500 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL TRIUNFO DE LA CRUZ, HOY TELA

ZV/18 de May de 2024/01:57 a.m.

Juan Ramón Martínez

A Ramón R. Izaguirre, teleño, amigo e investigador histórico

En los cerritos vecinos a los ríos Tela y Gilantrique, Cristóbal de Olid, el 3 de mayo de 1524, fundó la Villa del “Triunfo de la Cruz”. Estamos hablando de la población “que limita al norte por la bahía de Tela, al sur por la cadena de colinas montañosas de no más de 300 metros sobre el nivel del mar; al este, por el río Jilan; y al oeste por los terrenos de la hacienda Puerto Arturo” (Ricardo Gavidia, Bosquejo Monográfico del Puerto de Tela, 1958). Este autor, diferencia el puerto de Tela, de la villa del Triunfo de la Cruz, mientras que Rafael Ángel Elvir, sostiene que son la misma comunidad que según refieren los historiadores, fue fundada por Olid, en la fecha precitada. Según Gavidia, el poblado anterior al que se conoce como Tela, fue “La Ermita, creyéndose que fue fundada por el gran Misionero y Benefactor de los indios Xicaques, Presbítero Manuel de Jesús Subirana… El caserío mencionado desapareció según se dice, en 1860, víctima de un incendio, el primero de los muchos que más tarde han asolado el puerto, causados por fatales accidentes; o, quizá por mano criminal” (Ricardo Gavidia, pág. 35).

La mejor referencia sobre la fundación de la Villa del triunfo de la Cruz, nos las da un clérigo que acompañó a Olid, que escribió diciendo que, “después de algunas cosas que nos acaecieron en el camino llegamos a esta costa catorce leguas debajo de Puerto Caballos, y luego como saltamos a tierra, el dicho Cristóbal de Olid, tomó posesión de ella por vuestra merced, en nombre de vuestra Majestad y fundó en ella una villa ( con el nombre de Triunfo de la Cruz) por haber desembarcado este día 3 de mayo de 1524, con alcalde, Regidor y Alguacil que de allí venían e hizo ciertos autos así en la población como en la posesión de la villa”.(Diego de Dueñas, citado por Rafael Heliodoro Valle). La primera alcaldía de la Villa del triunfo de la Cruz, fue integrada en la forma siguiente: alcalde primero, Juan de Medina; alcalde II, Lope de Mendoza; Regidor 1°, Alonso de Pareja; Regidor 2°, Sancho Asturiano; Regidor 3°, Antonio de la Torre; Escribano, Juan de Torquemada; Alguacil Mayor, Diego Hurtado; Alguacil Teniente, Francisco de Orbaneja; Procuradores, Francisco de la Muñana y un tal Lintorno (sic) y Capellán del Ejercito Juan Pérez de Velásquez.

La villa, estaba poblada por los españoles que acompañaban a Olid. La población indígena de aquellos lugares que, no hay porque dudar que existiera allí, no era muy numerosa, lo que se colige porque entre los españoles fundadores, no hicieron repartimientos de población alguna, ni en forma individual; y tampoco en poblados. Como es de mucho conocimiento, muy pronto la Villa del Triunfo de la Cruz, seria escenario del primer conflicto político de la historia: la pelea entre los conquistadores. Francisco de las Casas, enviado de Cortes, fue apresado por Olid que, se refiere, después murió allí, en la villa recién fundada. Los hechos se narran en la forma siguiente: “Y estando aderezando su partida, llegó Francisco de las Casas, con dos navíos, y como supiera que era el, mando que tirasen con la artillería que tenía en los barcos y puesto que, dicho Francisco de las Casas, alzó bandera de paz y daba voces diciendo que era de vuestra merced, todavía mandó que no dejasen de tirarle, y surto le tiraron diez o doce tiros, en que uno le dio en el costado del navío que pasó a otra parte”. Prisionero, bien tratado por Olid, en una tarde se alzó en su contra, lo hirió y lo condenó a muerte.

