Saori Nakahara, brillante cirujana que es feliz curando a los niños

ZV
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15 de abril de 2024
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04:00 am
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Saori Nakahara, brillante cirujana que es feliz curando a los niños

La cirujana pediátrica japonesa, Saori Nakahara, aporta diez horas de su tiempo a la semana para ayudar a los niños mediante intervenciones quirúrgicas en el Hospital Materno Infantil.

Ella destila bondad hasta con sus expresiones, cualidad que refuerza con su voz de suaves matices.

Su título académico la distingue como cirujana pediátrica y su experiencia la catapulta como una brillante y reconocida especialista en Tokio, pero además posee la investidura de esposa del embajador de Japón en Honduras.

Pero es su trayectoria quirúrgica que la expone en su más grande vocación, curar a los niños que ha sido su inspiración desde hace 35 años.

Aunque no es hondureña, ella se vuelve una compatriota cada vez que en su servicio solidario se integra al equipo de especialistas del área de cirugía pediátrica del Hospital Materno Infantil, de Tegucigalpa.

La doctora Saori Nakahara, dos veces por semana, dona diez horas de servicio a favor de los niños del país que urgen de una cirugía, tiempo que además aprovecha para traspasar sus conocimientos adquiridos a otros profesionales del servicio quirúrgico nacional.

CIRUJANA DESDE 1989

Eran las 9:00 de la mañana, hora de la cita concedida a la revista digital Honduras Trascendental. Una cálida bienvenida ofrecida por el equipo de seguridad nos abre camino hacia una amplia oficina de paredes blancas, donde permanece una amplia mesa de juntas, al fondo las banderas de Honduras y Japón.

La doctora Saori se distingue por impecable bata blanca, misma que lleva sobre su uniforme azul de cirujana, dejando al descubierto desde ya su amor por la medicina y, a través de su suave sonrisa, expresa sin querer los valores de la atención clínica que genera una empatía y cercanía con el paciente.

Nos saluda en español, pero la entrevista se logra con apoyo del asistente de cooperación, Hidemi Kibe, que en esta ocasión prestó su ayuda como traductor, y así fueron surgiendo las preguntas y respuestas sobre su vida profesional y familiar, en especial su servicio solidario en el principal centro asistencial infantil del país, pues al concluir la amena conversación periodística saldría rumbo a los quirófanos del Hospital Materno Infantil.

Es así como develó que desde 1989 ejerce labores como cirujana, tratando las enfermedades o alteraciones anatómicas en los infantes que se resuelven mediante intervenciones quirúrgicas, unas de manera sencilla y otras más complejas, pero lo más valioso es que al final resultan exitosas.

La doctora Saori Nahahara participó en una brigada, en La Mosquitia, integrando un equipo de nueve personas, entre cirujanos, residentes, anestesiólogos e instrumentista, voluntarios de “World Pediatrics”.

EN TOKIO

El Hospital de la Universidad de Tokio, y en el Hospital de la Cruz Roja Japonesa es donde forjó una carrera laboral, experiencia que quizás nunca pensó que vendría a compartir con especialistas y residentes de Honduras, pues es la primera vez que se traslada a un país de Latinoamérica, donde residirá por tres años, de los cuales ya han transcurrido dos.

“Tengo un año y medio de estar prestando servicios en los quirófanos del Hospital Materno Infantil. He participado en las cirugías de niños de cero a 18 años”, confió, antes de darnos a conocer que por restricciones propias de su investidura diplomática no puede comprometerse a participar de manera constante en brigadas que programan los médicos nacionales en comunidades fuera de la capital, como sucedió en su reciente experiencia de servicio en el hospital de Puerto Lempira, en La Mosquitia hondureña.

En esa ocasión, hace apenas una semana atrás, la doctora Saori participó como especialista de brigada, integrando un equipo de nueve personas entre cirujanos, residentes, anestesiólogos e instrumentista, todos voluntarios de “World Pediatrics”, oportunidad que calificó como “una excelente experiencia, porque pude servir a niños que no tienen acceso a servicios de salud de manera cotidiana”.

