¡Una oposición desarticulada y desmotivada!

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15 de mayo de 2024
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12:21 am
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¡Una oposición desarticulada y desmotivada!

Por: Óscar Lanza Rosales

En estos dos primeros años y medio del gobierno de la presidenta Xiomara Castro, el que ha ganado todas las batallas políticas ha sido el expresidente José Manuel Zelaya. A pesar de ser minoría -con sólo 50 de los 128 diputados- ha capturado las instituciones que ostentan el poder: el Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), el Ministerio Público, El Tribunal Superior de Cuentas, la Procuraduría General de la República y, desde luego, el Ejecutivo, a nombre de su esposa. ¿Quién habría imaginado al comienzo de esta gestión que esto sucedería? Pero don Mel Zelaya lo ha logrado, sobre todo con infiltrados de Libre disfrazados de liberales, que incluso, han sido nombrados como magistrados de la CSJ. En complicidad con negociadores incompetentes de liberales y nacionalistas, como, por ejemplo, la ratificación de Johel Zelaya -de Libre- como fiscal general, mientras al fiscal adjunto -liberal- y al director de fiscales -nacionalista- según los medios, los tienen actualmente marginados, que sólo les falta una escoba para ayudar al personal de limpieza a cumplir su tarea en esa institución.

Don Mel Zelaya ha empleado el libreto chavista para perpetuar a su partido en el poder, siguiendo el ejemplo de Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Ha buscado apropiarse de la institucionalidad, infiltrarse en otras fuerzas políticas, priorizar los programas sociales, y asegurar la lealtad de las Fuerzas Armadas al gobierno, siguiendo el modelo que, según algunos historiadores, fue crucial para el régimen chavista en Venezuela, con la presencia de asesores cubanos. Hay indicios de que Honduras está tomando una ruta similar, especialmente con la presencia de supuestos educadores y médicos cubanos contratados por el gobierno. En el ámbito educativo, se está dando prioridad a la cantidad de títulos otorgados sin asegurar la calidad, y se está debilitando el sector productivo privado. Mientras tanto, el sistema de salud continúa en una situación precaria.

En Venezuela, Chávez y Maduro han permanecido en el poder durante 25 años (2000-2024); Daniel Ortega en Nicaragua durante 17 años (2007-2024); Evo Morales desde 2006 hasta 2019, y aunque su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), sigue en el poder, el actual presidente, Luis Arce, guarda distancia de Morales; Rafael Correa gobernó Ecuador durante 10 años (2007-2017), pero fue traicionado por su sucesor, Lenin Moreno; Néstor y Cristina Kirchner, y luego Alberto Fernández, gobernaron Argentina desde 2003 hasta 2023, es decir, durante veinte años. Casi todos estos líderes han seguido una ruta similar, que incluye ganar apoyo popular, controlar los medios de comunicación, utilizar los recursos estatales para financiar sus campañas y restringir la participación de la oposición.

No duden que Libre seguirá este mismo libreto para continuar en el poder. Vean que los proyectos públicos de infraestructura -principalmente las carreteras- los están impulsando hasta ahora, lo mismo que a robustecer en este año y medio que les queda, los programas sociales, y están empleando en la administración pública, a mundo y raimundo, desde luego simpatizantes de su partido, por lo que vamos a terminar este período presidencial con una burocracia gigante.

Mientras Mel Zelaya, sus camaradas y simpatizantes se desvelan las 24 horas del día, viendo cómo se quedan, vemos una oposición, despreocupada, pasiva y desarticulada. El Partido Nacional que, con todo lo que le sucedió a su máximo líder en Nueva York, le hubiera dado vuelta de calcetín a su organización, con nuevos liderazgos y planes programáticos que le pueda ofrecer al pueblo hondureño, pero sigue igual como lo dejó JOH, como que si no hubiera pasado nada. El Partido Liberal sigue en crisis, dividido, con mucha influencia del Melismo, que le ha dado el visto bueno hasta en los magistrados de ese partido que deberían formar parte de la CSJ. Y sigue el rumor que los liberales quieren poner para la próxima elección, a un candidato presidencial de Libre disfrazado de Liberal. De todos modos, Libre se hace la ilusión de conservar el poder, con el apoyo de los liberales. Con respecto a Salvador Nasralla, aunque goza de popularidad, en lugar de postularse él mismo, debería contribuir a la selección de un candidato de la oposición con un perfil honesto y capacitado, que pueda representar los intereses de la mayoría de los hondureños.

Éste es un mensaje que se los estoy dando a tiempo, para que la oposición se reactive, se unifique y actúe oportunamente de manera inteligente. Si no lo hacen, ¡después no vayan a llorar sobre la leche derramada!

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