¿LA CORRESPONDENCIA?

ZV
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1 de abril de 2024
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12:58 am
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¿LA CORRESPONDENCIA?

Y también –prometió la nena en otro mensaje de voz– te voy a hacer más cuentos”. Como lo ofrecido es deuda, otra historia para el colectivo: “Bueno bueno –inicia su cuento la nena– ahorita nosotros estamos aquí; y buenos días, también estamos en familia ahorita. Entonces te voy a contar el cuento que se me olvidó contártelo ayer. -Entonces había una vez, hace mucho tiempo atrás, una pequeña tortuga llamada Tortuguito; no, Tortuguita. Y Tortuguita estaba muy sola y estaba en un pequeño lago, muy triste diciendo: “¡Ay me encantaría tener alguna amiguita con quien estar!”. Entonces Tortuguita se fue a caminar y a encontrar amigos, pero como era tan lenta, dijo: “Ay, soy tan lenta, me voy a construir un monopatín para patinar y ser un poco más rápida”. Entonces hizo un monopatín y se fue. Encontró a dos pequeñas hermanas, una narval, que parecía un helado con su cuerno de galleta de helado y encontró también a su hermanita que era una ciruela llamada Ciruelita.

Tiempo ahí –la interrumpe la mamá– ¿la narval estaba en el lago o estaba en la tierra? -Estaba en la tierra. ¿Y puede vivir fuera del agua? -Sí, porque tiene un cuerno mágico al lado. -¡Ah, ok! Ya entendí, asiente la mamá. -Y esa narval se llama Chispita. Entonces se conocieron. Tortuguita dijo: “hola soy Tortuguita”. Chispita y Ciruelita dijeron: “hola yo soy Chispita, hola yo soy Ciruelita”. Circuelita es la más pequeña de la historia. Bueno, entonces hicieron un plan para que todas tuvieran patín; hicieron un VIP. Hicieron tres monopatines y los unieron con pegamento, y siguieron su camino patinando. Ciruelita no tenía que empujar porque estaba en el medio, pero no ayudaba a frenar. Entonces encontraron a otra pequeña amiga llamada, bueno, llamada Arcoíris. Lo malo es que no estaba en el cielo ya que perdió su familia. Arcoíris se presentó a todas y dijo: “hola soy Arcoíris”. Tortuguita dijo “hola soy Tortuguita” y entonces Chispita y Ciruelita dijeron: “hola soy Chispita, hola soy Ciruelita”. Es que me confundo, pero, bueno entonces se presentaron, hicieron otro monopatín y lo pegaron. ¿Ahora qué era mami, cómo es que se llama? -No sé –interviene la mamá– ¿un tetrapatín? -Yo diría que tripatín fuera de tres, ¿pero de cuatro? ¿Tetrapatín es de cuatro? Bueno, no importa, entonces vamos a seguir con la historia. Lo pegaron y siguieron su camino, hasta que encontraron a una pequeña amiga llamada Pastelito. Pastelito se presentó y dijo: “hola soy Pastelito”, y todas se presentaron y fueron muy buenas amigas y siguieron su camino. Construyeron, obviamente, otro monopatín y lo pegaron. Siguieron su camino, hasta que encontraron a un lobo feroz; era muy grande. -¿Y qué les dijo?, pregunta la mamá. -Ellas se asustaron y entonces combatieron con el lobo feroz, y le ganaron por el trabajo en equipo.

La moraleja de esta historia es de que hay que hacer un trabajo en equipo, hay que respetarse, hay que tener armonía; y ¿qué más mami? -No sé –interviene la mamá– tú dime, ¿qué más? ¿Tolerancia a la opinión de los demás? -Sí –responde la nena– respeto a las opiniones de los demás. -Siempre –agrega la mamá– hay que tener cuidado con los lobos feroces. -Y ellas, la verdad, se unieron –repite la nena– para combatir con el lobo feroz; hasta le tiraron los monopatines. -Pobre lobo feroz, concluye la mamá. -Y colorín colorado –cierra la nena– Tortuguita no se quedó solita”. (Si los devotos –entra el Sisimite– dedicaron algo de tiempo a reflexionar durante esta semana sagrada, quizás lo hicieron para corregir actitudes, respecto a la ausencia de valores ancestrales, como estos, que se han ido perdiendo. -Te referís –interviene Winston– ¿al diálogo familiar, insustituible, en hogares amorosos, por su función formativa y educativa? Lo que es raro ahora, que padres platiquen con sus hijos, ya que ambos, jóvenes y adultos, se han infectado de esa repugnante adicción a esos chunches tecnológicos, y parecieran contagiados de aversión a interactuar. Nada cuesta –aconseja el Sisimite– hacer un esfuerzo de entablar conversación. -Como decíamos ayer –suspira Winston– esa correspondencia fraterna, presencial, personal, entre padres e hijos, entre amigos y compañeros, como antídoto a la frívola relación, indigestada de insaciable diversión, que ha deshilachado la fibra vinculante de la sociedad).

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