FORMACIÓN CONTINUA

Es la única profesional de la medicina de la familia y para llegar a conquistar sus títulos académicos aseguró que se esforzó durante más de una década.

“No fue fácil estudiar medicina en Japón. Fue muy difícil y después de graduarse uno debe seguir estudiando para mantenerse actualizado”, explicó, para luego mencionar que en su país los estudiantes de medicina son los que poseen los mejores índices académicos, de lo contrario no son aceptados para cursar esa importante formación.

Además, amplió que cursó seis años para obtener el grado de médico, luego cinco años más como médico residente, y cinco años adicionales para la especialidad. Al momento de ejercer su profesión, además debió cumplir con jornadas de 13 o 14 horas de turno diario.

Por su alto desempeño profesional ha recibido varios galardones, sin embargo, manifestó que el más importante reconocimiento para ella ha sido contar con la licencia para instruir a otros médicos, basándose en su experiencia para lograr exitosas intervenciones quirúrgicas.

Junto a su esposo, el embajador de Japón, Jun Nakahara, tienen 30 años de casados y juntos llegaron a Honduras el 12 de octubre de 2021.

AL SUR DE JAPÓN

La doctora Saori nació en la prefectura de Kagoshima, una ciudad considerada como unas de las más grandes del sur de las principales islas de Japón, donde residió hasta los 18 años.

Es madre, de dos hijos varones, el mayor se llama Ryo y tiene 27 años y el menor es Go y tiene 25 años. “El menor visitó Honduras hace dos años y el mayor viene a finales de abril. Ellos ejercen trabajos en el área de negocios”, explicó.

Junto a su esposo, el embajador de Japón, Jun Nakahara, tienen 30 años de casados y juntos llegaron a Honduras el 12 de octubre de 2021. Para ambos es su primera experiencia laboral diplomática en Latinoamérica.

COMPROMISOS DIPLOMÁTICOS

Sus labores médicas como voluntaria no la han alejado de sus compromisos diplomáticos como esposa del embajador de Japón y es gracias a este rol que ha logrado visitar varias comunidades del país.

“Con la Asociación de Doctores de Medicina de Asia-AMDA, y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) he conocido la realidad del país”, dijo la especialista, que tiene más de dos años de servicio en Honduras y le queda cerca de un año de labor en el país, ya que el período de servicio diplomático es de tres años.

“Mi esposo no ha sido diplomático de carrera, pues su trabajo fue en el Ministerio de Territorio, Infraestructura, Transporte y Turismo del Japón”, explicó.

Además del golf, la doctora Saori Nakahara, en su tiempo libre, gusta de la buena lectura.

CERCANÍA DESDE LA MEDICINA

Su adiestramiento avanzado y la experiencia en la práctica médica, aseguró que no es ajena a los médicos nacionales con los que ha compartido horas de trabajo en quirófanos. “Los cirujanos del Hospital (Materno Infantil) están preparados y poseen un nivel de estándar mundial”, afirmó.

Reveló que es la primera vez que de manera voluntaria trabaja en otro país y su principal motivo ha sido el deseo de ayudar a otras personas, en especial los niños.

Por ello, consideró que es de suma importancia se busquen fondos para mejorar los espacios de salud que permanecen en funciones, como ha sucedido con la obtención de los recursos económicos para la construcción de dos hospitales de trauma, financiamiento que otorgó el gobierno de Japón.

Una de las gratas impresiones que quizás no esperaba, sobre todo por lo que había escuchado sobre Honduras en temas de violencia, ha sido haberse encontrado con personas cálidas, abiertas, seres humanos que “les abren las puertas a todas las personas”, se alegró.

Saori Nakahara: “En mis pensamientos Honduras estará presente”.
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