Vino y literatura en el Perú y Honduras

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12 de mayo de 2024
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Vino y literatura en el Perú y Honduras

Por: Jorge Raffo*

“El que a los suyos parece, honra merece” (Adagio popular iberoamericano).

El poder de recreación e interpretación de las relaciones bilaterales por la vía de la legitimidad de la palabra escrita nacida de la literatura y de la viticultura permiten “entramados narrativos y poéticos que emergen de la necesidad de dialogar y expresar la esencia de la hermandad de las naciones según sensibilidades distintas” (Serafin & Chávez, 2021).

Una amistad relevante entre estudiosos polifacéticos hondureños y peruanos fue la desarrollada por Heliodoro Valle y Raúl Porras. El primero había estado en el Perú, “había sido invitado por Raúl Porras (diplomático e historiador peruano) para el centenario de la batalla de Ayacucho en 1924 y esa estancia le sirvió para ahondar sus vínculos con la intelectualidad peruana” (Arosemena, 2023, citado por Raffo, 2024). Les sirvió también a ambos para desarrollar sendos estudios sobre el pisco y el vino en la trayectoria literaria de sus naciones. “Heliodoro Valle será uno de los escritores más abundantes no sólo de Honduras, sino del continente americano, con una vasta producción en cronologías, bibliografías, investigaciones históricas, ensayos sobre figuras sobresalientes y miles de artículos dispersos en revistas y periódicos de Estados Unidos y América Latina, especialmente de México” (S. Infante, 2017) pero también en el Perú donde colaboró con la revista “Mundial” (Raffo, 2024).

Las investigaciones de Mario Martínez Castillo -donde se menciona la presencia en el istmo de vino procedente del Perú en tiempos virreinales- despertaron el interés del promotor cultural y propietario de una editorial, Carlos Milla Batres, salvadoreño con corazón peruano, impulsor de la “Biblioteca de Autores Peruanos” (1973). Martínez fue conocido en la tierra de los incas, “un libro central salido de sus investigaciones es ‘Cuatro centros de arte colonial provinciano hispano-criollo en Honduras’” (S. Infante, 2017).

El desaparecido librero, editor y gestor cultural peruano Juan Mejía Baca -que patrocinó a más de ciento cuarentaicinco autores peruanos y publicó un millón y medio de ejemplares en el siglo XX- contempló preparar una selección de textos sobre los vínculos de la literatura y el vino entre Centroamérica y el Perú. En ese inacabado proyecto, la poeta hondureña Clementina Suárez (1930), por su calidad, tenía ganado un lugar, aunque nunca residió en el Perú sino en México, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Cuba y El Salvador.

Otro hito en los entretelones literarios hondureño-peruanos es la amistad de Oscar Acosta, novelista y secretario de la embajada de Honduras en Lima, con el escritor peruano Sebastián Salazar Bondy que trabajaba en la redacción del diario ‘La Prensa’ de Lima. “Éste le condujo a la ‘Antología de cuentos breves y extraordinarios’ (1953), de cuya lectura surgieron los minicuentos de ‘El Arca’. Uno de los cuentos de Acosta, ‘La letra lh’, tuvo respuesta de Álvaro Menen Desleal, con un cuento similar sobre la letra ‘lh’, y, más tarde, Víctor Manuel Ramos escribió otro minicuento, ‘Mamá abecedario’, que cuenta una historia de las letras ch, ll y w” (V.M. Ramos, 2017). Tertulias memorables donde sus biógrafos registran que el vino es mencionado en la trama de sus relatos con el mismo espíritu nacionalista con que Salazar Bondy ponía al pisco en las manos y en los diálogos de sus personajes.

En el 2017, con ocasión de la presentación de Elena Mikhailova con la Orquesta Filarmónica de San Pedro Sula, el diario español “La Razón” publicó una nota enológica sobre un vino hondureño: “Se trata de un vino dulce, tinto, elaborado a partir de la variedad de uva La Jaboticaba. Producido en Siguatepeque, meseta central de Honduras, presenta un color muy intenso, un aroma afrutado y es perfecto para maridar viandas. En el lenguaje de las emociones, es un vino ‘poderoso, excitante y equilibrado’”.

Actualmente esta labor de diálogo literario entre hondureños y peruanos ha continuado con “José Antonio Funes (diplomático y escritor); este último salva del inclemente olvido la novela modernista de Froylán Turcios, ‘Almas trágicas’, publicada por entregas en 1900 en el Diario de Honduras” (Chávez, 2021),

Se registra así una vocación de permanente apertura de los intelectuales hondureños con un sincero y desinteresado afán de mantenerse asociados con Latinoamérica. Una cosmovisión hondureña amplia e inclusiva en la que, países como el Perú cosecharon experiencias de enriquecimiento mutuo en el campo de la literatura. Ante este panorama binacional cabe la audaz reflexión de señalar que la anhelada integración de las naciones de América Latina puede ocurrir apoyándose en la cultura como una plataforma de política exterior. Parafraseando a Chávez (2021), es el sueño de alcanzar la transformación positiva de las relaciones bilaterales desde la contribución de las palabras.

*Embajador del Perú en Guatemala.

 

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