PERFILES: ¿Debe cerrar el zoológico?

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23 de mayo de 2024
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12:04 am
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PERFILES: ¿Debe cerrar el zoológico?

Por: Carolina Alduvín

Hablando de animales sin cerebro, podemos mencionar la indignación de la población en redes sociales, por apoyar la descabellada idea de destruir los ecosistemas de las Islas del Cisne, con el apoyo de quien está llamado precisamente a proteger y preservar tal riqueza natural. Tal como se aprecia en un post denominado animales sin cerebro y se ilustran especies marinas y terrestres como Ctenóforos, estrellas de mar, pepino de mar, sanguijuelas, medusas, corales, esponjas, lombrices de tierra y, el ministro de marras. Al empecinamiento en destruir ecosistemas únicos en el planeta sin aclarar las intenciones ocultas tras la descerebrada decisión, se suma la gran irresponsabilidad del brazo ejecutor de mi ambiente, el Instituto de Conservación Forestal.

Por ley a cargo de la denominada vida silvestre, incluso la que se encuentra en cautiverio. Ciudadanos ambientalistas y también defensores de los animales, han denunciado que, a vista y paciencia de las autoridades, de una población de 500 ejemplares en el incautado zoológico de Joya Grande, hoy sobreviven menos de 200. A causa de la irresponsabilidad, omisión y negligencia de los encargados, se ha dejado de atender apropiadamente el sitio de conservación de fauna. A la vez, han solicitado a la comunidad internacional, intervención inmediata, en cumplimiento a la Convención en Diversidad Biológica de la ONU, en vista de que el actual gobierno ha sido incapaz de mantenerlos a salvo.

Los expertos en conservación de vida silvestre fuera de sus hábitats naturales, consideran que dicho centro no debe desaparecer, es el zoológico más grande en el país y cerrarlo representa un retroceso de más de una década en lo referente a este tipo de gestión especializada. También han solicitado a la presidente de la república, declarar estado de emergencia dada la calamidad en que se encuentran los cautivos y tomar las medidas pertinentes para su recuperación.

En respuesta el ICF comunicó estar avanzando en su intervención al establecimiento y un plan de rescate, consistente en evaluar y atender de inmediato los aspectos veterinarios y de alimentación, en colaboración con las FFAA y la Escuela de Veterinaria de la UNAG; mientras elaboran un plan de sostenibilidad. Supuestamente, la Oficina de Administración de Bienes Incautados es la responsable de su adecuado mantenimiento, lo que vino ocurriendo hasta principios de 2022, de acuerdo a los denunciantes. El caso es que apenas se adquirieron alimentos para 2 semanas y hay previsión para tan sólo 2 meses, mientras se establece un plan de sostenibilidad. Dan la impresión que entre OABI y el ICF juegan a pasarse la pelota, mientras los animales languidecen entre la desnutrición y las enfermedades. Gobierno irresponsable.

Por impedimentos de tipo legal, los ejemplares no pueden venderse ni ser donados a terceros, tampoco corresponde liberarlos al medio natural por tratarse de especies exóticas en su mayoría. Además, por haber nacido o pasado gran parte de sus vidas en cautiverio, no han desarrollado las habilidades para sobrevivir en forma independiente. En vista de la enorme erogación que representa su debido mantenimiento, insostenible por no estar operando en modalidad lucrativa, no faltan insensibles que recurren a proponer una solución fácil como la eutanasia, aun cuando no se cuente con los requeridos diagnósticos independientes. Tampoco falta el alegato que, en el caso de los felinos, las enfermedades son congénitas debido a la endogamia que propicia la situación de cautiverio, entre las promesas están estudios y evaluaciones veterinarias a fin de determinar el estado de salud animal y así reducir o prevenir sufrimiento en ellos.

También llegó a las instalaciones un equipo de la Fiscalía Especial del Medio Ambiente, para conocer la situación real de los animales, e investigar la posibilidad de que se hayan cometido delitos ambientales. El propio ICF sugiere realizar una auditoría al establecimiento, en vista de irregularidades detectadas en adquisición y suministro de alimentos a los ejemplares, además de una evaluación al personal que decidió suspender labores, en vista de que les fueran suspendidos sus salarios, a cargo de la OABI.

Es lamentable que el usurpador y su camarilla, por centrar todos sus esfuerzos por mantenerse en el poder, descuida las necesidades de empleo, salud y educación –entre otras necesidades—de sus semejantes. ¿Qué pueden esperar entonces el resto de las especies que no son ganado?

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