¿TRIBALISMO?

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28 de mayo de 2024
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12:25 am
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¿TRIBALISMO?

¿CUÁNDO empezaron a ir mal las cosas –se pregunta el autor de “Suicidio de Occidente”– en Estados Unidos? “Una fecha de referencia sería cuando el presidente Wilson creó el Estado administrativo, equivalente a una cuarta rama del gobierno”. Su intención “proporcionar servicios sociales y abordar la desigualdad de ingresos”. Sin embargo –antidemocrático y antiliberal– es responsable, en gran medida, del declive de Estados Unidos”. “Su mayor defecto es empoderar a una clase de personas por encima de la ley”. “Su estructura la integran burócratas –no son de elección popular– nombrados directamente por el presidente, difícil de remover”. “Si una corporación envenenara un río –comete delito– y le tiran las leyes encima, pero un organismo público que hace lo mismo queda impune”. “El Estado administrativo también estrangula la innovación y, de hecho, ayuda a profundizar –dadas las regulaciones de la fuerza laboral– la desigualdad de ingresos”. “En 1950, solo el 5% de todos los trabajadores necesitaban una licencia gubernamental para trabajar. Hoy, esa cifra se acerca al 30%”.

“Tomen las licencias durante el sistema medieval europeo que frenaron la innovación”. “Un gremio era esencialmente un monopolio que controlaba el acceso a diferentes oficios”. “Sin la licencia de un gremio, no se podía trabajar en un campo en particular”. “Ello permitió a las clases dominantes controlar el comercio en beneficio de sus propios intereses”. “Las licencias –aunque el oficio no ocupe mayor pericia– también impiden que los trabajadores poco calificados ingresen al mercado laboral”. Y ofrece un ejemplo de una habilidad que tradicionalmente se transmitía de madre a hijo –o de padres a hijos– que ahora requiere un cartón, meses de estudio y grandes gastos”. “Ese desprecio a la responsabilidad democrática que generó crecimiento económico ha creado una desilusionada clase trabajadora estadounidense fácil presa de políticos populistas”. “La política de identidad es otra amenaza al milagro que descansaba en la igualdad”. “El sueño americano ha sido que cualquiera que crea en la libertad puede triunfar”. “Hoy, ese ideal se está desmoronando”. “La noción de daltonismo –fundamental para la meritocracia; la idea de que cualquiera debería poder tener éxito por su mérito– es cada vez más rechazada”. Esta fobia, “reduce a las personas a solo uno de sus rasgos y fomenta el tribalismo, haciendo que la vida política sea aún más divisiva y excluyente”. “Uno de los mayores logros del milagro fue mantener bajo control los impulsos primarios”. “El tribalismo –profundamente arraigado en la naturaleza humana– hoy ha regresado culpa de las políticas de identidad”. “Si queremos que la civilización occidental sobreviva, la tarea es domar los desagradables instintos tribales para que puedan prevalecer los principios de libertad, individualismo y derechos de propiedad, hacia la búsqueda de la felicidad”.

“Un buen lugar para empezar a hacerlo –recomienda el autor– es apoyar a la familia, un baluarte vital contra el tribalismo”. “Los padres son la primera línea de defensa contra los lados más oscuros de la naturaleza humana”. “Su trabajo es educar a sus hijos y dirigirlos hacia los ideales antinaturales pero milagrosos del liberalismo y el capitalismo”. “Las condiciones sociales y políticas también son vitales”. “La defensa de los valores de la Constitución es el mejor control a las perversiones y deficiencias de la naturaleza humana”. “Por eso crearon una Constitución escrita y dificultaron tanto la aprobación de enmiendas”. “Es una barra muy alta, pero quizá no sea suficiente por sí sola”. “Después de todo, el Estado administrativo anti-milagro fue instaurado a pesar de las salvaguardias constitucionales”. “En última instancia, lo único que puede preservar la Constitución es el compromiso de los estadounidenses comunes y corrientes de defender sus ideales”. “Si no protegemos el milagro, podríamos terminar con una alternativa en la que Occidente se haga responsable de su propia muerte”. (“El individuo –el Sisimite citando a Nietzsche– ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu”. “Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado”. “Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”. -Bueno –respinga Winston–que Nietzsche diga lo que quiera, yo aquí en La Tribuna, tengo compañía, estoy contento con mi Tribu. El individualista sos vos, que vivís solo, allá enmontañado. -¿Qué decís?–responde el Sisimite– si vos sos de tu ley, consentido, lo más individualista que hay, y tu única relación con la tribu, es esta conversación para los editoriales de La Tribuna. -Quizás –aclara Winston– pero en el barrio donde vivo –cuando me sacan a pasear– también frecuento con mis tribu de chuchos).

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