Un riesgo crediticio en Honduras extremadamente alto

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6 de abril de 2024
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01:04 am
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Un riesgo crediticio en Honduras extremadamente alto

Carlos G. Cálix

La incapacidad de generar resiliencia económica en Honduras técnicamente es evidente, con esto el riesgo crediticio es extremadamente alto. Pese a ello, el sector bancario ha jugado un papel primordial al ser el motor que mantiene con cierta estabilidad financiera al país. Sin embargo, esta industria no está exenta de riesgos y, su dedicación para identificar, evaluar y gestionarlos se ha vuelto cada vez más crucial. En el caso de Honduras en 2024, el análisis de riesgos en la industria bancaria es un tema de gran relevancia que merece una atención especial, sobre todo porque el Grupo del Análisis de Riesgos de la Industria Bancaria por País que efectúa S&P Global Ratings ha clasificado a Honduras como una nación con mayor riesgo. Es decir que, en una escala del 1 al 10, el país ha obtenido un lamentable 8.

Según datos de S&P Global Ratings, la situación económica de Honduras en 2024 presenta una serie de desafíos para el sector bancario, particularmente en referencia al riesgo económico y al riesgo de la industria. El informe deja claro al menos tres riesgos clave: 1) Rentabilidad modesta y opciones limitadas para aumentar la base de clientes minoristas debido al bajo PIB per cápita, el alto nivel de pobreza y la muy baja capacidad de endeudamiento de los hogares. 2) Instituciones y aplicación de la ley muy débiles, aunado a una alta criminalidad y percepción de corrupción. 3) Marco regulatorio bancario que está rezagado con respecto a los estándares internacionales.

Al respecto, los autores del informe expresan: “En nuestra opinión, la estrecha diversificación de la economía de Honduras, su alto nivel de pobreza y un gran sector informal restringen el acceso al crédito. Además, el estado de derecho y las instituciones políticas débiles, así como la alta percepción de corrupción siguen planteando riesgos para la resiliencia de la economía”. Aspectos con los que coincido de manera particular, especialmente luego de leer los informes sobre libertad económica del Instituto Fraser y de la Fundación Heritage. Si bien el informe de S&P Global Ratings hace mención sobre una probable estabilidad de las finanzas públicas en los próximos dos años después de la reducción del déficit fiscal del gobierno general el año pasado, los mismos autores consideran que “la infraestructura física limitada y la vulnerabilidad a los shocks externos seguirán limitando el crecimiento económico del país para mejorar la situación económica de la población”. Con respecto al análisis lo único que debe de revisarse con mayor detalle es la supuesta “reducción del déficit fiscal del gobierno general el año pasado”, todo lo demás parece muy acertado.

Lo anterior se traduce en un riesgo muy alto en cuanto a resiliencia económica y por supuesto, en un riesgo extremadamente alto en referencia al pago del capital e intereses por parte de los usuarios, “producto del nivel de ingresos persistentemente bajo de una gran parte de la población y del aumento de los precios que seguirán obstaculizando la capacidad de pago de los hogares y que podrían ampliar las pérdidas crediticias”, según el mismo informe. En este apartado es importante mencionar la clasificación efectuada a los desequilibrios económicos, especialmente el cambio anual en la deuda al sector privado (% del PIB), la Balanza de la cuenta corriente/ PIB (%) y Deuda externa neta / PIB (%), clasificados con riesgo intermedio al 2025.

La regulación y supervisión del sector bancario también son aspectos críticos en el análisis de riesgos. En Honduras, la efectividad de los mecanismos de supervisión y regulación puede variar. La falta de transparencia y la corrupción en el sistema financiero pueden socavar la confianza de los inversores y clientes, lo que representa un riesgo adicional para la industria bancaria. Además: “El regulador bancario está proponiendo algunas iniciativas para alinearse con las normas de Basilea III. Sin embargo, es una implementación muy lenta en comparación con la de otros países de América Latina”. Según el informe: el “Marco regulatorio bancario está rezagado con respecto a los estándares internacionales”.

Ante esto, las autoridades regulatorias deben trabajar en estrecha colaboración con los bancos para garantizar el cumplimiento de las normativas y promover las mejores prácticas en materia de gestión de riesgos. Asimismo, es importante fomentar la transparencia y la rendición de cuentas en el sector financiero para fortalecer la confianza de los inversores y clientes mediante un sólido estado de derecho que de momento S&P Global Ratings considera que “sólo se materializará en el largo plazo”, así como la “mejoría de las condiciones económicas del país”.

Por ello, basado en los datos y para mejorar los indicadores económicos, sugiero leer la letra pequeña del informe de S&P Global Ratings. ¡Nos vemos en el futuro!

[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato.

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