Contracorriente: Sobre el Ferrocarril Interoceánico

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12 de abril de 2024
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Contracorriente: Sobre el Ferrocarril Interoceánico

Por: Juan Ramón Martínez

Ha llamado la atención el entusiasmo de Héctor Manuel Zelaya con el tema del Ferrocarril Interoceánico. Parece niño consentido, con juguete nuevo. Ignorando que, hace más de un siglo y medio, Honduras incurrió en una ingenuidad igual, aunque con otras motivaciones. Por lo que su entusiasmo y la información que nos brinda, tiene una ingenuidad escandalosa, igual o mayor que la que manejó José María Medina y sus discretos asesores en el siglo XIX.

Como costeño, conocí el tren, antes que el automóvil. Estamos familiarizados con el tema; y, además, como historiador, tenemos conocimientos de las venturas y las desventuras de Honduras en el manejo de lo que, fue el primer préstamo que recibía la joven república. Sin experiencia. Por ello, dejaré para otra oportunidad compartir mis nostalgias; y ahora, prefiero más bien darle espacio a un compatriota que como miembro de una familia ceibeña, conoce de este tema; y nos puede ayudar a despejar dudas y evitar que otra vez, seamos víctimas de las ingenuidades. O, de las emboscadas criminales de los delincuentes nacionales o internacionales.

Marco Vinicio Matute es ingeniero eléctrico, graduado en el Tecnológico de Monterrey. En un texto remitido, refiere su experiencia en el tema. Escribe que, “hace 19 años, visitó la ENP un funcionario del gobierno de Corea, con la misión de desarrollar un nuevo puerto en Corea para capturar la carga desde y hacia China Continental. La justificación era que los puertos chinos son ineficientes; y, los de Japón, muy costosos. Corea quería ser una opción. La visita a Honduras buscaba encontrar una vía para trasladar carga desde el Pacífico al Atlántico sin pasar por Panamá. En noviembre de 2005, en una reunión con autoridades portuarias en Houston, un representante del gobierno de Ecuador manifestó interés de los exportadores bananeros para encontrar una alternativa a la vía de Panamá. El gobierno de Corea envió a representantes de constructoras para que estudiaran las posibilidades de conectar por carretera o ferrocarril, a Amapala con Puerto Castilla. Dos puertos de aguas profundas que aceptaran barcos con capacidad para transportar contenedores entre puertos de Corea y los del este de Estados Unidos. Se eliminó Puerto Cortés porque no puede recibir barcos de gran calado; y, con frecuencia, debe contratar una draga para que profundice el canal de acceso a Puerto Cortés. Con el cambio de gobierno en el 2006 (Manuel Zelaya), se interrumpieron los contactos; y no se concretó ningún proyecto”

Matute, continua, haciéndonos una pregunta de fuste: “¿Tiene sentido construir un ferrocarril que una los puertos del Atlántico con el Pacífico?”. Para responderse, que solamente “lo tiene, si el costo de mover la carga es competitivo; y, luego se tienen los socios adecuados que lo administren. Un importante director de un banco decía que cuando le presentan un proyecto nuevo, lo más importante para creer que sea exitoso, es la persona o grupos que están detrás. ¿Han creado otros negocios exitosos? ¿Conocen la competencia, el mercado de su nuevo proyecto? ¿Están invirtiendo dinero de su propia bolsa?”.

Luego, dice que “para desarrollar cualquier proyecto, tiene que haber seguridad jurídica y no ha sido buen ejemplo de ello, derogar por motivos ideológicos, una ley de empleo por hora; o la ley que dio vida a las ZEDES. Tampoco es un país atractivo para la inversión, el tener un expresidente encarcelado en Nueva York, revelando de esa manera, la incapacidad del sistema jurídico del país. Y, mucho menos, atractivo cuando un diputado declara a los cuatro vientos que lo quisieron sobornar con 32 millones de lempiras; y, no hizo nada para denunciar; ni, castigar al presunto delincuente”

Además, recuerda que “desde el siglo pasado existe un ferrocarril y una autopista de 70 kilómetros entre ciudad Panamá y Colón. Entre Amapala y Castilla, son 549.7 kilómetros, de terreno montañoso. ¿Puede un ferrocarril administrado por el gobierno, ofrecer un costo por contenedor que sea inferior al ferrocarril de Panamá? ¿Podrá competir en tiempo de traslado con el de Panamá? Creo, que la respuesta a la pregunta que nos hacemos si vale la pena invertir millones de dólares – que no tenemos — en ese proyecto, es obvia”.

Entonces, el entusiasmo del joven Zelaya, sólo se explica por ignorancia; o, ligereza. Lógicamente, no es inteligente, acompañarlo en el desfiladero por donde quiere empujarnos. Hay que ayudarle, a moderar sus entusiasmos.

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