El nombre del primer asentamiento de los españoles en Honduras, “siguió figurando en los mapas del Museo Británico de 1660, 1775, 1792” (Rafael Ángel Elvir, La Villa del Triunfo de la Cruz en la Historia, SPS, 2000, pág., 33). La otra referencia, es la que aparece en la narración que hiciera en las Cortes de Cádiz, el diputado Santiago Milla, al señalar que los puertos de Honduras en el mar Caribe eran: Omoa, Puerto Caballos, Punta Sal, Triunfo de la Cruz y Cartago. La última referencia a Triunfo de la Cruz, fue en el decreto número 3° de la Asamblea Constituyente de 1829. Y es Antonio R Vallejo, en 1887, en el Primer Anuario Estadístico que escribió que, el Triunfo de la Cruz, “hoy se llama Tela”. Según Elvir, para la población el nombre del pequeño puerto menor, era muy complicado, de forma que Tela, es según él, un acrónico de Triunfo de la Cruz. Gavidia, por el contrario, nos da otra versión sobre este asunto. “El origen de la palabra Tela, según cuentan, se deriva del nombre de un fruto denominado Masico o Masica, que, aunque existe en algunas regiones montañosas y que en épocas pasadas le llamaron “Tetela”. Parece que, tal fruto abundaba en las cercanías de la población; y como la gente tiene la tendencia de hacer más cortos y de más fácil pronunciación los nombres, llegó a reducirse el típico y musical de tela, denominación que lleva este puerto, a pesar de los muchos acuerdos municipales en contrario” (Gavidia, pág. 16).

Como lo indica Gavidia, Tela fue llamada de diferentes maneras. En 1876, Tela que entonces era parte del municipio de Cataguama, (Morazán), fue elevada a categoría de municipio con el nombre de Tela. Al fundarse el departamento de Atlántida, se le succionó del departamento de Yoro; y, el 3 de febrero de ese año, fue elevada a la categoría de Puerto Mayor. El 22 de abril de 1902, la municipalidad de Tela, en su sesión solemne, emitió un acuerdo “que denomino Puerto Sierra a este pueblo, como muestra de gratitud hacia el progresista gobernante general Terencio Sierra, que se había preocupado y mostrado interés por el adelanto del puerto elevando su categoría”. “La referida acción solemne fue presidida por el alcalde don Inocente Mejía, en presencia del comandante de armas de La Ceiba don Anacleto Antúnez, del administrador de Aduanas don Juan J. Carías y del Dr. Francisco A. Matute, como delegado del gobierno y del teniente administrador de Rentas y Aduanas, cargo del cual tomó posesión el Dr. José de la Cruz Díaz Guerrero”. Esta decisión, tuvo poco eco. Menos de un año después, Terencio Sierra dejó la presidencia en la cresta de una revuelta armada, la primera del siglo xx, encabezada por Manuel Bonilla.

El problema entonces que nos queda es que, en una de las puntas al frente de Tela, hay una comunidad que sigue llamándosele Triunfo de la Cruz; y, saber si este lugar fue el asentimiento original; o la villa estuvo en el lugar que hemos mencionado, es decir entre los ríos, Tela y Gilanterique. De acuerdo con los usos fundacionales españoles, los asentimientos siempre; o, por lo menos, la mayoría de ellos, en el caso de Honduras, se hicieron a la orilla de un río, con lo que se puede suponer entonces que, es aquí; y, no en la punta en donde hay un caserío con el mismo nombre, en donde fue fundado el primer asentamiento por los españoles en Honduras.

Cañones (culebrinas) encontrados en el fondo del mar en las cercanías de la Punta Triunfo. (Gavidia).

Tela, durante la colonia
El Triunfo de la Cruz, de acuerdo a la primera división política de Honduras, forma parte del departamento de Yoro, el que inicialmente fue el más importante del mar Caribe. Incluía lo que ahora es Cortés, Colón y Atlántida. Rafael Ángel Elvir, escribió que, durante la colonia española, “Triunfo de la Cruz continúo existiendo un paraje de relativa importancia. Gozaba el lugar de algunas cualidades estratégicas apropiadas para no desaparecer del todo. En primer lugar, era un sitio de escala para los navegantes que viajaban entre las plazas fuertes de Omoa y Trujillo. En segundo lugar y de no menor importancia, era la comunicación de los pueblos de Yoro con el litoral por medio de la vía que llamaban el “Camino Real de Yoro”, cuyo punto principal era el pueblo indígena de Canjelica” (Elvir, pág. 33). Este punto, fue muy importante. Durante mucho tiempo, en el período colonial, se le vio como sede central en el esfuerzo de la Corona Española para ordenar la población indígena de la zona dentro de la obligación que tenía con respecto a su evangelización cristiana.

