Miles de viajeros abandonaban la ciudad en largas caravanas por una de las salidas de la capital.
Poco a poco, la ciudad se va quedando sola, como todos los años en esta temporada. El éxodo masivo de viajeros llega, hoy, a su pico con la salida de los empleados del sector privado. En las próximas horas, el pesado tráfico de lo días habituales se reducirá casi a cero dándole un respiro momentáneo a los capitalinos que se quedan.
Desde el fin de semana pasado, cuando comenzó el asueto, el ajetreo de viajeros en las cuatro salidas de la ciudad ha estado muy activo con grandes filas de carros, cuyos conductores lucen desesperados por llegar a sus destinos de placer y ocio. Las estaciones de los buses interurbanos estaban atestadas de pasajeros esperando sus turnos cargados de grandes maletas, enseres domésticos, sacos de alimentos y todo cuanto puedan ocupar en sus vacaciones que durará, para muchos, hasta el domingo. Estas empresas no trabajarán el jueves ni el viernes, lo que explica la desesperación de la gente por agarrar su cupo.
Entre las largas filas de vehículas en las salidas de la ciudad, podían verse pasajeros en carros pailas (pick up) y otros pidiendo “jalón”, a la orilla de la carretera, en lo que sea o como sea, con tal de llegar a sus destinos.
Las autoridades estiman que se movilizarán 2.4 millones de personas en planes de turismo, tanto a las playas del sur y del norte de país, como a sus pueblos natales del interior de los departamentos de centro-sur-oriente del país, entre ellos, Francisco Morazán, Olancho, La Paz, Comayagua, El Paraíso.
ÉXODO BAJO CONTROL
En estas salidas de la capital, las autoridades de tránsito mantienen operativos de control de droga y bebidas alcohólicas entre los conductores. Aunque necesario para la prevención de accidentes, el operativo retrasa el tráfico hasta provocar la desesperación de conductores y pasajeros.
El gobierno ha desplazado alrededor de 30 mil socorristas a nivel nacional para atender las emergencias que susciten y bajar las incidencias que el año pasado dejaron 24 personas muertas, la mayoría por ahogamiento y en accidentes de tránsito.
Empledos de empresas privadas y voluntarios anónimos aprovechan la lenta marcha de los vehículos para repartir entre los viajeros productos hidrantes, agua y jugos naturales, sobre todo, como estrategia para explotar sus marcas. Otros los venden en paquetes con un descuento considerable al mercado habitual. (EG)
