La leyenda viviente del Motagua, don Gustavo Bustillo (más conocido como Ñel» Vega), entregó su alma al Creador después de varios años de convalecencia debido al Covid-19 lo debilitó y lo tuvo apartado de su pasión como quinesiólogo del cuadro «mimado».
Ñel estuvo en los últimos cinco años cuidados en una casa hogar apoyada por el club de sus amores y atendido como él se lo mereció por sus años de trabajo al club y al deporte en general.