103 años de Augusto Monterroso en el Perú

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24 de mayo de 2024
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103 años de Augusto Monterroso en el Perú

Por: Jorge Raffo*

“Aunque no lo parezca escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche” (Decálogo del escritor, Monterroso, 2001).

Cuando en la tierra de los incas se hacen selecciones de escritores centroamericanos, “El dinosaurio” y “El eclipse” de Augusto Monterroso son los cuentos cortos más reproducidos en los diarios peruanos. En el 2021, con ocasión del centenario de su natalicio un conjunto de radioemisoras capitalinas se puso de acuerdo para transmitir, en tiempo real, el homenaje que se rindió a la memoria de este escritor hondureño, nacionalizado guatemalteco, que hizo del relato corto su principal bandera y característica literaria. En ese evento limeño en que se rememoraron numerosas anécdotas protagonizadas por Monterroso, participaron Enrique Vila-Matas, Juan Antonio Masoliver Ródenas y el fundador de la Editorial Anagrama, Jorge Herralde. La periodista Subirana (2021) se sumó a este reconocimiento dedicándole un artículo en el diario ‘El Comercio’, decano de la prensa peruana, y el diario “La República” lanzó una serie de sus cuentos cortos mientras que la Agencia Peruana de Noticias-Andina, preparó una serie de notas con
sus principales relatos.

La preferencia de los lectores peruanos por la narrativa de Monterroso es, sin embargo, anterior a estos eventos que no son sino la cúspide de la admiración por su obra. En setiembre del 2013, en la Casa de la Literatura Peruana, fue presentado el libro “Miradas sobre el microrrelato y las fábulas de Augusto Monterroso” de la investigadora italiana Giovanna Minardi con un panel conformado por la poeta Sonia Luz y Rony Vásquez de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Gracia Sara Vargas de la Embajada de México en Lima y Armando Arteaga de la Universidad Nacional de Ingeniería. Minardi había adquirido notoriedad en el Perú con su obra “Historia del cuento hispanoamericano” (2003).

Monterroso no visitó el Perú, pero hizo amistad con varios escritores peruanos como Scorza, Westphalen, Oviedo, entre otros, lo que, en alguna entrevista, le llevó a afirmar, en setiembre de 1984: “Por lo que he podido observar, los poetas -y los narradores peruanos en general- escriben siempre cosas tristes, y hay en ellos una especie de desolación hasta cuando tratan de lo que podría llamarse ‘los aspectos amables de la vida’. Yo no sé si esto ha sido siempre así, pero por lo que hace a nuestro tiempo, cuando converso con alguno de ellos aventuro la hipótesis de que, habiendo sido César Vallejo tan desdichado, ningún escritor peruano se atreve a no serlo sin faltarle el respeto a su antecesor, el más grande; pero al oír esto solo sonríen y suponen que lo digo en broma. De todas formas, es obvio que ninguna generalización tiene un valor absoluto”.

Una respuesta memorable es la consignada en la entrevista concedida por Monterroso al peruano José Miguel Oviedo y a Jorge Ruffinelli en 1976. Cuando le preguntan si le interesa la novela como lector, responde: “Ya no tanto; leo con gusto trozos de muchas; en realidad más bien las examino (…) No entiendo cómo alguien dedicado un tanto a este oficio puede interesarse en una novela muy extensa (…) La mayoría de las norteamericanas son vulgares; las rusas y las inglesas no existen; las francesas son afectadas o aburridas hasta lo indecible; todas las latinoamericanas son perfectas, pero tienen el defecto de ser muchas” (Ediciones del Sur, Argentina, diciembre 2003, citado por Do Carmo, 2023). Se trata de un Monterroso que “cultiva preferentemente el cuento y el ensayo y que, de esa práctica, surge un impulso radical por la economía verbal” (Mondoño, 2022, citado por Do Carmo, 2023).

En el Perú, Monterroso es percibido como un autor misceláneo, un hombre de familia, con sentido del humor inclinado a la sátira. En la entrevista titulada “Un día más” otorgada a la periodista Azancot, publicada póstumamente, señala que en su jornada cotidiana “mira las nubes, espera con impaciencia tomar un poco de vino, se preocupa por sus hijos y sus nietos, escucha música, y disfruta grandemente el amor y la compañía de su mujer” (Ediciones del Sur, Argentina, dic. 2003). Un buen ejemplo de escritor que no asoció su éxito al escándalo.

Y como dijo Ruiz Velasco Nuño (2003) al escribir el obituario de este ilustre hombre: “A quien no haya leído ni piense leer a Augusto Monterroso le garantizo que se pierde de muchas sonrisas, de uno de los lados amables y lúdicos de la vida”. Afortunadamente para el Perú, se le lee mucho.

*Embajador del Perú en Guatemala.

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