CONTRACORRIENTE: ¿Matar al mensajero?

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9 de febrero de 2024
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12:02 am
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CONTRACORRIENTE: ¿Matar al mensajero?

Por: Juan Ramón Martínez

La sociedad hondureña, está en crisis. Los políticos expresan tal dificultad en forma condensada. Lo notamos en su dureza para aceptar la lógica del desacuerdo, la naturalidad de las diferencias; y, la importancia de la tolerancia para su manejo, dentro de la democracia. Por supuesto, en el fondo de la cultura nacional, subyace un sustrato autoritario, que hace creer que las autoridades siempre tienen la razón, el menosprecio del pueblo y la incapacidad para diferenciar, lo que son las ideas disputadas y las personas que las expresan. Por ello, la tentación a descalificar, impidiéndole al otro su derecho a ser escuchado con respeto. A nivel más pequeño, algunos lectores irrespetuosos, dicen que debemos confirmar si en el pasado criticamos a JOH, porque si no, carecemos del derecho a opinar sobre los resultados del gobierno de Xiomara y su marido. Menos, dar recomendaciones sobre nada. Algunos “examigos” insinúan que, somos desleales, porque en vez de aplaudir sus coqueteos gubernamentales, elegimos el camino que nos justifica: decir la verdad a los compatriotas, sin ninguna exigencia; criticando tales desviaciones irresponsables. En nuestro caso, soy leal a mis amigos. Los políticos, no son amigos de nadie. No pueden serlo. Prefieren sirvientes. Nuestro compromiso, es con la verdad; y por ello, obligados a compartirla con los ciudadanos. Decir mentiras, para satisfacer a políticos, es una traición que no cometemos. Desde mis días estudiantiles, compartí orgulloso “que era “amigo” de Platón; pero lo era mucho más de la verdad”.

La divulgación por parte de ASJ, de los datos sobre la percepción de la corrupción en el país, tomo descolocados a los ideólogos de Libre. Y los incomodó mucho más, la acusación del CNC, sobre hechos que colocan al Congreso en muy mala posición. El ejercicio de la descalificación y la discreta amenaza de Barquero, hicieron pensar que Honduras seguiría el camino de Nicaragua, mostrando el deterioro que vivimos, y confirmando que, no podemos manejar las diferencias; y, en consecuencia, convocar al dialogo, como camino para el acuerdo. Y en momentos en que tales habilidades, son necesarias, porque la solución de los problemas nacionales, incluso la detención de los deterioros aceptados, solo son posibles por medio de la unión de voluntades de todos los actores de la vida nacional. En otras palabras, diferenciar el mensaje del mensajero y concentrarnos en lo primero, sin tener que emprenderla contra quien ejerce una tarea; o cumple con su vocación de ser libre, llamándonos la atención sobre los problemas, constituye un imperativo categórico escucharles respetuosamente. Entre los griegos, cuando un mensajero llegaba con malas noticias, le mataban. Aquí Barquero y otros indóciles intolerantes, quieren hacer lo mismo.

Los hechos son innegables. La corrupción, no la inventó el actual gobierno. Hunde sus raíces en el pasado nacional. Si Barquero cree que aceptamos que Xiomara Castro ha logrado erradicar la corrupción, tiene una infantil opinión de nosotros. En dos años no se puede hacer mucho. Y, además, el que hayan emitido una ley de amnistía para perdonar a los culpables de actos dudosas en el primer régimen de la dinastía “zelayista”, obliga a pensar que siguen, en el gobierno, haciendo lo mismo que en el pasado: protegiendo a sus correligionarios y usando la amenaza de los tribunales contra sus adversarios. En otras palabras, siguiendo con el guion histórico: diferenciar a los corruptos, entre amigos y enemigos, protegiendo a los primeros; y, condenando a los segundos, cuando ambos son corruptos. Y en cantidades navegables. Confirmando, además, que este es un desenfoque total, que va más allá de los partidos y afecta a toda la sociedad. Solo hay que leer las declaraciones de Luis Zelaya en contra de Yani Rosenthal, en que, en vez de discutir sobre las diferencias que hacen crisis en el PL, sobre la colaboración; o, no con Libre, descalifica al líder liberal, por su estadía en una cárcel de Nueva York. Cosa que no tiene nada que ver con la discusión, porque de lo que se trata es dirimir si un Partido Liberal puede apoyar a otro socialista; y, a cambio, se vuelven copartícipes de canonjías y trapisondas. Pretendiendo justificar que, hay que matar al mensajero, cuando no gusta el mensaje. Olvidando que Jesucristo enseñó, hace muchos años que, casi nadie puede tirar la primera piedra, porque todos; o la mayoría, tienen el techo de vidrio.

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