¿EL OTRO SINO?

MA
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13 de febrero de 2024
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12:32 am
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¿EL OTRO SINO?

EXCELENTE editorial –mensaje de una amiga abogada– “La Patria es responsabilidad compartida… porque Honduras es de todos”; “todos somos hondureños y queremos el bien común”. “He ahí un punto que nos une”. “Si buscáramos más lo que nos une y no lo que nos divide, quizás, fuera otra la historia”. (Alusivo a la frase de cierre del reciente editorial: “La Patria hondureña es responsabilidad compartida”. “Mérito o demérito de toda la ciudadanía”. “Porque Honduras es de todos: Sus angustias, las sentimos todos; sus alegrías las celebramos todos; sus esperanzas las soñamos todos y sus heridas debemos restañarlas todos”).

Me refiero al editorial –mensaje de la empresaria progresista– al final: “…si no reconstruimos nuestra propia moral”. “Esta es la frase y clave, pero, ¿cómo lograrlo en un país donde nadie se prestigia, ni se desprestigia?, como decía el papá de una amiga”. “Lograrlo no será fácil, cuando además del alejamiento de lo verdaderamente valioso, de lo humano, con la influencia dañina de lo negativo de las redes sociales y la falta de fortalecimiento de lo aprendido en casa, en las escuelas, con la clase de moral y cívica que desapareció”. “Los que aquí leemos esos excelentes editoriales, lo entendemos muy bien, pues tuvimos esa suerte, pero ¿los que deberían, lo entenderán? …espero que algunos sí. ¿Si no? “Será como decía mi padre: “Para cambiar las cosas tenemos que morir y volver a nacer”; triste realidad, yo solo pregunto”. Alusivo a la conversación de cierre: (Pero igual –entra el Sisimite– a propósito de la citada frase, hubo otros llamados a la concordia y a la unidad, digamos cuando el país fue azotado por aquel bíblico diluvio que rompió en pedazos la geografía nacional. Sí –asiente Winston–como este por ejemplo: “Es preciso que todos estos compatriotas signados por el heroísmo, el martirio y la gloria, abonen para el bien la tierra que amorosamente les cobija y que su entrega suprema nos sirva para reflexionar y para reaccionar con nuevas actitudes y conductas superiores… Para que no haya más espacio para la indolencia y la dependencia. Para que nadie intente sacar ventajas personales del dolor de la crisis que es de todos. Para que hagamos de un pueblo, nuestro pueblo, una sola voluntad, un solo destino, una decisión firme y solidaria de caminar unidos, trabajando unidos, compartiendo unidos lo poco que nos queda en pie y la generosidad internacional nos ha entregado”. De nada servirá reconstruir los puentes, las carreteras, y los acueductos y la economía, si no reconstruimos nuestra propia moral y no replanteamos nuestro comportamiento anterior”). Y variando el contexto, escribe otro amigo: “Muchas gracias por la aclaración “entre líneas” del uso correcto del “si no”. “Toda la vida me bloqueo al usarlo”. “Me cuesta distinguir cuando debe usarse el “sino” y cuando el otro”. “Pegado indica fatalidad o destino, despegado –por usar un término coloquial– sería “si no lo quiere fulano déselo a zutano”. “Y según la real academia, como conjunción adversativa, “no lo hizo él sino ella”. Y como conjunción condicional “si no”. “Si no lo quiere no se lo coma”.

(¿Qué tal –entra el Sisimite– las clases de sintaxis? –Bueno saber –interrumpe Winston– pero faltó el otro “sino”. Como sustantivo, sino significa hado, suerte, destino y azar. Si no entendés la diferencia podría ser que un mal sino te persigue. Y si no te persigue, te espanta. -Ni lo uno ni lo otro –se queja el Sisimite– sino la gramática. Dejando a un lado la ironía, mejor explicá, a petición de una amiga del colectivo, la diferencia entre gobierno y Estado. -Bueno –interviene Winston– esa es confusión de ciertos gobiernos que creen ser el Estado.  “El Estado soy yo” –(en francés, L État, c’est moi)– como le atribuían haber dicho al Rey Luis XIV. O peor todavía lo dicho por su sucesor, Luis XV, “Después de mí, el diluvio”.  Ya la doctrina del derecho constitucional –según los tratadistas– establece cuatro elementos del Estado: Gobierno (poder político), un Pueblo (como nación), tiene Territorio, y Soberanía (poder supremo, y el derecho como instrumento de la soberanía). Luis Sánchez Agesta describe al Estado como “la organización de un grupo social, establemente asentado en un territorio determinado, mediante un orden jurídico servido por un cuerpo de funcionarios y definido y garantizado por un poder jurídico autónomo y centralizado que tiende a realizar el bien común”. -O bien –apunta el Sisimite– más sencillo, el Estado sería “la organización política soberana de una sociedad establecida en un territorio determinado, bajo un régimen jurídico, con independencia y autodeterminación, con órganos de gobierno y de administración”).

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