Clave de SOL: Kant, Hilbert y Gödel

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26 de mayo de 2024
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Clave de SOL: Kant, Hilbert y Gödel

Por: Segisfredo Infante

La sentencia legendaria que los posibles amantes de la sabiduría (léase filosofía) debieran conocer algo de figuras geométricas, o por lo menos incursionar en ellas, se encontraba inscrita en el friso del pórtico principal de la “Academia” de Platón, a fin de recordar a los novatos que los primeros filósofos griegos, como Tales de Mileto, habían cultivado las abstracciones geométricas como adheridas a un extraño programa místico y filosófico, práctica que después fue característica típica de los diferentes cenáculos derivados de las enseñanzas de Pitágoras, a quien mucho admiraba Platón.

Como la matemática es una ciencia que se ocupa del tema específico de los números, sus figuras, sus símbolos y sus fórmulas, tanto en la esfera apriorística abstracta como en los ámbitos de la aplicación terrenal, nosotros nos autopercibimos limitados a contentarnos con la mera epistemología o filosofía de la ciencia; o cuando menos constreñidos a una de sus ramas que en este caso es la historia general de las ciencias particulares.

Por eso tiene sentido relatar, nuevamente, que en noviembre de 1992, adquirí en una librería de San José, Costa Rica, un ejemplar de “Matemáticas y filosofía” del profesor Ángel Ruiz Zúñiga, licenciado en matemáticas con un posgrado en filosofía, quien se desempeñó durante varios años como presidente de la “Asociación Costarricense de Historia y Filosofía de la Ciencia”, con el interés personal que los profesores de la disciplina universalizante (es decir, la gran “Filosofía”) que aquí nos ocupa, también recibieran una formación en el conocimiento histórico de las matemáticas, con el fin pedagógico ulterior que cuando sirvieran estos cursos específicos a los estudiantes universitarios y de secundaria, tuvieran presente que la invención y construcción de la matemática, por muy abstracta que parezca, ha sido producto originario dentro del vasto contexto histórico de las civilizaciones concretas de la humanidad, en unas coordenadas puntuales de la zona tórrida. Esta sugerencia didáctica me ha hecho recordar el libro singularísimo del físico-matemático David Bodanis, quien se sumergió en la ardua tarea de explicar “La biografía de la ecuación más famosa del mundo”, esto es, aquella fórmula inevitable de Albert Einstein.

El filósofo y matemático costarricense, en su libro se disculpa de entrada al anticipar que la suya es una interpretación poco ortodoxa respecto de la naturaleza de las matemáticas, habida cuenta que se trata de una aproximación epistemológica y ontológica simultáneas, con el propósito principal de criticar el supuesto dogmatismo y la rigidez del pensamiento del “Mundo Occidental”. Ruiz Zúñiga sostiene que a estas alturas es indispensable superar una especie de tradicionalismo que se deriva tanto de las posturas del empirismo duro anglosajón, como del racionalismo extremo de otras sociedades. A partir de cuya crítica propone “que es necesario buscar una síntesis teórica” o un nuevo paradigma que permita “la comprensión más profunda de la naturaleza de las matemáticas”. El nuevo método sugerido por el autor es el de una epistemología que venga a enfatizar una relación mutuamente condicionada entre el objeto y el sujeto epistémicos, desechando los argumentos apriorísticos de aquellas matemáticas puras que hacían caso omiso de las realidades históricas. Amén del propósito loable del profesor Ángel Ruiz Zúñiga, brota ante mis ojos la probabilidad que el escritor costarricense se encontrase, muy a su pesar, fuertemente influido por los postulados centrales de la “Crítica de la razón pura” de Immanuel Kant, cuyo programa filosófico abierto y subyacente era el de marcar una distancia revolucionaria respecto del empirismo inglés y del racionalismo franco-alemán de aquel momento. Vale la pena colorear esta perspectiva en el ancho contexto de los trescientos años del nacimiento del filósofo alemán (1724-2024), cuyo nombre hemos citado continuamente en los últimos tiempos. Es tal su importancia que varios autores incluso han hablado “de un antes y un después de Kant”.

“Matemáticas y filosofía” (1990) es un libro en que Ruiz Zúñiga propone una revolución conceptual derivada de los grandes trabajos del lógico-matemático vienés Kurt Gödel, dados a conocer en 1931, y reforzados en 1962, con los planteamientos irreverentes del epistemólogo húngaro Imre Lakatos. Previamente había acontecido que los “discretos” teoremas de Kurt Gödel, vinieron a resquebrar las certidumbres matemáticas que con tanta devoción había cultivado, durante las primeras tres décadas del siglo veinte, el respetable calculador alemán David Hilbert, quien sentenció, igual que otros y de manera equivocada, que las paradojas jamás volverían a ser experimentadas por matemático alguno.

El basamento para una nueva revolución de las ideas, en este caso gödelianas que adoptó el profesor y escritor Ruiz Zúñiga, se desprendió, a mi juicio, de una confesión sincera del mismo Kurt Gödel, en tanto que este había descubierto o trabajado sus grandes teoremas lógico-matemáticos porque anticipadamente había leído filosofía, especialmente, según sus propias palabras, el pensamiento de Immanuel Kant. (Dedico el presente artículo a la memoria de un amigo especial: el matemático hondureño Oscar Montes Rosales).

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