Con fe y dramatizaciones danlidenses revivieron la pasión de Jesucristo
Los cuadros del viacrucis fueron perfectamente interpretados por los grupos de la Iglesia católica.
DANLÍ, El Paraíso. La Catedral Inmaculada Concepción se vistió de fiesta, con cánticos, aplausos y la alegría de los católicos durante la Semana Santa.
La misa crismal dio paso a las ceremonias religiosas tradicionales de la semana mayor; se festejó la institución del sacramento sacerdotal y la bendición de los santos óleos, mientras que el Santo Viacrucis atrajo cientos de feligreses que participaron con devoción en cada estación ubicada en las calles de la ciudad danlidense.
Durante el Viacrucis, la personificación de la madre María a los pies de su hijo, Jesucristo, en la cruz del calvario, llegó a conmover a los fieles que acompañaron los cuadros de actuación, la Diócesis de Danlí, los hombres y mujeres parte de la Hermandad del Santo Entierro.
El obispo José Antonio Canales resaltó que “el Viacrucis en Danlí tiene más de 300 años de celebrarse y para mí es un regalo de Dios estar en esta ciudad, cada movimiento, cada pastoral tiene asignada una estación y se nota el amor y empeño para que todo salga de lo mejor…”.
“… esto debe significar el reencuentro con Jesucristo, Él sufre, no porque deba algo, sufre por los pecados de nosotros, aquí permanece una tradición y son los penitentes y son personas anónimas que usan la capucha, ellos hacen penitencia por sus vidas y por otras necesidades alrededor del mundo”.
EL DOLOR DE LA VIRGEN
Este año se ha inmortalizado el rostro de Enia Banegas, que ha personificado la Virgen María, con sus lágrimas al abrazar a la cruz y cargar el cuerpo de quien hacía el papel de Jesucristo.
Esta dramatización dejó marcado el corazón de cientos de católicos que pudieron vivir el sufrimiento de la Virgen María en la escena frente a la Catedral Inmaculada Concepción.
La tarde del mismo viernes, el silencio se apoderó de las calles de la ciudad, cuando los católicos, de forma simbólica, conducían el cuerpo de Jesucristo. Unos 30 caballeros cargaron el andén lleno de flores, luces y la imagen del cuerpo de Jesucristo después de ser crucificado.
Otro grupo de 30 damas cargó la imagen de la Virgen María con un hermoso vestido negro, su corona dorada y sus manos entrelazadas como signo de sufrimiento.
Las estaciones o vía dolorosa fueron instaladas en las calles céntricas de Danlí, como signo de respeto; los fieles se vistieron de blanco y negro para acompañar y meditar las palabras y frases que expresó Jesucristo durante su agonía en la cruz, así como los siete dolores de María, que acompañó a su hijo hasta su sepulcro. (CR)
