Por: Mario E. Fumero
Actualmente el gobierno federal presidido por el presidente Biden se enfrenta a una rebelión de algunos estados norteamericanos que se oponen a su política de frontera abierta a la inmigración ilegal, Y el asunto puede convertirse en una situación tan grave que pueda haber una división que debilite la sólida democracia norteamericana.
Todo comenzó cuando el pasado miércoles 24 de enero del presente año, cuando las autoridades de Texas se enfrentaron a una avalancha de inmigrantes ilegales que querían penetrar en Texas y el gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, declaró el estado de emergencia en la totalidad del territorio, debido a la crisis migratoria que se desarrolla en la frontera sur de los Estados Unidos por la política protectora migratoria del presidente Biden.
Esta situación ha creado una confrontación entre las autoridades de Texas con el gobierno federal ya que se declaró en desacato hacia los requerimientos del gobierno de Joe Biden, rechazando reiterados pedidos por parte de la Casa Blanca de terminar emprendida para frenar la inmigración ilegal en ese estado sureño, y la oposición del gobernador de no permitir derrumbar el muro de Trump y sacar los alambres de púas que se colocó en los segmentos donde el muro quedó incompleto En el río que divide Estados Unidos de México.
Esta confrontación abierta entre Texas y el gobierno federal crea una situación bastante conflictiva ya que se oponen abiertamente a la orden emitida por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, comandado por Alejandro Mayorkas, el cual ordenaba al estado el permitir el ingreso de inmigrante, así como el envío de una fuerza federal al Parque Shelby a la cual se opuso el gobernador. Mientras el ministro de Justicia de Texas, Paxton aclaró el pasado jueves que el estado de Texas no tiene intenciones de cumplir con los plazos que la administración federal le otorgó. El antecedente más cercano a la actual situación se dio en el año 2012, cuando la Corte Suprema también falló a favor del gobierno federal en contra del estado de Arizona, por un caso que muestra bastante similitud al presente, en el cual las fuerzas estatales tomaron poder frente a la descalabrada migración en la frontera sur.
Actualmente la división entre algunos estados de la unión norteamericana con el gobierno central se hacen evidente creando una crisis interna bastante delicada, ya que la decisión tomada por el estado de Texas de frenar la inmigración ilegal ha encontrado apoyo en más de 25 estados de la unión norteamericana, figurando entre ellos los estados de Alabama, Alaska, Arkansas, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Louisiana, Mississippi, Missouri, Montana, Nebraska, Nevada, New Hampshire, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee, Utah, Virginia, West Virginia y Wyoming. También han mostrado su apoyo a las acciones tomadas por el gobierno texano, el senador de Louisiana y candidato a presidente de forma independiente, John Kennedy, quien aseguró que Texas está en lo correcto con las acciones tomadas y atacó al gobierno de Biden en su fracaso de proteger al pueblo estadounidense de la invasión que se produjo a través de la frontera sur.
Este caótico panorama dentro de las relaciones de los gobiernos estatales, con el gobierno federal, hacen que las próximas elecciones norteamericana marquen una importancia tremenda en el futuro de esta nación, que como está ocurriendo también en Europa, está siendo invadida de forma descontrolada, por una migración lo cual rompe todas las normas jurídicas establecidas, y pueden causar un daño irreparable a las economías de este país. No cabe duda de que estos países necesitan una migración ordenada, para poder suplir la falta de mano de obra joven, debido al pobre crecimiento poblacional originado por las políticas de control de natalidad y aborto que se han implementado en los últimos 40 años.
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