YA días no abríamos el espacio interactivo al colectivo. Algunas reacciones al escrito, en homenaje a la memoria de ORS: “Qué buen recuerdo –mensaje de un exfuncionario internacional– de una era más civilizada donde era posible dialogar, aunque desde distintos partidos”. Alusivo a lo siguiente. (Dicho lo anterior, claro que hubo vivencias compartidas, a lo largo de esa fraternal relación política –pese a estar matriculados en partidos opuestos, de credos antagónicos– o quizás, como distinguiría él esas diferencias, con esa su coloquial manera de dar a las frases un lustre pintoresco: “Relátame con quién deambulas, y te daré su idiosincrasia”. “Dime con quién andas y te diré quién eres”). El amigo catedrático de derecho constitucional de la UNAH: “Muy sentido, elegante y anecdótico el panegírico editorial de hoy”. “Oswaldo se lo merece, frente a mezquinos”, que debieron honrarlo y no lo hicieron. “Enhorabuena para usted que reconoce las virtudes de otros sin pasión política; gracias”. Posdata: me hizo recordar aquel viejo proverbio o dicho: “El que presta un libro es pendejo, pero más pendejo el que lo devuelve”.
Alusivo a este párrafo: (Recordamos, por ejemplo, al instante de recibir la dolorosa noticia de su fallecimiento, aquellas tempranas incursiones nuestras en la vida política del país, que, junto con otros aplicados compañeros, de las tres fuerzas representativas de aquel entonces, integrábamos la Comisión Principal encargada de debatir el texto de los artículos constitucionales turnados al pleno de la Asamblea Nacional Constituyente que aprobó la Constitución de 1982. “Aquí te traigo –volteamos, al escuchar su voz para verlo cargado de un costal de libros–estos textos de derecho constitucional que te van a servir en tus estudios, ya que te escucho polemizar, en un oficio que no es el tuyo, con elocuente elegancia y con toda propiedad”. “Me imagino que esos que veo en tu curul los tomaste de la biblioteca de tu padre, el grande amigo, escritor, abogado y periodista Oscar Armando Flores Midence; así que estos que traigo, que saqué de la mía, son con carácter devolutivo”. De más estaría decir que los conservamos como generoso obsequio). Una distinguida juez de la Suprema: “Qué bonito relato de despedida al maestro y excompañero de George (su padre) en las aulas y en la CSJ”. Ja, ja, ja… ¿y aún conserva esos textos del «poeta – jurisconsulto»? Anécdota, contada por mi padre: “Empleada judicial, esperando sentada en la oficina de mi papi, cuando él entra, le dijo (con cuchillo en mano): «Soy liberal y me están despidiendo por eso, así que vengo a matarme en su oficina». Mi papi, con su habitual serenidad, la sosegó: «Yo no la estoy despidiendo; pero la voy a llevar a la oficina del Presidente que la está despidiendo, para que se mate frente a él”. “Cuando el abogado Oswaldo entró a su oficina, la mujer se echó el mismo discurso”. -El Presidente: «Proooonto, paren el acuerdo de esta mujer»; y así, la empleada, se salvó de aquel despido”.
La amiga exmagistrada: “Fue un presidente de la Corte Suprema de Justicia respetuoso, defensor y garante de la independencia judicial, como pocos”. “Un sobresaliente estudiante; siempre me recordaba que mis papás junto a él habían sido premiados por su excelencia académica”. “De ellos fue amigo en toda la extensión de la palabra”. “Cuando fuimos a juramentarnos al Congreso como magistrados y me llamaron al estrado, fue el primero en salir a mi encuentro para abrazarme”. Me dijo con una enorme sonrisa: “has llenado de orgullo a tus padres y a los amigos de tus padres”. “La tierra le sea leve”. Otro magistrado amigo: “Qué buen editorial sobre el maestro y político José Oswaldo Ramos Soto”. “Sin duda un gran ciudadano y amigo con grandes ejecutorias como las relatadas; muestra grandeza de espíritu”. (Mirá –tercia el Sisimite– aquí llega otro mensaje: “Me agrada leer ese reconocimiento al abogado Ramos Soto, un maestro de maestros”. “Reconocer méritos y virtudes de otros no es lo general, es lo excepcional; y usted es una evidencia de ello”. -Te leo –interviene Winston– otro mensaje: “El pasaje del foro conmemorativo de los 25 años de la Constitución, yo fui testigo”. «No fue una cartita, simplemente –nos dijo– lo que nos llevó al retorno del orden constitucional”. “Fue lucha cívica, presión y debate, fueron grandes consensos”. “Exponentes de lujo, escuchamos ese día, en esa disertación”. -Te cuento –concluye el Sisimite– que todos los mensajes reproducidos, son de personas del partido tradicional contrario al fallecido líder nacionalista, objeto de la elegía).