“MENTECATOS –mensaje de una amiga funcionaria del RNP– que no recuerdan que lo actuado supuso un acto heroico cuando todo apuntaba al caos; mitómanos, que aguardaban el fracaso del proceso solo para validar sus aspiraciones mezquinas y oscuras pretensiones”. “¿Cuándo iremos a aprender?”. Una amiga abogada: “Hoy he podido con más tranquilidad leer los editoriales, me encanta su manera de combinar los temas, es muy ingenioso, su estilo sin duda alguna es excepcional”. Una amiga empresaria: “La cultura de desconfianza y de desprestigio en la que nuestro pobre país se ha sumergido nos tomará generaciones enderezarlo”. “Ya ni usted ni yo podremos disfrutar de ese cambio; ahora vivimos de las añoranzas de nuestros tiempos en donde las cosas se hacían con honor y rectitud”. “Creo que ya pocos quedan de esa madera”. “Dios socorra a nuestra Honduras”.
“La democracia –escribe otra buena amiga abogada– como dice la nena, mucho sol la quema, mucha agua la ahoga, mucho aire la congela”. “Ayer, supiera los comentarios en los pasillos sobre ese otro novelón”. “Yo la vez pasada les decía, ya ni nos afecta, seguimos viendo el sol y la luna y cuando llega el amanecer, igual tomamos nuestro café”. “Mis sobrinos –mensaje de otra abogada amiga– tuvieron una de esas piñatas, nunca se rompió y los dulces terminaron molidos de tanto palo”. Se refiere a esta conversación de cierre: (Te fijás –entra el Sisimite– de una frase, nos fuimos a las piñatas y terminamos a la garduña. Y aquí llegó un mensaje de la amiga periodista informando que “aún se hacen piñatas, ya no con recipientes de barro; son de alambre y periódico”. Lee vos qué dice la nieta. -Dice –responde Winston– que su abuela le enseñó a hacer piñatas, “pero a la mía le puse mucho pegamento y no se rompía por más palos que le dieron”. -Interesante –comenta el Sisimite– si aquí no fueran tan cretinos, habría que echarle bastante engrudo al ente electoral para que no se rompa por más palos que reciba de los herejes. -Eso equivale a decir –suspira Winston– que la gente de bien, los ciudadanos íntegros, los patriotas, se adhieran como engrudo a proteger lo que se ha hecho bien; a defender de los malvados la imagen de los funcionarios electorales de conductas decentes y actitudes valientes, y a evidenciar esa satánica campaña de desprestigio –vociferada por monitos cilindreros que mueven la manivela del organillo difamador– como surtidor de dudas y desconfianza, con el desvergonzado fin de aguarle a Honduras la esperanza que las próximas elecciones sean limpias, y no vayan a caer las instituciones que las tutelan bajo el control de esos grupos interesados). Otro buen amigo: “Qué acierto destapar esas perversas intenciones de malos hondureños enclaustrados en los partidos políticos, para deshacer el andamiaje electoral que montó elecciones ejemplares. Hay que enfrentar esa amenaza para que el modelo electoral no caiga en manos de personas inescrupulosas”.
Ja, ja, ja… –mensaje del amigo– muy buena esa frase: “Le engrasaron el bejuco”. Alude a lo dicho por otro afiliado del colectivo: “Me recuerda dos expresiones de don Enrique Ortez: “Estar en la Pomada” y “Le engrasaron el Bejuco”. (¿Por si no sabías –entra el Sisimite– vos que estás chiquito y nada de eso viste, te cuento el origen de esa frase sobre el bejuco? Fue la conspiración –en tiempos de los gobiernos militares– cuando al amigo doctor lo quitaron, sin que hubiese vencido su período, de la presidencia del BCIE. Y el recordado Napo Ham, en una caricatura, lo saca de Tarzán –que utilizaba un bejuco colgante para ir de uno a otro árbol– deslizándose de la liana, a punto de dar el platanazo, exclama: “me engrasaron el bejuco”. -Esa es la ventaja –interviene Winston– de tantos años vividos, sos testigo histórico. ¿Sabías, a propósito de bejucos y de bejuquillo (esa culebrita trepadora de árboles) y de la campaña viperina para caerle a los órganos electorales –de los mismos políticos mañosos y sus bocinas– que las serpientes huelen con la lengua?).
