Institucionalidad hondureña no sirve y no funciona

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9 de febrero de 2024
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12:01 am
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Institucionalidad hondureña no sirve y no funciona

Por: Carlos Medrano – Periodista

El juicio del expresidente Juan Orlando Hernández en Nueva York evidenciará, una vez más, que la institucionalidad hondureña que debe de combatir el narcotráfico y la corrupción pública no sirven para nada y que requiere de un replanteamiento profundo a fin de combatir y castigar a quienes cometen estos delitos impunemente.

Mencionamos estos dos ilícitos (narcotráfico y corrupción pública) porque están de moda en Honduras, pero la verdad aquí pocas cosas funcionan con eficiencia, escasas tareas encomendadas a la burocracia estatal son transparentes y ejemplares y muy pocos secretarios de Estado son eficaces, son innovadores y sirven con calidad.

Si en Honduras, por ejemplo, desapareciera el Tribunal Superior de Cuentas, TSC y volviera a aparecer unos 10 años después, muchos ni lo notaríamos, ni nos hiciera falta ni lo extrañaríamos, ya que esta, al igual que otras dependencias, poco o nada han podido hacer para combatir la corrupción pública.

Por ejemplo, si desapareciera el Instituto de Acceso a la Información Pública, en Honduras no pasaría absolutamente nada, ya que muchos ministros arropados bajo la bandera de la soberbia, la arrogancia y la prepotencia, no mandan la información de su institución en tiempo y forma y poco les interesa ser transparentes y honestos.

Si hoy hubiese un informe de enriquecimiento ilícito en contra del expresidente Juan Orlando Hernández elaborado por los organismos que “combaten” a la corrupción pública, tendríamos el valor moral de decirle al mundo que nuestra institucionalidad sí funciona en contra de quienes han abusado del poder para enriquecerse él y su familia.

Y así, una tras otra, Fiscalía contra la Corrupción, la Corte Suprema de Justicia, Secretaría de Estado en Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, entre otras, no funcionan y hoy los corruptos se pasean impunemente frente a todos los hondureños, restregándoles el dinero mal habido a toda la sociedad sin que les pase nada.

La institucionalidad que debería prevenir, investigar, atacar y castigar la corrupción, no sirve y la que medio quiere tomar acciones en contra de los corruptos, es marginada, ignorada y minimizada al máximo para que su voz no se escuche.

Si hablamos de la narcoactividad en Honduras, un mal que envenena el alma de los pueblos, ha venido causando muerte y dolor desde hace muchos años en nuestra nación, en comparsa con los organismos de seguridad, Fuerzas Armadas y Policía Nacional.

En esta embestida de la Fiscalía del Distrito Sur en Nueva York para poner orden en este país centroamericano, han salido embarrados varios policías de alto rango, desde el exdirector Juan Carlos “El Tigre” Bonilla hasta comisionados y policías generales.

Los detalles que se están ofreciendo de como los policías y militares se confabularon para dejar aterrizar aeronaves, abrir retenes en carreteras, aperturar fronteras y que la droga pase como “Pedro por su casa” por nuestro territorio, llena de bochorno a esta Honduras.

Ninguno de los imputados que fueron extraditados, otros que huyeron y se entregaron, fueron investigados y castigados por algún órgano interno en el país por narcotráfico, mientras en EEUU se revelan que desde Honduras se exportaron más de 500 mil kilogramos de droga hacia el norte.

Este juicio en contra de JOH debe servir de profunda reflexión en varios sentidos, reinventar a toda esta institucionalidad inútil para combatir la corrupción y el narcotráfico, de lo contrario el desfile hacia Nueva York continuará provocando más vergüenza y luto en este pobre país.

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