¿CON TU TINTA?

ZV
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8 de febrero de 2024
/
12:35 am
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¿CON TU TINTA?

“-MAMI –escribe la nenita– dile al ingeniero que hoy se mira mi luna favorita”. -“¿En serio? –le pregunta sorprendida la mamá– hoy no está llena, creo que es cuarto menguante”. -“Sí, esa es mi favorita –responde la niña– porque está sonriente”. (Sin duda –moraleja de la mamá– cuando las cosas se ven a través de los ojos de un niño, se ve su mejor lado). Comentario de un buen amigo: “Los relatos de escritores como Wilde son para todos los tiempos”. (Final del cuento: “-Mi bella princesa, vuestro divertido Enanito no volverá a bailar más. Es lástima, porque es tan feo, que pudo haber hecho sonreír al rey. Pero ¿por qué no ha de bailar más? -preguntó la infanta riendo. -Porque se le ha roto el corazón -respondió el chambelán. Y la infanta frunció el ceño, y sus finos labios de rosa se plegaron con desdén. -En adelante, que los que vengan a jugar conmigo no tengan corazón -exclamó”). La exmagistrada amiga: “Tremendo cuento”. “Trajo a mi memoria, de forma instantánea, la frase: “ponerse el corazón en la mano”, que algunos entienden cuando una persona ayuda a alguien, o le expresa un sentimiento, con sinceridad y desprendimiento, lleno de compasión”. “Pareciera que el tocarlo es lo único que nos recuerda que tenemos uno y que los demás también lo tienen y que palpita, vibra y siente”.

“Increíble la madurez de Sofía, su nieta –escribe otra buena amiga– a quien conocí de muy pequeña a través de Lizzie; era inquieta y vivaz, y muy inteligente”. “Nadie, mejor que yo, conoce de su disposición extrema a ayudarle a los amigos”. “Usted es de los pocos amigos que cuando está en sus manos ayudar lo hace hasta la saciedad”. “Y sí, hay muchas personas ingratas que se les olvida y no conocen el agradecimiento”. Un amigo funcionario internacional: “Buen mensaje, presidente, me encantan los sauces llorones”. Otro amigo: “La gratitud es una actitud inducida no adquirida”. “Me gustó lo de poner a la par al sauce llorón con el roble”. Alusivo a estos párrafos: “La fortaleza no viene así por así, o se nace para sauce o se nace para roble”. (En otras palabras –interviene Winston– “take the high road”, sería actuar con decencia, frente a la conducta indeseable de otros. -El roble, un árbol de porte imponente, versus el sauce llorón, de tronco con la corteza fisurada, al que denominan “llorón” por sus ramas caídas). Escribe una amiga: “Sobre el sauce llorón me recordó a mi compañera –activista leal a usted, aguerrida y de pocas palabras– que ahora vive en EUA”. Siempre que iba conmigo y miraba los árboles frente al aeropuerto se tapaba los ojos y me decía: “Pase luego que me dan una cólera esos palos tan tontos y depresivos con las ramas caídas; no las levantan a saludar el sol, están derrotados y vencidos… los detesto esos buenos para nada”. “Me hacía reír y yo le decía que cuando el sol era fuerte levantaban sus ramas; pero me desmentía diciéndome: Mentira, son unos arruinados”.

(Lee –entra el Sisimite– aquellos versos finales del poemario que acaban de regalarnos, “Donde Viven las Musas”, de la poetisa venezolana: -Otra vez –suspira Winston– a mí me ponés a leer o a recitar lo que nos mandan: “Cuando te da miedo sentirte solo”: “soy el presente/ evanescente/ de otra alma/ destinada al olvido/ para ser recordado/ tienes que ser, ser, ser/ y yo no existo/ -sin tus ojos-/ acariciando los versículos/ que escribí con la sangre/ de mis enemigos:/ todos mis traumas/ que pretendían/ ser efímeros/ hasta sanar, sanar, sanar/ una corriente fragilidad/ que no nos hace débiles/ más de lo que nos hace/ temporales” -(“siempre vivirás/ en esas almas/ que tocaste/ y marcaste/ con tu tinta”). ¿Cuál sería la diferencia –inquieta al Sisimite– “con el corazón en la mano” y “con la mano en el corazón”? -Creo –responde Winston– que la frase alude a la mano sujetando –como colgante de un escapulario– el corazón de Jesús, dando a entender que simboliza la sinceridad del comportamiento o lo que se dice. Con el tiempo trasciende al gesto de la mano en el pecho a la altura del corazón).

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