Líderes y caudillos en la ocupación política
¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?
Por: Oscar Armando Valladares
En toda actividad -económica, política, religiosa, militar, cultural- resalta la ascendencia histórica de figuras, de personas decisorias, las cuales por circunstancias y factores alineados han repercutido -en mala o buena lid- en los destinos de los pueblos. Siempre ha sido así y no hay por qué no esperar protagonismos parecidos en el campo del dominio capitalista y en el campo inclinado al socialismo. El precursor, el profeta, el ideólogo, el héroe, el cacique, el caudillo, el líder, cada cual ha jugado su tarea, su aventura, inclusive en los relatos bíblico/legendarios: Abraham y Moisés, patriarcas de la iracunda Israel; Aquiles, Héctor, Ulises, Ayax, Penélope, Menelao, seres figurados de la Ilíada y la Odisea.
Jerarcas, dirigentes y caudillos políticos forman legión aparte, aunque un buen número hizo uso de las armas, como fueron los casos de Guillermo I, rey de Inglaterra; Napoleón, emperador francés; Bolívar, presidente de la Gran Colombia; Morazán, gobernante de Centroamérica; Mao, Fidel, el “Che”, luchadores de izquierda; Batista, Trujillo, Somoza (padre), Carías, Pinochet, mandamases latinoamericanos…
De la historia propiamente hondureña figuran aquellos que, en su tiempo, pisaron la arena del conservatismo y el liberalismo, afanados en la toma del poder tanto armada como electoral. Son “botones” de muestra: Francisco Ferrera, Juan Lindo, José Trinidad Cabañas, José María Medina, Celeo Arias, Ponciano Leiva, Marco Aurelio Soto, Luis Bográn, Policarpo Bonilla, Domingo Vásquez, Manuel Bonilla, Terencio Sierra, Juan Ángel Arias, Miguel R. Dávila, Francisco Bertrand, Rafael López Gutiérrez, Vicente Tosta, Miguel Paz Baraona, Vicente Mejía Colindres, Julio Lozano Díaz, Juan Manuel Gálvez, Ramón Villeda Morales, Oswaldo López Arellano, Policarpo Paz García, Roberto Suazo Córdova, José Simón Azcona, Rafael Leonardo Callejas, Carlos Roberto Reina, Carlos Flores Facussé, Manuel Zelaya Rosales, Porfirio Lobo Sosa, Juan Orlando Hernández. La creación de una nueva organización política, el Partido Libertad y Refundación (Libre), propició la llegada al mando presidencial de una lideresa por vez primera: Xiomara Castro Sarmiento.
Figuras hubo que tuvieron cierto auge político, a despecho de lo cual no les fue dado gobernar el país. Ahí están: Ángel Zúñiga Huete, Ricardo Zúniga Agustinus, Jorge Bueso Arias, Nora de Melgar Castro, Jaime Rosenthal Oliva, Rafael Pineda Ponce, Jorge Arturo Reina, Oswaldo Ramos Soto y, por ese camino, Salvador Nasralla. En cambio, vale subrayar la trayectoria recorrida por dos de las personas nombradas: en el Partido Nacional, Hernández Alvarado (JOH) en Libre, Zelaya Rosales (“Mel”). Infortunadamente para su partido y su clan familiar, el último hombre fuerte del nacionalismo, después de un ascenso vertiginosos, aguarda tras los barrotes el final de un veredicto al parecer de “no inocencia”, por haberse “en tanto mal precipitado”, como diría Félix López de Vega.
Y si bien los liderazgos declinan y requieren de relevos saludables, ello es a su turno, al margen de fuerzas externas interesadas en dividir y aprovechar cualquier fisura. El relevo de Zelaya -como líder histórico de Libre- tendrá que darse necesariamente, sin arrebatos ni conexiones de orden foráneo como parece ser la intensión de “presidenciables” que maniobran en la periferia del partido.
A dos años del evento comicial, escasean liderazgos renovadores, particularmente en el escenario liberal, aunque se habla -como se habla- de una candidatura evangélica en la persona de Napoleón Maldonado. En la bandería azul, después de tres gobiernos de extremada corruptela, continuará por lo visto la candidatura de “Papi a la Orden”, mientras “Que hubo Chano” bota la casaca cachureca y se lanza hacia un “cambio” por el estilo de Milei. En intrépida perspectiva, Libre adelanta la propuesta de una opción femenina con Rixi Romana Moncada Godoy, bajo el respaldo de hombres y mujeres que armaron en las calles el Frente Nacional de Resistencia Popular. El 27 de enero los refundadores mostraron que conservan su liderazgo y robustez.
