La huelga del 54 y el Día del Trabajador

ZV/6 de May de 2024/12:04 a.m.

Por: Otto Martín Wolf

¿Cómo era la industria bananera hondureña antes de la huelga de 1954?

Será mejor preguntarse cómo era antes de la llegada de las bananeras y la respuesta es NO EXISTÍA.

Desde luego que se sembraba banano pero eran cultivos artesanales.

Las concesiones otorgadas a empresas extranjeras ayudaron a su expansión.

Posiblemente algunos de los gobernantes – todos?- recibieron pagos personales, lo que dio “derecho” a esas empresas a intervenir en la política nacional.

Ha oído hablar del Bananagate y eso es sólo relativamente reciente?

Donde hay un corruptor, tiene que haber alguien que se deje corromper.

Pero, con el desarrollo de la Cuyamel, la Standard y la United Fruit Company, Honduras se convirtió en uno de los mayores productores de banano del mundo.

Ceiba, Tela, San Pedro de Sula, Progreso empezaron a conocer el desarrollo con la producción del banano.

Modernización de puertos, ferrocarril, irrigación, electrificación; todo ésto se aceleró gracias al perfeccionamiento de una industria que, prácticamente, nació en Honduras.

Las bananeras facilitaban el movimiento de sus trabajadores, con la creación de viviendas para obreros; desde barracas para los solteros hasta casas con muchas comodidades para el personal de mayor responsabilidad.

El ejecutivo de mayor relieve tenía a su disposición -además de vivienda- todos los utensilios domésticos necesarios.

Conocedores del clima, las casas eran edificadas en lomas o sobre polines, de manera que las periódicas inundaciones no tuvieran un efecto mayor en las estructuras.

Esa costumbre se ha perdido en la zona, con los resultados que vemos cuando nos visita un huracán o llueve mucho.

Seamos claros, no se trataba de actos de bondad, simplemente era lo mejor para el negocio.

De igual manera hospitales, dispensarios médicos, medicinas y doctores eran facilitados por las bananeras a muy bajo costo o gratis en la mayoría de los casos.

Era duro trabajar en el banano?

Claro que sí! ¡Durísimo!

Como es durísimo trabajar en casi cualquier actividad en el campo, especialmente en esa época, cuando la tecnificación estaba siendo diseñada sobre la marcha y aún no existían vacunas o tratamientos para muchas de las enfermedades tropicales.

Pero era una buena vida, abundaba el trabajo y ahí se pagaban los mejores salarios del país.

La huelga marcó el inicio de la actividad sindical organizada en Honduras pero,

se puede decir que el declive de la industria bananera también empezó también con esa huelga.

No fue algo inmediato, desde luego.

Las relaciones entre obreros y patronos más bien mejoraron, al eliminarse algunas de las causas de roces, quizá hasta cierto punto justificados.

Lamentablemente, el poder de la huelga se convirtió también en un arma y fue utilizado muchas veces sin escrúpulos tanto por dirigentes sindicales como por políticos.

No todo fue miel sobre hojuelas, desde luego, pero el verdadero desarrollo de Honduras se inició con la industria del banano.

¿Qué sucedió con las tierras bananeras que poco a poco -a veces con violencia- pasaron a ser propiedad de hondureños?

Al principio funcionaron, la producción continuó, hasta que los idealistas -que se beneficiaron con la reforma agraria- vieron que era más negocio vender la tierra, se hicieron mayores o murieron.

Entonces pasaron a manos de nuevos inversionistas. Una pequeña parte fue urbanizada y el resto -en su mayoría- convertida en plantaciones de palma africana.

El banano, como casi todo en la agricultura, depende de su producción masiva.

Las pequeñas plantaciones no ofrecen capacidad competitiva, al igual que sucede con el maíz, trigo y cereales en general, sólo son negocio cuando se procesan en gran escala.

Este año se cumplen setenta de la huelga del 54 que, con todo lo nostálgico, romántico y heroico que pueda sonar, marcó el inicio del fin de la industria bananera en Honduras.

La lección para el futuro -aprendida a un muy alto costo: Los inversionistas llevan sus negocios donde haya menos problemas y se obtengan más ganancias, como es lógico.

Honduras come ahora banano importado, el llamado mínimo, que es lo que sobra de otras partes.

Triste realidad, es como si China importara tallarines.

Algunos datos importantes: El banano adquiere su sobrenombre por no dar el tamaño “mínimo” para ser exportado, ese se vende localmente, es lo que comemos ahora.

El Jardín Botánico de Lancetilla, la Escuela Agrícola Panamericana de El Zamorano y otras instituciones relacionadas con la agricultura – así como hospitales, colegios y escuelas- fueron financiadas y desarrolladas por las empresas bananeras, cosa que jamás hicieron los “herederos” de la industria.

Bananagate: Un presidente recibió un soborno de más de cinco millones de dólares a cambio de reducir los impuestos al banano, a raíz de eso tuvo que dejar el poder. Nunca cumplió un día de cárcel ni enfrentó ningún tribunal.

ottomartinwolf2@gmail.com