Por: Carolina Alduvín
Junto a un grupo de compañeros del Frente Nacional para Elecciones Limpias, viajamos el pasado fin de semana a San Salvador, con el propósito de fungir como observadores electorales internacionales, el pasado domingo 4. Previamente el Frenael hizo la correspondiente solicitud al Tribunal Supremo Electoral de nuestra vecina república; al llegar a sus oficinas, fuimos acreditados y hubo una capacitación impartida por expertos de todo el continente. Con experiencia en observar nuestras propias elecciones generales, estudiantiles en la UNAH, gremiales, de la Junta Nominadora y de la Junta Proponente, nos propusimos observar desde la instalación de urnas y JRV, hasta la transmisión de resultados hacia el centro de cómputo.
Dedicamos el resto del tiempo libre a interactuar con la población, en sitios públicos y locales comerciales. Fue así que nos percatamos de que sí existe oposición –tal vez desorganizada-unos alegan violación a preceptos constitucionales, otros que la popularidad del candidato ganador se debe tan solo a una muy eficaz estrategia mercadológica; otros reconocen que debido a las medidas implementadas, todo el país es un lugar más seguro para transitar de día o de noche, a píe o en vehículos, para los habitantes y para los turistas; que los emprendedores y comerciantes se han liberado del yugo que representa la extorsión y no solo no han dejado de operar, sino que han prosperado y generado nuevos empleos. Naturalmente, los familiares y dependientes de los pandilleros, no están nada contentos con el combate a la economía paralela.
En pláticas familiares, escuchamos opiniones más detalladas y razonadas; por ejemplo, los supuestos pandilleros son detenidos en base a existencia de tatuajes visibles o, simples denuncias que no se investigan, los encargados de los operativos colectan a todo sospechoso -muchos inocentes que se encuentran en el lugar equivocado a la hora incorrecta- no se les sigue juicio alguno y las posibilidades de que sean liberados tienden a cero. Aunque haya obras visibles y algunos evidentes progresos en materia sanitaria y educativa, la administración no está exenta de indicios de corrupción; aunque hay que admitir que recurren a mecanismos sofisticados para impedir las respectivas auditorías y que existan medios probatorios.
Ya el domingo, nos distribuimos entre las 24 JRV ubicadas en un centro educativo público muy cerca del TSE y del centro de cómputo; observamos una población entusiasta, ordenada y respetuosa a las reglas del proceso, numerosas delegaciones de observadores internacionales, vigilantes partidarios identificados, miembros de JRV muy celosos al mantener imparcialidad en sus actuaciones. Tuvieron que atender casos de votación asistida, al no estar el local acondicionado para el uso de sillas de ruedas y otros dispositivos auxiliares; aunque al principio, se notaron un poco desorientados en cuanto a la debida forma de proceder. Fue esperanzador ver damas marcando sus papeletas mientras con el otro brazo sostenían un bebé y además tenían que vigilar el comportamiento de los mayorcitos. Algunos candidatos a diputados, también llegaron a las urnas que observamos, rodeados de una nube de reporteros.
No faltó un espontáneo quien, poco después del mediodía y con micrófono propio, comenzó a leer los artículos constitucionales que prohíben la reelección y señalan las correspondientes penas para hechores y cómplices. Leyendo a toda prisa y rodeado de gran cantidad de ciudadanos grabando con sus teléfonos, vociferó por poco más de seis minutos, hasta que la seguridad del local y elementos de la Policía Nacional lo condujeron a la salida. Alguien mencionó que ese tipo de propaganda es prohibido durante el desarrollo de los comicios; de ser así, mucho tardaron en llamarlo al orden. Una policía aseguró que solo debían hacerlo salir del centro de votación; más tarde, unos compañeros nos comentaron que la cónyuge les solicitó intercedieran por él en la comisaría para que lo dejaran libre. Como observadores no tenemos tal potestad.
Comentaristas internacionales han subrayado el carácter autoritario del candidato y puesto al descubierto las maromas legales utilizadas para poder ser postulado. Asimismo, el principal socio comercial de los centroamericanos, condenó en un primer momento la intención de reelección inmediata, hoy pasa a felicitarlo. Entre libertad y seguridad, el 50% de los ciudadanos eligieron el autoritarismo; mientras el gigante del norte escoge menos migrantes y hace la ley a un lado.