Mientras tanto, las cosas fueron evolucionando lentamente. “El comercio tan activo en las primeras cinco décadas de la colonia, se vio de improviso amenazado por las incursiones de corsarios ingleses, franceses y holandeses; pero más insistentes que todo fueron, los ingleses que, además de todo, deseaban apoderarse de la costa de Honduras. El Rey de España, Felipe II, en vista de esta situación mandó una gran flota llamada La Invencible contra Inglaterra, pero infortunadamente, fue destruida por un temporal cuando ya estaba a la vista de sus costas” (Elvir, pág. 34). “En 1578 o 1579, el pirata inglés William Parker, saqueó e incendió Trujillo. Lo mismo hizo William Shirley en 1600; pero fue derrotado en Puerto Caballos. En 1642 y 1643 los holandeses invadieron y saquearon Trujillo. (Rómulo Durón, Bosquejo Histórico de Honduras, pág. 87). Mientras tanto los ingleses siguieron merodeando el Caribe, ocupando y desocupando las Islas de la Bahía y la Costa de los Mosquitos. Honduras no tenía capacidad para enfrentarlos. “La osadía de los ingleses no tenía límites, estimulados por los celos de ver la inmensidad de los dominios de España. En 1973, una partida zambos e ingleses fue derrotada por los nativos y españoles en la barra del río Lean. Fueron expulsados por última vez del valle de Lean y el pueblo de Canjelica, en 1796, por el gobernador de Honduras, el coronel de Ingenieros Ramón Anguiano y el 18 de mayo, hizo capitular a los ingleses en Islas de la Bahía. (Elvir, pág. 35). La relación de fuerzas militares, mejoro mucho cuando España, trajo a la zona, caribes enemigos de los ingleses, para luchar en contra de ellos; y, con mucho éxito como queda dicho.

En las décadas de los cincuenta y lo sesenta del siglo XIX, Tela fue muy importante porque, el proyecto de asentamientos que animaba Subirana, hizo de las tierras que en el futuro serán el espacio de sus ejidos, que el logro que le otorgarán el gobierno de Honduras para los Xicaques, un espacio para su extensión. La existencia del mencionado caserío la Ermita, “ha sido confirmado mediante la información ad perpetúan diligenciada en el año 1906 en el Juzgado de Letras de La Ceiba, en la cual se oyó el testimonio de don Juan Antonio Murillo, de Natividad Licona y de Basilio Linares, quienes se habían radicado en el lugar en 1857, 1854 y 1863, y que contaban en aquella fecha 72, 70 y 67 años de edad respectivamente” (Ricardo Gavidia, pág. 15)

Una fiesta patriótica en 1912. A la derecha al par del Cabildo Municipal, el hotel “San Carlos” (Gavidia).

La llegada de los caribes y los morenos enemigos de los ingleses

“Al regresar Anguiano de la campaña de Roatán, trajo consigo alrededor de 2,000 caribes que los ingleses recientemente habían importado de las Antillas Menores para desarrollar la agricultura de las islas. Anguiano les dio asilo en Trujillo. A los diez años, los dos mil morenos habían duplicado su número. El comandante de Trujillo le escribió al Capitán General la conveniencia de crear establecimientos de caribes en otras localidades del litoral porque abrigaba el temor que estos se confabularan con los zambos, protegidos de los ingleses; y, se apoderaran de toda la costa. Los caribes llamados morenos por los españoles, por la piel más clara que los africanos puros, fueron establecidos en Tela, Barra de Ulúa, Travesía, Omoa, Masca y Amatique de Guatemala”. (Elvir, 36). Dice el autor citado que en Tela se sintieron muy bien. “La población nativa (la de Tela) apenas si llegaba a 500 jicaques asentados en los planes de Toloa, Santiago, Lancetilla, hicaque, Tela y Canjelica. Pronto el caríbal asentado en la barra del río Tela, floreció junto a la población nativa que tenía su caserío en las márgenes del Gilanterique. Se llamaba el morenal Barrio Abajo y al yoreño, Barrio Arriba. Una calle llamada la morena, comunicaba ambos barrios por el centro, la cual hoy se llama Trinidad Cabañas; por el norte, se comunicaban con la calle de La Playa que, en 1899 se bautizó con el nombre de Calle del Comercio; y, hoy Francisco Morazán.” (Elvir, 37). Los españoles aprovecharon el rencor de los caribes hacia los ingleses, los organizaron en las llamadas “Tropas Morenas Auxiliares de la Corona”, convirtiéndoles en los más fieles defensores del régimen español. Se calcula que para 1860 los caribes asentados en Tela, eran unos 1791. En 1891, en que se celebra la inauguración del cabildo municipal de Tela, “paisanos y morenos celebran el 15 de septiembre con bailes y festejos”. Y en las actividades agrícolas, algunos morenos aparecen como exportadores de banano. Ignacio Aranda (moreno) tenía sembradas 28 manzanas de banano. Para entonces, todos vivían en el barrio de los morenos y los demás, en el barrio “Español”. El 3 de enero de 1898, fueron nombrados alcaldes auxiliares del barrio de los morenos Silvestre Estrada y Justo Gamboa (Elvir, 101).

