Premio ALVARO CONTRERAS, el máximo galardón del periodismo hondureño

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26 de mayo de 2024
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12:04 am
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Premio ALVARO CONTRERAS, el máximo galardón del periodismo hondureño

ALVARO CONTRERAS.- Periodista, orador, parlamentario, ideólogo…

Por: Adan Elvir Flores

Fue en nuestra primera gestión como presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), que se instituyó el Premio Nacional de Periodismo “Alvaro Contreras”. En aquella memorable ocasión, noche del 21 de mayo de 1983 en el Teatro Nacional Manuel Bonilla, expresamos algunos conceptos que, a lo mejor, hoy que se ha entregado la versión número 41 de tan honrosa presea, pueden tener algún interés para las nuevas generaciones de periodistas.

Quiero iniciar mi intervención confiando ante tan selecta concurrencia que dos fechas: el 25 de mayo de 1979, día en que el Colegio de Periodistas de Honduras nació legalmente como el único organismo regulador del ejercicio de la profesión del periodismo en este país, y hoy, 21 de mayo (1983), son hasta ahora las más grandiosas en nuestra vida institucional, porque esta noche nos encontramos reunidos para tributar, por primera vez, un sincero y merecido reconocimiento a connotados valores del diarismo nacional.

Fue un anhelo ferviente de la actual junta directiva del Colegio de Periodistas de Honduras, que este año celebremos el día que el calendario cívico nacional consagra a los obreros del pensamiento, dando honor a quien honor merece.

Para poder cristalizar esa idea era menester instituir una distinción, un premio que sea un verdadero estímulo para quienes han hecho de su vida un ejercicio profesional honesto, digno y responsable. Y todos coincidimos, unánimemente, que ningún nombre más apropiado para simbolizar esa aspiración que el de “ ALVARO CONTRERAS”, aquel ilustre hondureño nacido el 3 de enero de 1839 en la Villa de Cedros, que además de notable orador y vibrante parlamentario, fue un excepcional e infatigable periodista que puso su pluma y su entera voluntad al servicio fundamental de una causa: el triunfo del liberalismo político en Centroamérica, hecho que constituyó, en su época, una lucha eminentemente revolucionaria, en la que abogó de manera inclaudicable porque se hiciera realidad el ideal morazánico de concretar la hermandad de los pueblos centroamericanos.

Aquel brillante compatriota hizo sentir la contundencia de su vigorosa pluma ejerciendo el periodismo en El Salvador. Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Honduras, pero la trascendencia de sus campañas liberalizadoras llegó mucho más allá hasta el grado de adquirir una verdadera estatura continental. Por eso es que nuestro premio nacional lleva el nombre de ALVARO CONTRERAS, lo cual obviamente, nos llena de legítimo orgullo.

Don Alejandro Castro hijo, el ganador del primer Premio “Alvaro Contreras”.

Y más nos llena de tranquilidad y de profunda satisfacción que esa primera distinción con el nombre de ALVARO CONTRERAS haya recaído en un culto y extraordinario hombre de letras, un auténtico profesional del periodismo que es toda una institución en este país: don ALEJANDRO CASTRO h.

Hablar del primer galardonado del Colegio de Periodistas de Honduras es hablar de cincuenta años de experiencia periodística al servicio de los más caros y nobles intereses de la sociedad hondureña.

Hablar de Alejandro Castro h. es hablar de su fecunda, valiente y patriótica labor de un hombre humilde, modesto, pero con una gigantesca capacidad intelectual.

Don Alejandro es un símbolo de orgullo para nuestro colegio.

Esta noche también será memorable para los periodistas, porque vamos a rendir, por primera vez, un sentido homenaje de reconocimiento a cuatro compañeros que este año están cumpliendo sus bodas de oro profesionales. Son ellos: don Enrique Gómez, don Víctor Cáceres Lara, don Juan Ramón Ardón y el propio ganador del Premio “Álvaro Contreras”, don Alejandro Castro h. Igualmente haremos reconocimiento póstumo al recordado maestro de generaciones don Oscar A. Flores, que hoy duerme el sueño eterno tras haber cumplido grandes jornadas de lucha en favor de las causas justas de este pueblo y de sus ideales democráticos. El querido maestro don Oscar hubiera cumplido ahora sus cincuenta años de ejercicio periodístico. Y en verdad, su sentida muerte ha dejado un vacío profundo en nuestro colegio.

Todos ellos, don Quique, don Juan Ramón, don Víctor, don Alejandro y don Oscar, forman parte de ese selecto y prestigiado grupo de intelectuales que se conoce como la iluminada “Generación del 35”, por haber incursionado en aquella época en el fascinante mundo de las letras.

