HONDURAS, RUSIA Y UCRANIA

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20 de febrero de 2024
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12:56 am
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HONDURAS, RUSIA Y UCRANIA

Juan Ramón Martínez

Como efecto de la relación dialéctica entre política exterior y política interna, es inevitable concluir que la primera es para Honduras, parcialmente un fracaso. Al inicio del actual régimen, la política exterior sin el análisis que corresponde, se alejó de los Estados Unidos y del occidente cristiano, inclinándose hacia China; y, al oriente antidemocrático. No se tuvo en cuenta las fortalezas y debilidades nacionales; y menos las oportunidades que ofrecía el escenario internacional. Tampoco los objetivos nacionales. Sin mayor meditación, Honduras rompió relaciones con Taiwán, las abrió con China; se alejó de la Unión Europea y se inclinó, hacia Rusia, dándole la espalda a Ucrania que esta vez, — hace ahora 725 días–, había empezado a sufrir la invasión de su vecino.

A dos años de este cambio, es obvio que las expectativas de los nuevos teóricos de la política exterior, no se han cumplido. Tanto porque las esperanzas fueron exageradas, el concepto del tiempo de las urgencias políticas internas, es muy distante de los nuevos socios; y en un entorno exterior muy modificado. Adicionalmente, porque el acomodo de las fuerzas políticas internas, se ha acelerado en una forma que los teóricos políticos del régimen no anticiparon.

China, no ha dado muestras de ser el socio esperado. Priva entre los empresarios, con la excepción de los importadores de productos baratos chinos el imperativo de hacer la comparación entre las relaciones económicas con Taiwán y China. Con resultados negativos. La compra de camarón, ha pesado mucho en el sentimiento que no ganamos con el cambio hacia China. Las exportaciones de café son ridículas; y el volumen de inversiones de empresarios y del gobierno chino, han sido bajas. En fin, dos hechos adicionales se han agregado en este cambio, concluyendo que la inclinación hacia la potencia emergente, fue un error de cálculo: la agresiva penetración de Estados Unidos en la economía hondureña por medio de la empresa privada; y, la actitud de México, con respecto al camarón hondureño. Como efecto, resaltamos por una parte la desilusión y el descontento de las mayorías sensibles; y, por la otra, un pequeño cambio en la política exterior que muestra intenciones de regresar al seno de los cómodos afectos con los Estados Unidos.

Este cambio, además de lógico, es racional. China ha entrado en un receso en su crecimiento, el modelo capitalista de su economía enfrenta su primera crisis cíclica, sin que los chinos sepan cómo manejarla. Su confrontación con Estados Unidos ha entrado en una fase de discreta cooperación; pero, satisfactoria para ambas partes.  Estados Unidos ha confirmado su compromiso en la defensa de Taiwán; Rusia no ha podido ganar la guerra a Ucrania; y, el régimen de Putin, ha entrado en una fase de enorme desprestigio, ahora estremecido con la muerte de su principal opositor, al que el nuevo zar de Moscú, mantenía prisionero en una cárcel del circulo Ártico. Y de repente, es inevitable y necesario agregar que el conflicto entre Israel y los palestinos en la franja de Gaza, ha afectado mucho los sentimientos internos y provocado divisiones por las posturas con respecto a Israel y los Estados Unidos. En esto, Honduras no ha podido aportar nada importante, sino alinearse dócilmente, en donde le han llevado la mecánica de la lógica de las relaciones internacionales.

Rusia nunca ha sido importante en los sentimientos de la población. Después de 1917, la revolución soviética de Lenin, fue para algunos de nuestros intelectuales, una suerte de segundo anuncio mesiánico, en el que Moscú era la meca para encontrar las hostias de su expiación, y el muro de sus lamentos personales. Ahora, Rusia reducida económicamente a una posición marginal, no representa nada para los hondureños. Incluso los artículos que publica La Tribuna el embajador concurrente suyo en Centroamérica, tienen poco eco entre los lectores que saben que, en ellos solo hay propaganda, como es natural en estos casos.

Frente a estos hechos, que mayoritariamente, Honduras no controla, tiene que definirse. Las relaciones con Rusia, no son importantes. Pero las de Ucrania, más recientes y que cuentan con el respaldo de Estados Unidos y la Unión Europea, deben ser objeto de revisión. Una eventual derrota de Ucrania, y un triunfo militar de Rusia, afectará mucho el tablero internacional. Además, Honduras no ha recibido beneficio alguno de su apoyo a Rusia. ¿Entonces?

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