Contracorriente: Gobierno, opaco y clientelar

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1 de marzo de 2024
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12:04 am
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Contracorriente: Gobierno, opaco y clientelar

Por: Juan Ramón Martínez

Marvin Ponce ha declarado, en forma deliberada, lo que muchos saben; pero no quieren aceptar: que el gobierno de Libertad y Refundación es igual que el de JOH y del Partido Nacional. Con solo una diferencia: las bases de las lealtades, — de los círculos más profundos–, son ahora familiares; y, poco partidaristas. En el régimen anterior, casi todas políticas. Y, en forma directa, Ponce ha dicho que el gobernante, no tiene – JOH antes; y, ahora Xiomara Castro, su marido y familiares– por qué pactar con los narcotraficantes, porque el sistema de corrupción pública que administra el presidente de la República, es suficiente para calmar sus apetitos; y los de sus familiares o seguidores. Ello no quiere decir, así lo entendemos que, los narcotraficantes no usen el gobierno para legitimar negocios, lavar dinero; o colocar sus amigos en el Ejecutivo. O, en los tribunales de la República.

Ponce, con conocimiento por su cercanía al poder, ha señalado que JOH, aprovechó las alianzas públicas y privadas para hacer fortuna. Se hizo socio con la mayoría de las empresas que contrataron con el gobierno. Como en los regímenes militares, algunos empresarios agrarios lo hicieron con los comandantes regionales, para evitar invasiones de delincuentes profesionales. E indica que, la enemistad entre Lobo y JOH, se produjo por la disputa por las proporciones de los negocios portuarios que, aparentemente, en el caso de Puerto Cortés, representan una singular cantidad de dinero. En una conversación privada, Rafael Leonardo Callejas, nos dijo que el Presidente no tenía que buscar que le dieran. Era sobre entendido que, en cada proyecto: carreteras, puertos, construcciones alámbricas, represas y viviendas, el empresario nacional o extranjero, hacia el deposito del 5%. Solo preguntaban donde quería el gobernante que le hicieran los depósitos. Los extranjeros, competían entre sí: los japoneses, los mejicanos, eran los más dispuestos. Los gringos, los más reticentes. Para los primeros, el soborno era parte de los costos; en tanto que, para los segundos, un delito. Todo, seguro porque los órganos supervisores, nunca investigan cuando se trata del gobernante, sus parientes; y, sus más cercanos allegados. Solo López Arellano fue investigado, negándose a dar los números de sus cuentas en Suiza. Lo destituyeron.

Entonces el gobierno es opaco; y, lo que hace una administración, solo la siguiente puede investigarlo, con el riesgo que la acusen de persecución política, como ocurrió con Reina que persiguió a Callejas, por el Fondo Petrolero, sin ningún éxito.

Detrás de todo, una conclusión: el gobierno es distante, muy poco transparente, las leyes no se cumplen; y, a los ciudadanos, no se les rinden cuentas. Xiomara Castro no ha hecho declaración de bienes. Su marido tampoco. Nadie sabe cuánto gana el asesor mayor; y, cuanto los omnipresentes. Tampoco de que vive el secretario privado. Menos porque, de repente, el proyecto de Ferrocarril Interoceánico y no la finalización del Canal Seco, se ha convertido en la bandera de los proyectos públicos. Tampoco sabemos de lo que se hace en el congreso, porque los órganos de vigilancia, no operan. Sus titulares cuidan sus chamabas, porque es el presidente del legislativo, quien los colocó en las altas posiciones.

Pero lo más preocupante de todo esto es que, nada ha cambiado en las instituciones; y, menos, en el estilo gubernamental. La Fiscalía, sigue intacta. La concentración del poder ha aumentado. La dinastía Zelaya tiene dominio sobre el congreso, la fiscalía general, la Corte Suprema, las Fuerzas Armadas, la Asociación de Municipalidades, el Partido Liberal; y, los órganos electorales. Con la diferencia que, la garantía de subordinación en las áreas más delicadas está, en manos de familiares. Y que Mel Zelaya, no le gusta tomarse fotos con cualquiera, porque contrario a JOH, tiene poca confianza en las lealtades políticas; y por ello, como escribió el embajador Ford, “tiene, muy pocos amigos”.

Marvin Ponce, ha logrado explicarnos, cínicamente, que la fortuna de los expresidentes – incluso la mayoría nunca volvieron a trabajar – se origina en el robo a los hondureños. Y que JOH, no ha tenido que pactar con los narcotraficantes; ni, hacerle trampas a la DEA, para forjar una riqueza inmensa; pero desconocida. Frente a sus declaraciones, hace falta oír a los que dicen ser transparentes: los expresidentes, exfiscales, etc., porque aquí, se trata de muchos, no solo de los ex titulares del Ejecutivo.

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