Los Texíguats: buenos pagadores y un celo revolucionario. 1866.

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29 de febrero de 2020
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12:24 am
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Los Texíguats: buenos pagadores y un celo revolucionario. 1866.

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Por: Ismael Zepeda Ordóñez

El tema de Texíguat como “mito fundante” de la rebeldía y del imaginario social de nación, que se remonta desde la época colonial y que ha traspasado buena parte de los límites del mundo republicano, se ha convertido en un atractivo en los últimos años entre los estudiosos de la historia nacional. Primero, porque los texíguat demostraron una identidad rebelde como grupo étnico frente a las arbitrariedades de los repartimientos, defendiendo a los hombres de su comunidad que fueron obligados a prestar servicios en las minas, haciendas y trabajos de obras públicas durante el mundo colonial. Afirmaron en 1795, que las autoridades coloniales tenían ya una opinión sobre ellos: “Nuestro pueblo señor subdelegado tiene en toda esta provincia la mala nota de inquieto y opuesto a nuestros señores.” Por la lealtad a la causa morazanista, 1827-1845, como fuerzas de infantería prestaron sus servicios en diversas batallas, y se enfrentaron a las fuerzas del gobierno hondureño en varias administraciones, el general Morazán desde Cojutepeque en 1840 les dedicó una proclama a los valientes soldados de Texíguat y Curaren. Las pérdidas humanas no han sido cuantificadas, ni el número de familias que emigraron hacia otros pueblos. Y cuando las condiciones en el país le fueron adversas, y se les impidió regresar a su suelo, fundaron un pueblo denominado “Nueva Esparta” en la Unión, El Salvador. Además, organizaron una red de pueblos para preparar una estrategia que obligara al Estado de Honduras a defender la causa de la República Federal de Centroamérica. El suelo de Texíguat fue escenario de la participación de los caudillos militares de la década 1840-1860: Francisco Ferrera, Santos Guardiola y Trinidad Cabañas. Otros, como el irlandés John Galindo, el francés Isidoro Saget, los hondureños: Trinidad Acero, Fortunato Ochoa, León Ramírez, Saturnino Bogran, Pablo Oquelí, entre otros; conocieron la escabrosa topografía en las campañas militares. Capturado y fusilado el exjefe de Estado, Joaquín Rivera y Bragas,1833-1836, con apoyo de Nicaragua conoció los rigores del paisaje de Texíguat. Los sacerdotes José Trinidad Reyes Sevilla, Francisco Márquez, Alejandro Flores; el abogado Pedro Pablo Chévez, escritor de una cartilla forense y magistrado de la Corte Suprema de Justicia; fueron nombrados comisionados en los procesos de pacificación en Texíguat. Y entre otras razones para estudiar el alzamiento de Texíguat, son las mujeres texíguats que elevaron el primer manifiesto al gobierno hondureño donde denuncian las arbitrariedades de la guerra, pidiendo justicia para sus padres, hermanos, esposos e hijos. Durante el siglo XIX no encontramos en las fuentes documentales proclamas de mujeres que involucren aspectos políticos o sociales. El manifiesto de Texíguat es un testimonio histórico del involucramiento de las mujeres en los quehaceres políticos de la comunidad. La confiscación de bienes, marchas forzadas a las cárceles de Comayagua, Tegucigalpa y Omoa de los capturados en Texíguat configura un panorama conflictivo en los años de la guerra de 1839 y 1844-1945; sin mencionar las pérdidas de vida durante la peste del cólera en 1837. El territorio de Texíguat que comprendía el viejo curato fue desmembrado por el Estado al reconocer la formación de nuevos municipios. Morolica, Vado Ancho, Yauyupe, Soledad y Liure, aparecieron en territorio del curato de Texíguat. En tales circunstancias, el tema de Texíguat se ha puesto de moda entre los estudiosos de la historia nacional. Un documento de 1866, aproximadamente dos décadas después de los sucesos del cólera morbus de 1837 y de los enfrentamientos armados entre 1839 y 1844; nos hace un retrato social de la situación de Texíguat:
“Datos estadísticos del distrito de Texíguat y su demarcación:

Territorio: Tiene un poco más o menos doce leguas de latitud y como ocho de altitud, colinda con el Departamento de Segovia de Nicaragua por el oriente, y por el occidente con pueblos del mismo distrito: Liure y Soledad. Por el norte con pueblos del distrito de San Antonio en el mismo departamento, y por el sur con el departamento de Choluteca; cuyo terreno a pesar de ser corto, es totalmente árido, muy escabroso y montoso, y de poca agua, sin haber mayor suministro en abundancia que la del río que la población toma.

Industria: Todos los habitantes viven de la agricultura, y entre ellos hay muchos que fabrican sombreros de palma, y entre las mujeres hay también quienes fabrican tejidos de algodón, sin pasar a más.

Producciones: A esfuerzos de los hombres agrícolas se cosechan maíz grueso y menudo, frijoles y arroz, pero el dinero es muy escaso por la distancia de los comercios.

Clima: Es algo templado, pero es muy sano. Es verdad que cuando se plaga de pestes contagiosas hacen estragos en los habitantes; pero lo más, a causa de las ningunas medicinas.

Población: Por tradición anterior, el año 37 y 38 la mortífera peste del cólera mató el número de mil almas, y los torbellinos de las guerras de 39 y 44 perecieron otros tantos, sin contar con los que desde aquella fecha han emigrado. Hoy cuenta la población con un número más pequeño que aquel anterior, según se extracta en el cuadro siguiente

Suma el número de todos habitantes del pueblo de Texíguat la cantidad de seis mil ciento noventa y seis almas de todas clases según se ve al margen………..…..6,196

Carácter: Son muy cumplidos al pago de sus deudas y muy obedientes a las autoridades, y en celo a los ardores de revoluciones, se hallan en estos tiempos muy fríos, cuyo terror se les engendró desde la guerra de cuarenta y cuatro a esta época; pero por lo menos son fieles con el gobierno. Texíguat, abril diez de 1866. (f) Antonio Pérez.
En la fecha se remitió al señor jefe político del Departamento. Conste. (f) Pérez.”

NOTAS:
1. Documento del alcalde de Texíguat, Antonio Pérez, 1866. Colección de Censos e información sobre municipios. Archivo Nacional de Honduras. Tegucigalpa.
2. Para una idea de “Mito fundante” véase a Ángel Carretero “Para una tipología de las “representaciones sociales”. Una lectura de sus implicaciones epistemológicas. Empiria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. No. 20, julio-diciembre, 2020. Pp,87-108. ISSN:1139-5737.
3. Smith, Anthony. 1997. La identidad nacional. Capítulo II. El fundamento étnico de la identidad nacional. Madrid. Trama Editorial. Pp, 17-37.
4. Zepeda Ordóñez, Ismael. Texíguat: imaginario de una nación, 1837-1849. Ponencia en el XIV Congreso Centroamericano de Historia. Agosto de 2018. Ciudad de Guatemala.

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