El luto de las madres hondureñas

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12 de mayo de 2024
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12:02 am
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El luto de las madres hondureñas

Por: Lourdes Chávez

¿Se han puesto a pesar que detrás de una muerte violenta, hay una madre caída emocionalmente?, No hay atención especializada, no hay psicólogos a su disposición, tampoco seguimiento y mucho menos apoyo legal a nivel gubernamental, sus rostros se mantienen en la sombra del anonimato, casi nunca se conocen públicamente, sobre todo cuando lleva sobre ellas el estigma de la “mamá del delincuente”, si era o no, no nos compete juzgarlo, era un hijo o hija, quien pasó a ser una fría estadística para la ciudadanía, pero para ellas el aliento de su propia vida que nunca volverá.

La salud mental de estas madres enlutadas sin duda es crítica, están tan vulnerables a cambios conductuales, depresión y tendencia suicida cuando no pueden superar ese profundo dolor, están muertas en vida; se apagó el brillo de sus ojos, la razón de existir, llevan sobre si preguntas sin respuestas, culpa e indignación, están en una cárcel de oscuridad cuya compañía es el punzante recuerdo de su criatura.

Según la coordinadora de instituciones privadas pro niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus derechos (COIPRODEN), el año 2022 se registró 569 muertes violentas, en el 2023 fueron 713 y en lo que va de este año más de 100 vidas, el 83% son jóvenes en edades productivas entre 18 y 30 años; y que decir del hecho que cada 48 horas se suicida un joven.

Esto es un horror, tanta sangre derramada y si a estas terribles estadísticas se suman la muerte de algunas madres, las que se consideran por causa “natural”, pero muchas veces solo es el desenlace de un dolor atroz, también son víctimas de la vorágine de violencia que impera en el país.

Según la psicología las etapas del duelo son: incredulidad o shock, no quieres creer lo que ha pasado, negación, rabia o ira, depresión, aceptación y seguir adelante. La negación es la más difícil del duelo porque la persona evita, se resiste al proceso, tiene que aceptar que se perdió el rol materno quien ya no está.

Los especialistas en el tema consideran que hay un “duelo complicado”, que incluye la incredulidad sobre la muerte de ese hijo o hija, culparse a sí mismo y aparece el deseo de morir con el fin de estar con su ser querido.

No pretendo en absoluto desdibujar la hermosa celebración en honor a las madres en nuestro país, pero si llamar la atención hacia esta población vulnerable que sufre muchas veces en el silencio porque su propia familia coarta su libre expresar su dolor.

No podemos ignorar a las que llevan el luto enraizado en su corazón, estadísticamente en tres años, fácilmente a unas mil mujeres hondureñas les arrebataron violentamente a su hijos e hijas, ¡sin poder decirle adiós!

Como familia y sociedad no nos desconectemos, sino que brindemos el acompañamiento, tengamos empatía, hagámosles sentir que no están solas, pero que también comprendemos cada una de las etapas del duelo, dejándolas expresar lo que sienten y viven día a día. Es importe el equilibrio entre la atención psicológica y espiritual, ambas son herramientas de sanidad del alma, no descartemos ninguna, porque cada área cubre una parte del ser tripartito de estas mujeres generadoras de vida.

¡Madres que hoy viven el luto, reciban un fraterno saludo y crean que Dios las dotó de una fuerza extraordinaria para vencer el dolor!

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