En 1912, entre los capitalistas teleños, junto a Samuel Zemurray, aparece el moreno Simeón Valerio (Elvir, 112). Los garífunas que habían llegado en 1876, se establecieron inicialmente en Tela como queda dicho. A principios de 1898, empiezan a abandonar la ciudad, para establecerse en poblados (Miami Beach, Triunfo de la Cruz, Tornabe, Río Tinto, San Juan), en donde se dedican preferentemente a la pesca y a los servicios. (Víctor Virgilio López, Pueblos Garífunas de Tela, pág. 32)

Tela y el desarrollo de la industria bananera
El banano creció silvestre en la zona costera y en Islas de la Bahía. Durante muchos años, fue la base alimenticia de la población nativa. Según datos disponibles, las primeras exportaciones de banano a los Estados Unidos, se produjeron en 1883 (Gavidia). Era alcalde municipal Cayetano Balaguer, conocido como negrero, por dedicarse a la exportación de esclavos desde Santo Domingo. La primera compañía dedicada al corte y exportación del banano fue la “Honduras Tropical Fruit Company. Esta compañía fue fundada por Pedro Jackson, exoficial sureño de la guerra civil de los Estados Unidos, que había llegado a Comayagua; y que después se estableció en Tela. En el año 1865, al terminar la guerra civil de los Estados unidos, “muchos oficiales del sur al perder la guerra emigraron a Centroamérica. A Tela llegó el coronel don O. M. P. Jackson, nombrado como don Pedro Jackson. Vino con su familia, su esposa Elisa, su hijo Tomás, y su sobrino Buckley Carlos Walkley. Traía consigo también, sus dos esclavos, Knox y Candela” (Elvir, 51.). Esta compañía operó hasta 1890. Además, hubo otros exportadores individuales y empresas locales. El desarrollo bananero, animado por la compra del banano que hacían periódicamente los barcos estadounidenses que llegaban semanalmente al puerto de Tela, requirió de mano de obra adicional. En el Plan de Arbitrios de 1889, se indica que hay sembradas 1.171 manzanas de g2ineo y junto al guineo, varios exportadores, entre ellos el citado Jackson, compran cocos a los beneficiarios y los beneficiaba en su fábrica aceitera en Puerto Sal”. (Elvir 71).

Este crecimiento, requería de mano de obra. El 18 de enero de 1889, la Municipalidad de Tela, “considerando que se hace necesario dictar una disposición tendente a atraer vecinos, importante para el fomento de la agricultura y el aumento de la población. Se discutió y votó por la mayoría, que considerando que para lograr el desarrollo de la agricultura de este puerto se necesita el incremento de la inmigración y que esta, no obstante, las leyes del país que la protegen, la Corporación Municipal en vista de la deficiente población y el insuficiente ramo agrícola se haya en el deber de hacer un llamamiento a nacionales y extranjeros mediante concesiones que no afecten al tesoro municipal, y que considerando, que atraídos los inmigrantes la única afectación que tendría el tesoro será el de no cobrar la prestación personal, la cual en el presente año se ha dispuesto exigir solamente la de la contribución de caminos por llenarse con otras ramas los ingresos y egresos del presupuesto” (Elvir,70,71). Este llamamiento tuvo mucho éxito. Empezaron a llegar a Tela, muchos inmigrantes, especialmente desde El Salvador, Belice, Cuba. Y del interior de Honduras, se movilizaron muchos olanchanos. Singular importancia, fue la llegada de los árabes, que se integran, a la economía de la ciudad. A principios del siglo XX, llegaría a Tela, Samuel Zemurray, el empresario más importante. “La United Fruit Company, llamada aquí Tela Railroad Company por haber nacido y haberse organizado en las fincas que compro en Tela, a Phillip S. Eliot, G. W. Grace (El Capitán), Me Anderson, JF Galligan, Thomas Flanagan, Sigfredo Fernández, Antonio R. Elvir, Culotta, V. C. Reynold, fue un modelo de organización” (Elvir, 133, 134). En 1930, la compañía ceso el cultivo de banano del municipio de Tela y los traslado a las riberas de los ríos Ulúa y Chamelecón, en los departamentos de Yoro y Cortés; quedó en Toloa y El Tigre” (Elvir, 135)

Los árabes en la economía de Tela
El llamado de la municipalidad tuvo efectos inmediatos. La fama de Honduras como una economía que se abría al desarrollo, llegó al oriente, “donde los turcos otomanos tenían sojuzgados a los a los árabes libaneses, palestinos, sirios, jordanos y egipcios. En busca de su liberación social y económica comenzaron llegar los árabes a Tela para captar el derrame de dinero de la empresa frutera norteamericana. Como no tenían experiencia en la agricultura, se dedicaron al comercio, en cuya actividad iniciada en Tela, han florecido en todo el ámbito nacional. Están identificados ahora como hondureños en la industria, la banca y el ejército” (Elvir, 52).