El Colegio de Periodistas ha considerado su deber rendir este homenaje sincero a estos colegas, no sólo porque cincuenta años de ininterrumpido ejercicio profesional constituyen toda una vida dedicada a servir y orientar por mejores derroteros a la sociedad hondureña, sino porque también ello es un vivo testimonio de vocación, perseverancia y abnegación que debe ser ejemplar para las presentes y futuras generaciones de periodistas.

Pareciera increíble que en un medio como el nuestro, estos colegas aún hagan flamear la bandera del bien común, porque todos ellos se iniciaron en un ambiente caracterizado por la orfandad de apoyo, de estímulos; en un medio osco, de incomprensiones, de persecuciones, de cárcel y hasta de destierro, todo por defender un ideal.

A estas alturas, no alcanzamos a comprender las nuevas generaciones de periodistas, cómo esta gente ha podido sobrevivir, porque si hoy en día los hombres de prensa ganamos salarios de hambre, es fácil de suponer las vicisitudes y apremios que ellos pasaban para sustentarse a sí y a sus familias. Pero ello corrobora fehacientemente, que esta gente traía en sus venas la vocación periodística; y que el ruido de las máquinas de escribir y el olor a la tinta de imprenta, les robó sus corazones.

Don Ventura Ramos Alvarado, ganador del segundo Premio “Alvaro Contreras” en 1984.Don Ventura Ramos Alvarado, ganador del segundo Premio “Alvaro Contreras” en 1984.

Gracias a su vocación, a su perseverancia y a su amor por una carrera hoy por hoy digna de mejor suerte, todos ellos han transitado firmemente por las diferentes sendas del vasto campo del periodismo. Sus enormes esfuerzos y su probada capacidad los ha llevado a tenerlos hoy ahí, con la misma entrega y energía como cuando se iniciaron allá en 1935. Por eso los estamos distinguiendo y por eso son un orgullo para todos nosotros.

Pero también esta noche los periodistas queremos dejar constancia pública de nuestras preocupaciones por algunas anormalidades que están ocurriendo en Honduras y que deben llamarnos a reflexión a todos los que de una u otra forma tenemos que ver con la conducción del país.

La situación social, económica y política que vivimos los hondureños es cada día más acuciante. Los problemas que afectan a la mayoría de la población no han sido resueltos y los efectos de las medidas que se toman para solucionarlos, no los vemos por ningún lado. Las injusticias, la miseria y tantas otras calamidades, campean por doquier. Los artículos de consumo popular se adquieren cada día a precios elevados y nuestra moneda también cada día pierde su valor real. El índice de desempleo es tan alarmante que afecta a un 24 por ciento de la población económicamente activa. Los ladrones públicos siguen en la calle, mientras a otros delincuentes se les premia nombrándolos en flamantes posiciones.

Entre tanto, el sectarismo político se recrudece y los resultados del llamado Gran Diálogo Nacional tampoco los vemos por ninguna parte.

La imagen del país en el exterior está por los suelos. Hay desaparecidos, secuestros y asesinatos… y un velo de misterio envuelve todos los casos conocidos.

En fin, la situación es sencillamente grave, pero más grave aún es la indiferencia para solventar los problemas. No quisiéremos tampoco que nuestra posición se interprete como que somos una caja de resonancia de determinados grupos políticos. Si hay coincidencia de opiniones, es porque no se puede ignorar la realidad.

El Colegio de Periodistas aprovecha esta oportunidad para manifestar que desea mantener relaciones de armonía y compresión con el gobierno y con los propietarios de los medios de comunicación.

Sólo pedimos que se nos respete y se haga cumplir estrictamente nuestra Ley Orgánica y demás reglamentos, por que estamos dispuestos a luchar firmemente, si es posible hasta el sacrificio, para acabar con los intrusos de una profesión que estamos tratando de dignificar.

Confiamos en que el gobierno, como hasta ahora, garantizará la más amplia libertad de expresión, porque ésta no es ninguna dádiva: es un derecho absoluto del pueblo. Y nosotros, los periodistas, en nuestro quehacer diario debemos hacer buen uso de ese derecho; no confundir la libertad con el libertinaje y siempre considerar que la comunicación puede ser un instrumento de poder, un producto comercial o un medio de educación; y que también puede servir tanto a los fines de liberación como a los de opresión. Es decir, que la pluma que enarbolamos puede ser utilizada tanto para el bien como para el mal. Por eso nuestro llamamiento para ejercer un periodismo responsable pulcro y decente.

A nuestros compañeros periodistas los exhortamos a apretar filas en torno al Colegio, porque sólo indisolublemente unidos podremos salir avantes en las demandas de reivindicación para elevar nuestro nivel de vida y profesional.

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