¿DISFRAZADA?

ZV
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3 de febrero de 2024
/
12:37 am
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¿DISFRAZADA?

VARIAS contribuciones del colectivo alusivas a este fragmento del editorial: (Kundera: “La brevedad de la vida, algo que el ser humano no termina de entender; la vida misma incomprensible y un lienzo que hay que pintar cada día”. Tal vez se asemeja a lo que Kafka dice: “Me avergoncé de mí mismo cuando me di cuenta que la vida era una fiesta de disfraces; y yo asistía con mi rostro real”). Mandan del colectivo: “Cuenta la leyenda, que un día la verdad y la mentira se cruzaron”. -“Buen día, dijo la mentira”. -“Buenos días, contestó la verdad”. -“Hermoso día, dijo la mentira”. “Entonces, la verdad se asomó para ver si era cierto”. “Lo era”. -“Hermoso día, dijo entonces la verdad”. -“Aún más hermoso está el lago, dijo la mentira”. “Entonces la verdad miró hacia el lago y vio que la mentira decía la verdad y asintió”.

“Corrió la mentira hacia el agua –continúa el cuento– y dijo: -El agua está aún más rica; nademos”. “La verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba sabrosa y confió en la mentira”. “Ambas se desvistieron, se sacaron las ropas y nadaron tranquilas”. “Al rato salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdad y se fue”. “La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, comenzó a caminar sin ropa y todos se horrorizaban al verla”. “¿Será que, por ello, aún hoy en día, se prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdad y no la verdad al desnudo?”. (Fin del cuento). La amiga doctora: Se me viene a la mente una frase de José Saramago: “Los males que actualmente estamos sufriendo son independientes de las ideologías”. “Hay una crisis, una suerte de olvido de la conciencia moral que ha contaminado todo”. “Quizás con lo recetado por las pildoritas se curen algunos, aunque como ciertos pacientes no siguen las instrucciones, el mal que les aqueja seguirá imparable e incurable”. “La vida sigue llena de incultura y sin muestras de sanidad”. Una buena amiga: Por si no saben –nos decía mi mamá– su bisabuelo don Rómulo, tenía un dicho perfecto para estos casos: “Fijate Fidelia que vengo del parque y fulano no me saludó; ¡qué raro!”. “Yo nunca le he hecho un favor”. Alusivo al siguiente cierre: (¿Y qué concepto tenés –pregunta el Sisimite– de la ingratitud? -“Quien usa beneficios con un ingrato –como diría Calderón de la Barca, responde Winston– lo que siembra en finezas, coge en agravios”). “En esta escaramuza contra los zopilotes –mensaje de un fundador del colectivo– creo que ya se ganó esta batalla”. Ya que está citando a Calderón de la Barca, un consejo con un gran mensaje de humildad: “Vencer y perdonar, es vencer dos veces”. “Gracias por el café terapéutico de esta mañana”.

(¿Qué decís –entra el Sisimite– de la recomendación que nos dan? -Sí, buen consejo –asiente Winston– si fuera que olvidando los agravios termina la cosa. Pero, esas son aves necias que regresan por más que uno las espanta. -Ni modo –interrumpe el Sisimite– hay que mantenerse en prudente expectativa. -“Querés ver un vivo afligido –Winston con la frase de su mamá– ponele un tonto al lado”. -Pasamos a fe de erratas –interviene el Sisimite– manda a decir una amiga que ella es periodista no abogada, como le acreditaron su última participación. -Avisale que dé el asunto por aclarado –interviene Winston– si cuesta hilvanar tanto hilo del ovillo, enlazando contenido y mensajes del colectivo en el editorial, a veces –como en la UNAH– se dan títulos a la garduña. -Entendido –tercia el Sisimite– cualquiera se equivoca. Lo inaceptable es la ingratitud como la mentira disfrazada de verdad).

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