EL CALVARIO. La grey católica revivió el camino de Jesús hasta la cruz que marcó un antes y después para la humanidad, como en la parroquia de la iglesia El Calvario, en Comayagüela.
Como cada año, la feligresía católica vivió con fe y esperanza el Santo Víacrucis en el popular barrio Villa Adela, de Comayagüela, donde se revivió el camino de Jesús a la crucifixión en el monte Gólgota, de Jerusalén.
En las diferentes parroquias de la Iglesia católica se escenificó el vía crucis y se coincidió en pedir la erradicación de “las tentaciones del maligno como la indiferencia y el aislamiento”, al tiempo de instar a la solidaridad con los excluidos, marginados y quienes sufren por la explotación y la injusticia.
La grey católica de Villa Adela y alrededores, aglutinada en la parroquia de la iglesia El Calvario, durante el recorrido admiró la recreación de las escenas de Jesucristo y otros personajes importantes que fueron parte de este camino que cambió la vida de la humanidad hace miles de años.
En cada una de las 14 estaciones del Víacrucis, los fieles se detuvieron para reflexionar y orar, recordando los sufrimientos y sacrificios de Jesús por la humanidad.
Las representaciones del calvario de Cristo fueron vividas con intensidad, reforzando el sentido espiritual y religioso de la Semana Santa para la comunidad católica en el mundo.
DEFENDER A LOS DÉBILES
En la iglesia catedral San Miguel Arcángel, de Tegucigalpa, la procesión inició temprano la mañana, encabezada por el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher.
“Tú has decidido ponerte de parte de los vencidos, de los humillados y condenados. Ayúdanos a no ser jamás indiferentes a nuestros hermanos indefensos. Ayúdanos a tomar posturas valientes para defender a los débiles”, clamó el religioso.
Nácher, acompañado por centenares de fieles católicos de todas las edades, pidió a Jesús ayuda para “rechazar el agua de Pilato porque no limpia las manos, sino que mancha de sangre inocente”.
“Señor Jesús te pedimos por todos los rostros ocultos a nuestros ojos, rostros que sufren la injusticia, la explotación laboral, sexual, aquellos rostros que han estado alejados de la compasión y bondad del ser humano”, subrayó el religioso.
En una de las 14 estaciones, Nácher también clamó a Jesús ayuda para abrir los corazones para “vivir la solidaridad, el cuidado y ternura con los que nos necesitan”.
La cruz de Cristo “está sosteniendo las cruces que carga la humanidad, cruces de indiferencia ante el sufrimiento de unos, de conformismo por miedo al desacomodamiento, de relativismo por huida al compromiso permanente y cambiante de la cultura de la deshumanización”, señaló.
“SOCIEDAD MÁS JUSTA”
Por su parte, el arzobispo de San Pedro Sula (Cortés), Miguel Lenihan, invocó por la construcción de una “sociedad más justa y amorosa” y de oportunidades para todos en Honduras.
“Esperamos un país mejor, un país con calidez, con mucho empeño, ya no queremos vivir esa situación de desempleo, tampoco de migración porque la gente migra por un lado porque hay miedo, hay inseguridad, pero también migra porque hay falta de empleo, hay sufrimiento”, exhortó. Lenihan señaló esperar que se “sepa construir fuentes de trabajo para que los jóvenes vean que no hay necesidad de salir, sino que hay esperanza en Honduras”.
