Por: Marco Tulio Medina
Jared Diamond, el eminente historiador norteamericano, escribió el libro intitulado: “Colapso: como las sociedades escogen triunfar o fracasar”, donde resalta, entre otros factores, la destrucción ambiental como una de las causas cruciales para la debacle de las sociedades humanas.
Entre el 5 al 9 de diciembre de 1952, en Londres, Reino Unido, se desencadenó la letal catástrofe ambiental denominada ‘ The Great Smog of London’ o “la Gran Niebla de Londres”, provocada por la contaminación industrial y condiciones climáticas de alta presión, que llevó a la muerte a aproximadamente de 4,000 a 12,000 personas por complicaciones respiratorias y cardiovasculares, de acuerdo con diferentes fuentes científicas. Esto obligó al Parlamento británico a aprobar una legislación especial denominada el Clean Air Act (El Acto de Aire Limpio), que revirtió las causas de esa gran tragedia ambiental.
Similares crisis ambientales han ocurrido en diferentes partes del mundo en recientes décadas ( por ejemplo en China, México, India, etc.) con similares consecuencias letales.
En la última semana de mayo del 2024 se ha cernido sobre Tegucigalpa una clara emergencia ambiental debido a la más grave contaminación ambiental observada en su historia, provocada por varios factores que incluyen: las denominadas quemas agrícolas, incendios forestales, uso desmedido de combustibles fósiles, deforestación, sobre población, efecto invernadero, etc., asociado al cambio climático global, fenómenos de alta presión atmosférica con pobre circulación del aire y condiciones geográficas especiales de Tegucigalpa, rodeada de montañas de origen volcánico, que la convierten en una especie de hoya geográfica.
En este momento se deben tomar medidas urgentes de salud pública, tendientes a evitar complicaciones médicas y muertes entre personas de riesgo, con antecedentes de asma, bronquitis crónica y otras enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, particularmente niños y personas con factores de riesgo de la tercera y cuarta edad. La contaminación ambiental puede dejar graves secuelas respiratorias, cardiovasculares, neurológicas, etc. La limitación de la movilización de personas, el uso de mascarillas, la estrategia de reducción del tráfico vehicular, etc., pueden ser medidas preventivas efectivas.
Pero se deben tomar medidas sostenibles a corto, mediano y largo plazo
prohibiendo las quemas agrícolas y cambiándolas por otras técnicas efectivas no dañinas, limitando el uso de combustibles fósiles, promoviendo la introducción de vehículos eléctricos, medidas legales enérgicas contra los responsables de incendios forestales y de la tala de bosques, la reforestación a gran escala, la protección objetiva de nuestras zonas de reserva, educación a todos los estratos sociales, promoviendo la investigación y monitoreo ambiental, la reducción drástica de la generación de energía térmica, control de emisiones tóxicas industriales, etc.
Parodiando a Jared Diamond solo escogiendo triunfar como sociedad civilizada y responsable podemos evitar el colapso de la sociedad hondureña.
Profesor y Ex-Decano Facultad de Ciencias Médicas, UNAH