1 El Hotel Ritz donde hoy está el Hotel El Prado.
La idea de revivir el pasado de la vieja Tegucigalpa nos parece extraordinaria para que podamos conocer lo poco que queda de la antigua Villa de San Miguel, sus costumbres, tradiciones, los viejos rincones, las antiguas edificaciones y todo aquello que encierra una identidad de ciudad colonial que hemos perdido.
El empresario Agustín Torres está interesado en realizar un proyecto de rescatar esa riqueza histórica de la ciudad y compartirla con las nuevas generaciones para engendrar en sus espíritus el amor a su tierra natal y convertirlos en guías de la noble ciudad de las canteras.
Pero volver al centro no debe ser ir a comprar hotdogs, hamburguesas. Pizzas, café de máquinas, donas y a escuchar música rock o conciertos de reguetón, la actividad debe orientarse a que las nuevos tegucigalpenses conozcan la historia de la ciudad, conocer mediante fotos y relatos lo que eran las estrechas calles, las viejas casas con balcones, las esquinas con doble entrada, los alerones de los tejados, las calles empedradas, los callejones, las cortas y estrechas calles del centro, los jardines públicos con sus bancas de madera, los bazares, pulperías, tiendas, las desaparecidas salas cinematográficas, en fin tantos sitios que constituían el atractivo de la capital y que hoy pasaron a ser remembranzas.
Muchos de esos rincones inspiraron a los poetas para que sus musas vagaran por las estrechas calles en románticas peregrinaciones o a los pintores que montaban sus caballetes para plasmar en lienzos o en las finas cartulinas para acuarelas, aquellos sitios donde las casas de adobe jugaban en hileras desordenadas, o en sus grandes portones asomaban los decorativos herrajes o de sus balcones pendían los geranios o las multicolores buganvilias.
Por ejemplo, recordar la calle del Hotel Ritz (FOTO 1), el viejo caserón que fue hotel, colegio, farmacia y cantina, donde hoy están el Hotel Prado y el edificio Fiallos Soto, quedando únicamente en ese lugar la parte trasera de la Catedral y el local de Chinda Díaz (FOTO 2).
Recordar como era La Isla, con sus árboles de mango al centro, el muro para detener las riadas del Choluteca, el puente Mallol, al fondo la Casona de Don Jerónimo Zelaya (FOTO 3) donde edificó Augusto Bresanni la Casa Presidencial, uno de los campanarios y la cúpula de la Catedral.
Dar a conocer la historia de la Parroquia de San Miguel desde que comenzó a construirse en 1765 hasta su consagración en 1782 y la riqueza del arte religioso que se encuentra en su interior (FOTO 4), los personajes que fueron sepultados en ése hermoso templo levantado por el presbítero José de Simón Celaya y Cepeda.
Maravilloso volver al centro para recrearse en los jardines públicos e interesar a los ciudadanos a que respeten los monumentos, estatuas y bustos que se han levantado en ellos, no permitiendo que manos nocivas las pinten con consignas o les roben símbolos como ha sucedido con la escultura en bronce del General Morazán en la plaza central de la capital (FOTO 5).
la antigua Casa Presidencial.
Contar la historia del centenario templo de la cultura capitalina en cuyo escenario además de representaciones artísticas, tomaron posesión de la presidencia de la República cinco mandatarios, sede temporal del Congreso Nacional, cuna de grandes artistas nacionales, el Teatro Manuel Bonilla (FOTO 6).
Relatar cómo se levantó en el viejo barrio Berlín el jardín mirador que en 1926 se inauguró y que con su pista de patinaje, sus miradores, sus cómodas bancas y sus senderos se convirtió en el lugar preferido por nacionales y extranjeros para la toma de fotografías de la ciudad.- Volver a La Leona (FOTO 7).
Recorrer las viejas y estrechas calles y conocer antiquísimos inmuebles como la casa de la familia Cocaña donde vivió Don Diego Vijil Cocaña Jefe de Estado de Honduras en 1828 y Jefe de Estado de El Salvador en 1836, casa en la que en los años cuarenta y cincuenta albergó el negocio conocido como “Frutería El Rábano” esquina entrada al callejón Casco (FOTO 8).
Extraordinario volver al centro para ir a la plaza central, a la plataforma de La Concordia, a La leona o al Obelisco a escuchar no la estridencia de los rockeros sino los conciertos de los conjuntos de marimba o los grupos vocales o instrumentales interpretando la música del ayer.
Otro aporte para éste proyecto, que se busquen a los descendientes de Doña Mélida y Doña Leonor Reyes, inolvidables mujeres que de tarde a noche, día con día, elaboraban los “sándwiches de basura” que vendían en la esquina del Hotel “Las Américas” (FOTO 9) porque a lo mejor guardan la receta de esos deliciosos emparedados de carne de gallina india.- Rescatar los pastelitos de perro, los raspados de hielo de Quiñonez, los sorbetes de Patachon, los tamalitos de elote, las enchiladas como las de Petete, la horchata, los sopapos, los pastelitos de Carioca, el Plato Taca del Mac Carthur (FOTO 10) y tantas otras delicias tegucigalpenses.
No se tome esto como críticas, por el contrario felicitamos a los organizadores de “Volvamos al centro”, éstas son sugerencias para ligarlo más al pasado, para rescatar la identidad que hemos perdido; sigamos el ejemplo de los cubanos que en la década de los ochenta con la colaboración de la cooperación española establecieron “Volvamos a la Vieja Habana” a sus edificaciones coloniales a sus tradiciones de la “Bodeguita del medio” para disfrutar el mojito y al Floridita para deleitar con los daikiris, así como nosotros hoy lo hacemos con los “Calambres” de Tacho Valle hoy de Tito Aguacate , como los mejicanos en la Plaza Garibaldi con los mariachis rescatando su arte musical.
Está bien que nos modernicemos, pero no dejemos que se sepulte la riqueza histórica de Tegucigalpa bajo el cemento y hierro de monumentales obras, nosotros acompañaremos a Don Agustín Torres en ese proyecto y al alcalde Aldana que acaricia la idea que Tegucigalpa sea una CIUDAD CON CORAZON.
Don Dionisio de Herrera.
Hasta la próxima semana
