Lucem et Sensu: Niebla

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27 de mayo de 2024
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12:04 am
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Lucem et Sensu: Niebla

Por: Julio Raudales*

La historia económica de Honduras no se cuenta en función de los cambios de gobierno. Su hilo conductor son los llamados choques externos, positivos y negativos, que delimitan las opciones. La pericia –o la falta de ella– de los funcionarios para entender el entorno y adoptar las mejores políticas es lo que la hace interesante.

No es una historia de personalidades, es una historia de circunstancias y de la capacidad de los protagonistas para administrarlas. Sin embargo, la capacidad de quien oficia en la administración cuenta y esa realidad se hace evidente en el yermo y oscuro presente que estamos viviendo.

Pasan más de ochocientos cincuenta días de la actual administración. Es difícil recordar, al menos en el último siglo, una situación tan compleja para algún gobierno. Está claro que las expectativas de hace 28 meses se han derruido; la curva de aprendizaje ha sido excesivamente costosa y los aprendices sucumben a su soberbia. Una niebla peor a la que cubre el cielo hondureño se aproxima y parece que no se dan cuenta.

Estamos ad portas del último tramo del cuatrienio. La economía exhibe al menos tres desajustes: una inflación de 4.28% al mes de abril, pareciera baja, pero es la mayor de Centroamérica después de Nicaragua, una deuda pública creciente y con vistas a convertirse en imparable, considerando además el enorme agujero que agobia al sector eléctrico y; un desbalance externo (exceso de importaciones sobre exportaciones) de un 17% del PIB. Vale decir que este desequilibrio con el resto del mundo se ve atenuado por el ingreso de más de 8 mil millones de dólares enviados por compatriotas que con su trabajo, sostienen nuestra economía desde el extranjero.

La historia enseña también que la mezcla de estos desequilibrios acompañados de nuevas fuerzas disruptivas, exige prepararse para lo peor: Estamos frente a un eventual huracán económico. El tablero de control así lo indica: la catástrofe energética parece no detenerse y la tasa de interés todavía está lejos del nivel requerido para retener la huida de capitales. La misión del FMI que no realiza la evaluación del acuerdo firmado en septiembre y las reservas que no cesan, contribuyen a poner la señal en rojo.

Como si esto fuera poco, los ingresos fiscales no contribuyen a cerrar el agujero y las finanzas públicas se pueden deteriorar muy rápidamente debido a que ya viene el proceso electoral y todo indica que los políticos de turno se dedicarán a hacer lo de siempre.

Si bien el Banco Central hace de apaga fuegos esterilizando los excesos de liquidez que entra al mercado vía sector financiero, las autoridades no deben ni pueden obviar que sacar dinero de ahí para entregarlo en forma desmedida al sector público solo empeora las cosas. Es evidente que el desmedido gasto público al que se ha debido acudir para tapar los enormes e inveterados agujeros, no solo refuerza la presión en los precios al consumidor, sino que debilita la posición financiera del Banco Central. Se debe ser vigilante para evitar una catástrofe en el mediano plazo.

No es coyuntura feliz para el optimismo, no se trata solo de querer hacer bien las cosas, hay que tener la pericia necesaria, la experiencia y, sobre todo, la humildad que permite abrir los sentidos y ser sensible a la sabiduría. Los antiguos agricultores, que carecían del instrumental necesario para avaluar sus posibilidades de éxito en la cosecha, sabían leer el cielo y augurar lo que vendría cuando su bóveda se entenebre. No está demás hacer lo mismo, pero agregando conocimiento y voluntad.

Honduras necesita un ajuste fiscal de un punto del PIB por año durante el próximo lustro. Esto va a requerir mayoría en el Congreso Nacional y aceptación en la calle. Como la bancada oficialista carece de diputados suficientes y la gente está impaciente, va a ser necesario deponer diferencias y construir un nuevo pacto, audaz en lo social y responsable en lo económico.

Ojalá que la presidenta pueda ejercer su liderazgo con el aplomo y la sensibilidad que le han caracterizado.

Esto se ha dicho muchas veces. La diferencia es que en esta ocasión hay que actuar rápido. Si algo nos enseña esa historia llena de episodios y alejada de las personalidades, es que quienes se demoran en entender el entorno externo salen mal librados.

*Rector de la Universidad José Cecilio del Valle.

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