PERFILES: Japón y América Latina

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6 de junio de 2024
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PERFILES: Japón y América Latina

Por: Carolina Alduvín

Hace unas pocas semanas, el primer ministro de Japón Fumio Kishida dirigió un discurso a todos los países de América Latina y el Caribe, desde Sao Paulo, ciudad brasilera que aloja a la comunidad más grande del mundo de japoneses fuera de su territorio insular. En su contenido, destaca lo que debe ser un nuevo camino para las relaciones entre su país y nuestra región. Comienza reconociendo que cuando ellos iniciaron sus esfuerzos para modernizar su nación, a mediados del siglo XIX nuestros países fueron sus maestros, amigos irremplazables que al extender sus brazos mostraron la vía que habría de llevarlos hacia la comunidad internacional. Muchos de ellos tuvieron el sueño latinoamericano y se alejaron de su tierra natal, para ubicarse al otro extremo del planeta apostando hasta sus vidas. Se les denomina Nikkei y su puesto de avanzada se situó en Brasil, desde donde se extendieron por toda nuestra geografía.

En 1956, luego de la derrota en la 2da guerra mundial, Japón buscaba integrarse como miembro a la ONU, todos los países de ALC en aquel entonces apoyaron la iniciativa, hecho que no han olvidado y han agradecido en calidad de cooperantes, desde dos puntos de vista: 1) Japón y ALC en colaboración para el desarrollo y 2) los mismos socios en el panorama global. En nuestros días, el orden internacional enfrenta nuevos desafíos, la libertad y la democracia que hemos conocido y defendido, aunque imperfectas y en construcción, se encuentran amenazadas en todo el mundo. De tal manera que Japón y el mundo tienen grandes expectativas puestas en ALC, el primer ministro Kishida considera que compartimos valores y principios, que además tenemos un enorme potencial para contribuir activamente a la solución de los temas globales. Este año Brasil ocupa la presidencia del G20, y Perú la presidencia del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC); también es el Año de Amistad Japón – Comunidad Caribe. De manera que el mundo pone atención a nuestra región. Es un gran momento para unir esfuerzos y conversar acerca de qué manera construir el mundo juntos.

En los próximos diez años, el plan es asociarnos para resaltar la dignidad humana, que es el punto de partida hacia la cooperación global anunciada en la más reciente Asamblea General de la ONU por el primer ministro Kishida como presidente del G7; o sea, las economías más poderosas del planeta. Afirma que cuando su país se proponga hacer realidad un mundo donde se defienda la dignidad humana, los países LAC serán socios irremplazables. Consideraba en 2013, cuando fue ministro de Exteriores que la región avanzó desde la etapa de incesantes guerras civiles e inestabilidad política, a países donde arraigan la democracia y el imperio de la Ley. Pero que hoy se desafía abiertamente el orden internacional libre y abierto, regido por el Estado de Derecho, que existe para defender la dignidad de los países y personas más vulnerables; es ahora que debemos tomar la determinación de liderar al mundo.

Como segundo gran reto, debemos enfrentar los grandes problemas de toda la humanidad, como el cambio climático y sus efectos, la salud global que se utiliza como pretexto para restringir libertades y forzar a las personas a participar en experimentos para validar la voracidad de la industria farmacéutica transnacional, y la mezcla de estos factores con los impactos de la pobreza y la desigualdad. En LAC se enfrentan enormes efectos, como la disminución del tránsito por el Canal de Panamá a raíz de la escasez de agua en su cuenca y caudal, o la baja histórica del nivel de agua en los ríos afluentes al Amazonas. Japón considera que somos los propios latinoamericanos quienes debemos atender y trabajar por resolver tales problemas, y que su papel es trabajar junto a los países LAC, porque es necesario que todos levantemos la voz para encontrar soluciones justas y pacíficas.

Kishida afirma que la dignidad humana se defiende y consolida caminando hacia la prosperidad, que debe ser compartida con todas las personas del mundo, sin que ello implique sacrificar a nadie. Recuerda que nuestros países han apoyado consistentemente al orden económico libre y justo basado en reglas, que hemos contribuido a la prosperidad global compartiendo con otros países nuestras riquezas en recursos y alimentos, a través del libre comercio. Que sólo las relaciones económicas basadas en la confianza, no en la fuerza o coerción, nos conducen a una prosperidad justa. Atentos a no descuidar nuestra relación, por lejano que parezca Japón.

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