A principios de siglo, se recuerdan los nombres de Juan Moisés, Yuridine, Andonie, Nasser, Salomón, Abraham, Ramadán, Saybe, Kattan, Cassis, Kawas, Assaf, Nicoli, Dacaret, Sikafy, Cronfel, Abufele, Janania, Ennabe, Issa, y Abudaye. “De todas estas familias, se arraigaron en Tela los Kawas, Jananía, Ennabe, Abudaye y Salen” (Elvir, 52)

El retiro de Tela Railroad de Tela
Probablemente el acontecimiento histórico moderno más importante de Tela, fue la llegada de los inversionistas estadounidenses que después de ser compradores de banano, se instalaron en tierra firma y se volvieron productores, con el fin de asegurar los montos de bananos a exportar, la calidad; y las fechas en que lo requerían los mercados. Al principio, hicieron sociedad con los mejores productores hondureños y después, mediante el uso del ferrocarril, establecieron fincas bananeras en la zona, al mismo tiempo que en la Ceiba, la Aguán Valley Co. y la Standard Fruit hacen lo propio en el valle del Aguán, en los departamentos de Yoro y Colón. Hasta 1976, la economía de Tela giró, alrededor de la actividad bananera manejada por los accionistas de los Estados Unidos. Desde esa fecha, Tela, ha tenido su desarrollo, fincado su futuro, en los servicios, especialmente en el turismo en que, aprovecha las bellezas de sus playas y la capacidad de oferente de servicio de sus empresarios.

El futuro que se preveía, a principios del siglo XXI
Después del retiro de la Tela Railroad de la ciudad de Tela, la mayoría de la población creyó que, era el fin de la ciudad. En 1998, Elvir, se preguntó sobre el futuro de la ciudad y sus habitantes. Sin ignorar la importancia de la industria bananera, desde el reconocimiento de los recursos que dispone la ciudad, esboza unas líneas para el futuro que son interesantes. Por su valor en sí. Y, además, porque ha pasado, el tiempo suficiente para saber si sus predicciones, fueron comprobadas y, para preguntarnos, si actualmente siguen teniendo algún valor. “El futuro de Tela, escribió Elvir, esta relacionado con las lagunas de “El Triunfo” y de “Los Micos”. Algún día serán drenadas para convertirlas en magníficos refugios y fondeaderos de barcos, la de El Triunfo para las naves de poco calado; y la de Los Micos para las naves de alto bordo. Las playas entre Puerto Sal e Hisopo, estarán sombreadas a trechos por cocales y palmeras de yagua, y a trechos por uvas de playa, hicacos y mangos frondosos. Los bosques sagrados volverán a ser famosos como en el siglo pasado, resembrándolos con maderas preciosas que antaño dieron esplendor a las Cortes Imperiales de Europa; los venados vagaran libres y sin temor por los bosques y praderas; las aguas cristalinas que descienden bulliciosa de la cordillera del litoral, serán protegidas por la Municipalidad para la salud de su feliz población. Los lujosos hoteles darán hospedaje a un enjambre de extranjeros, como las golondrinas, haciendo verano en Tela; habrá teatros para la satisfacción de todos los gustos, clásicos y populares, será una ciudad festiva bajo el sol o la lluvia. La población criolla no será inferior a la población visitante en cultura, buenos modales y presentación, porque la bonanza del turismo elevará nuestra calidad humana”

Bibliografía:
Antonio R. Vallejo, Primer Anuario Estadístico correspondiente al año de 1889, 1893
Rómulo E. Durón, Bosquejo Histórico de Honduras
Ricardo Gavidia, Bosquejo Monográfico del Puerto de Tela, 1958
Rafael Leiva Vivas, Tráfico de Esclavos Negros a Honduras, 1992
Rafael Ángel Elvir, La Villa de Triunfo de la Cruz en la Historia, 2000
Víctor Virgilio López, Pueblos Garífunas de Tela