El camarón reportó una estrepitosa caída de un 90 por ciento en su producción a nivel de pequeños y medianos acuicultores de Honduras, mientras, las grandes empresas también lamentaron una reducción en sus operaciones, debido al cierre de sus principales mercados, considerando que el comercio con China para este producto aún no es una realidad.
El mercado cerrado, la producción y la pérdida de empleos, son los principales problemas que aquejan a esta industria. Con respecto a este tema, el presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Acuicultores del Sur del país, Wilmer Cruz, mencionó que estaríamos en presencia de la peor “crisis” en la cual se ha enfrentado este sector camaronero.
Un aproximado de 200 fincas han cerrado sus operaciones. Este fenómeno ha sembrado la semilla de la desconfianza entre los productores locales, quienes se encuentran en una encrucijada de incertidumbre sobre si continuar o no la producción de camarones, según Cruz.
El gobierno no ha dado soluciones concretas ante esta problemática. Asimismo, declaró que la opción de negociar con el mercado del país de China, no le resulta favorable a los productores locales. Esto por el bajo precio de compra del producto en este país asiático” agregó.
El portavoz de los pequeños y medianos acuicultores, subrayó los desafíos que afrontan al tratar de ingresar a mercados exigentes como el de Taiwán, con aranceles significativos, junto con la escasez de oportunidades en otros mercados globales.
Por su parte, el ministro de la Presidencia, Rodolfo Pastor de María, indicó que, “ya se abrió ese mercado, ahora hay que asumir el reto como productores de ser competitivos, de ganarse a una clientela como la que representa China de 1,400 millones de personas y en ese sentido creemos que hay una enorme oportunidad que ellos deben aprovechar qué retos faltan todavía”.
Los pequeños, medianos y productores en general, se encuentran asépticos ante estas declaraciones ya que no desean tener más pérdidas en producción. Por otra parte, la crisis de este mercado representa un golpe significativo para la economía hondureña. Se estima que alrededor de 7 mil empleos se han perdido. A pesar de los esfuerzos por encontrar nuevos mercados, parece que la problemática persistirá durante un tiempo considerable.