¿LA PAGA?

ZV
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5 de febrero de 2024
/
12:20 am
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¿LA PAGA?

OTRA gran pieza –mensaje de la buena amiga– de tejido multicromático”. Alusivo al cierre: (Pasamos a fe de erratas –interviene el Sisimite– manda a decir una amiga que ella es periodista no abogada, como le acreditaron su última participación. -Avísale que dé el asunto por aclarado –interviene Winston– si cuesta hilvanar tanto hilo del ovillo, enlazando contenido y mensajes del colectivo en el editorial, a veces –como en la UNAH–se dan títulos a la garduña. -Entendido –tercia el Sisimite–cualquiera se equivoca. Lo inaceptable es la ingratitud como la mentira disfrazada de verdad). El amigo del Think-tank: “Aceptar un favor de un amigo es hacerle otro”, murmuraba mi abuelo, recordando las palabras de Collins, aunque -estoy seguro- sospechaba que algunos amigos eran como bancos, siempre esperando altos intereses”.

“Encantada con este editorial –una amiga abogada– que me trajo otra vez ese poema tan hermoso de Borges”. “Realmente es necesaria una recopilación de todo lo que logra usted con cada uno y así dejarlos plasmados para que se puedan disfrutar”. “No son como otros editoriales, son hermosas demostraciones de cultura, que nos alegran el día”. “En esta época, cargada de prisas y cosas insignificantes, cada vez practicamos menos ese hermoso y gran sentimiento que es la gratitud, que hace que podamos vivir de la forma más bella nuestro existir”. “Estar satisfechos con lo que tenemos, con las personas que nos rodean, las experiencias que nos llenan y nos ayudan a ser mejores día a día; la alegría y la confianza de que somos capaces de lograr lo que queremos y no se trata de poder o riquezas sino de lo que llena nuestro espíritu, actitud que mejora también a las personas que nos rodean”. (Esta vez –entra el Sisimite– la nieta manda su homilía; leela vos. Ni modo, me toca –suspira Winston– acá va: “Uno hace las cosas de la bondad del corazón, no espera nada a cambio, más que la amistad de la persona”. “Siempre hay que extender la mano al buen amigo. La mano del bien, que nace porque ve el bien en el otro”. “Pero la ingratitud es sempiterna”. “Muchos no agradecen; rápido se olvidan”. “Es triste; tengo 25 años y lo he visto tantas veces”. “Si uno ayuda a alguien lo menos que se espera es bondad de sus corazones”. “Gracias a Dios a mí me criaron bien, me enseñaron que los amigos son para siempre; que uno no ve de arriba hacia abajo a nadie, al menos que sea para ayudarlo a levantarse”. “Sin que la mano derecha sepa lo que hizo la izquierda”. “Sin embargo, pareciera que a mucha gente le gusta que la traten mal (costumbre, quizás, o es lo que conocen), no valoran el bien, lo ven de menos, como si uno siempre va a estar ahí para ellos”. “Aquí esta gente, difícil explicar todo lo linda que he sido”. “Y no tienen problema de aceptar mi ayuda, mi aprecio, mis regalos”. “Pero no se les antoja ser recíprocos en la consideración, acaso, siquiera, considerar como sus acciones me afectan”. “A cualquiera cansa”.

“Agrego –sigue leyendo Winston, la misiva de la nieta– la gente se queja que los tiempos y los valores han cambiado”. “Lo amargo del trato, lo tóxico del ambiente, que ya nadie cree en nadie o en nada; pero ellos mismos son los que atizan la vorágine”. “Crean y fomentan las mismas actitudes de desconfianza que reprochan, que nos empobrecen como comunidad, como sociedad y como pueblo”. “Si se aspira a algo mejor, hay que empezar dando el ejemplo”. “Inalterable, pese al poco valor que otros demuestren por lo valioso que reciben, yo seguiré –sola, de ser necesario, aunque reconozco que igual hay otros, entre muchos que me rodean– confiando, dando mi corazón, lealtad y lo mejor de mí”. “Doy gracias a mi familia por enseñarme que se enseña dando el ejemplo; aunque no seamos perfectos, con ser honesto y tener bondad en el corazón, con voluntad de crecer como personas día a día, uno puede mejorarse a uno mismo al igual que al mundo”. Ese es el camino que reaviva la fe, pese al daño recibido. (Amen) –“Al que da mal por bien –el Sisimite con una cita bíblica– el mal no se apartará de su casa”. -Pues sí –suspira Winston– “mal paga el diablo a quien bien le sirve”).

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