden. Más varía en que el hombre crea otros mundos además de los materiales que le rodean.

Platón afirmó en el libro cuarto de la República que la justicia es una virtud que mantiene a cada uno en los límites del deber. Los abogados repetimos proverbialmente el concepto de Ulpiano que considera a la justicia como la voluntad constante y perpetua de dar a cada quien su derecho.

Comprender al hombre ignaro es como un fragmento de la humanidad porque pertenece a la sociedad y hay que soportarlo, pero a la vez es peligroso por ser una dualidad y es fatal. Hay que temerlo al mismo tiempo. En esa trivialidad está el secreto de lo humano. Por ejemplo, en el caso del “asesor” presidencial que se abrogo del poder y dicta toda clase de resoluciones en la administración pública. A la Presidenta Xiomara cada vez que expresa un discurso mal redactado la hacen parecer una neófita. Eso no puede ser. “¡Reflexionen!”.

*Lic. en Economía Política.

E-mail: [email protected]

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