HONRANDO A JUAN RAMÓN MOLINA EN EL 149 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

ZV
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20 de abril de 2024
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12:01 am
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HONRANDO A JUAN RAMÓN MOLINA EN EL 149 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

El día 17 del presente mes de abril, se han cumplido 149 años del nacimiento del príncipe de las letras hondureñas, JUAN RAMÓN MOLINA, ocurrido en la ciudad de Comayagüela en la fecha indicada del año 1875.

Son varias las actividades que se han realizado para festejar tan importante acontecimiento, a lo largo y ancho del territorio nacional. Hoy, deseo referirme al acto realizado en el Centro de Arte y Cultura de la UNAH, bajo los auspicios del Consejo Hondureño de la Cultura “Juan Ramón Molina”, que preside el general (r) Luis Alonso Maldonado Galeas. En dicho acto se presentó a la embajada del Brasil, una carta de intenciones, suscrita por el presidente Maldonado Galeas, que busca establecer una estrecha relación entre nuestros dos países, en el tema del intercambio cultural. Hubo, además, varias intervenciones artísticas, entre ellas, la declamación de un poema por la artista Sonia Molina y una hermosa canción interpretada por el maestro Francisco Valeriano.

“Pedrada Pictórica” de Johnny McDonald.

Por mi parte, y por encargo del Consejo Molineano, me tocó disertar sobre un tema poco analizado en la obra literaria de Juan Ramón Molina: El pensamiento filosófico en su prosa y poesía. Vertí mis propios criterios sobre este acuciante tema y aprovechando que recientemente he tenido la oportunidad de leer una obra fundamental de la escritora e historiadora hondureña Marta Reina Argueta, publicada por la Editorial Gu, me permití insertar algunas de citas de tan importante texto.

Juan Ramón Molina, a la temprana edad de 17 años, ya daba muestras de sus inquietudes filosóficas. Así lo hizo constar en dos de sus composiciones intituladas “Las Olas” y “Adiós a Honduras”, publicadas el año 1892, coincidiendo con su viaje a Guatemala, donde aspira realizar sus estudios de bachillerato y abogacía. En dichas obras, Molina demuestra su extraordinaria capacidad de “ver más allá” y se interroga sobre los temas fundamentales que estudia la Filosofía.

Vendrán más obras de Molina, en las que se plasman con más claridad sus inquietudes filosóficas. Pero él llegó más lejos en ese campo de estudio que su colega y poeta gemelo RUBÉN DARÍO. Pues mientras que este no llegó más lejos del “pitagorismo esotérico”, que constituía la base del Modernismo, Molina abrevó en otras fuentes del pensamiento filosófico, que a la postre siente que no satisfacen sus ansias y necesidades intelectuales, al indagar sobre los problemas esenciales de la vida. Llega al punto de decir: “Todo lo que he aprendido sobre los pedantes libros de los retóricos griegos, de los poetas latinos, de los brumosos filósofos alemanes. Todas las negaciones y afirmaciones de Horacio y Demócrito. Todas las odas de Horacio y Virgilio. Todas las dudas de Hegel y los sublimes pensamientos de Kant. Todo eso diera. En cambio, me quedaría un corazón puro, una alma sencilla y límpida, llena de creencias vulgares, pero inofensivas, y la fe, sobre todo la fe en el Dios de mis abuelos, que estaba medio oculta en
tre grandes nubes”.

Al final de su vida, abraza el pensamiento filosófico positivista, que cuando él era aún un niño, proclama Ramón Rosa, como la guía para reformar la educación en Honduras. Así lo proclama en su brillante prosa poética intitulada “LOS POETAS COMO EDUCADORES DE LA RAZA”, donde afirma de manera lapidaria: “Estamos abrumados de hombres teóricos, no tenemos quien nos haga un alfiler, quien nos fabrique una lima. Haya libros, pero abunden también abunden gabinetes y museos, haya fórmulas, pero tangamos experimentos; haya ciencias, pero entren las enseñanzas por los ojos con la virtud de los ejemplos”. “La raza necesita el empuje vigoroso de los poetas viriles. Los poetas están en jaulas, como las avecillas y deben salir al campo raso, como los leones. Para eso atienen la melena y rugido”.

Hoy, a 116 años de su muerte. Esa proclama sigue aún vigente, pues todo lo que se intentó en su época, constituyen postulados y promesas, todavía incumplidas.

Tegucigalpa, M.D.C., 20 de abril de 2024.

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