Cómo está realmente eso del crimen en Honduras?

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20 de mayo de 2024
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12:04 am
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Cómo está realmente eso del crimen en Honduras?

Por: Otto Martín Wolf

Primero que todo hay que reconocer que aquí no somos santos, nunca lo hemos sido.

Pero también hay que tener en cuenta que cada día hay más medios buscando la atención del público y que las portadas de periódicos, vídeos en las televisoras y escándalos en las radioemisoras compiten en la explotación del morbo.

Esa es una realidad aumentada exponencialmente por las “redes sociales” donde todo adquiere dimensiones extraordinariamente grandes.

Cada mañana hay una carrera donde el ganador es el primero que sale con las noticias más escandalosas, aumentadas por las voces de locutores, sirenas a todo volumen, letreros de “bombazo”, “último minuto” y “último segundo”, todo acompañado de luces rojas parpadeantes.

El crimen ha aumentado en Honduras, eso es una realidad.

Pero los crímenes “normales” como son los asesinatos por pleitos territoriales de pandillas son realmente pocos, unos dos o tres al día y una masacre grande de vez en cuando.

Pero qué representan 5 muertos al día por asesinato en relación a 10 millones de habitantes? Más o menos un 0.00005 que, aunque a los parientes les pueda doler mucho, la verdad no es casi nada.

La población nacional no se ve grandemente afectada por esos crímenes, excepto por la forma alarmante en que las noticias son presentadas y que nos hacen sentir como que estamos en el Viejo Oeste, lo cual está lejos de la realidad. Para empezar aquí casi nadie anda a caballo y muy pocos usan sombrero y menos aún portan pistola al cinto (la andan encamisada).

Descartemos como un mal nacional los crímenes relacionados con drogas, lo que es grande es su consumo.

Pero es mayor la cantidad de asesinatos y delitos debido a celos y pasiones desbordadas pero que tampoco representan o afectan a un gran porcentaje de la población, aunque sí reciben una gran divulgación.

Lo que sí es preocupante son los robos de valores personales, ahí el porcentaje es bien alto.

Veamos cómo andan las cosas.

Antes, las damas usaban cadenas de oro (muchas igualadas empirifolladas se guindaban imitaciones) pero, con la aparición de los “cadeneros” las cadenas desaparecieron quizá para no volver. Unas en manos de ladrones y las otras se quedaron escondidas en los joyeros para ser utilizadas únicamente en lugares seguros (habrá tal cosa en Honduras?)

Pero, si antes el principal delito callejero estaba enfocado en cadenas y carteras -privilegio de unas pocas- ahora cualquier ciudadano porta valores quizá superiores a una cadena de oro (de las más baratas).

Un gran porcentaje de la población carga un teléfono inteligente y ese sí es un crimen que afecta a muchos.

El robo de celulares es grande, pero no en las noticias. Son tantos que los periódicos necesitarían una sección similar a la de “Clasificados”, si quisieran publicarlos todos.

Lo mismo ocurre con carteras y billeteras, aunque los valores que se portan no son tan grandes como los de un celular, generalmente los de a pie lo que andan es el dinero del bus o el colectivo.

También en la categoría mayoritaria están los espejos y partes fáciles de robar de los automóviles tales como llantas, baterías, etc.

Hay algunos ladrones que pueden abrir el cofre, sacar la batería del auto en una fracción de segundos y luego correr con ella (peso aprox. 45 libras) a velocidades que serían envidia de corredores olímpicos internacionales.

Robo de motos, cantidad no determinada, pero alta desde luego.

También están los “descuideros”, que son tipos que andan por ahí con caras de santos viendo a ver qué cosa está mal colocada y en un segundo, en lo que podría ser un acto de magia digno de presentarse en Las Vegas, lo hacen desaparecer para siempre.

Asaltos a pulperías, mercaditos, vendedores callejeros y ciudadanos en general constituyen una enorme parte del crimen nuestro de todos los días.

Casi al final está la clasificación popularmente conocida como “salón de baile”, que es como quedan algunas casas después de que los chicos malos le efectúan un servicio de mudanza gratis.

¿A dónde voy con todo esto?

Como siempre, me gustaría que se publicaran esas cifras, que hubiera datos confiables sobre el robo hormiga.

De eso no sabemos mucho, pero le apuesto que al menos una persona conocida suya sufrió un robo en los últimos treinta días.

Ese es el verdadero crimen que afecta a la mayoría.

Por cierto, sería bueno que los altos funcionarios relacionados con la seguridad salieran un día a calles y mercados, que se montaran en buses (sin guardaespaldas desde luego, como cualquier ciudadano normal) y probaran ese mundo desconocido para ellos pero el real en que vive diariamente la mayoría de la población.

No lo van a hacer nunca desde luego, ¡pero qué lindo pensarlo!

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