La reactivación agropecuaria

ZV
/
17 de abril de 2020
/
12:30 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
La reactivación agropecuaria

Por: Juan Ramón Martínez

Según Habermas, los intelectuales –filósofos dice– deben ayudar a enriquecer las discusiones que se hacen en la sociedad, tanto desde el corazón de la crítica misma, como sobre las propuestas que se plantean para asegurar su postergado desarrollo. Por ello, creo que estamos obligados a plantearnos la duda que, si no pudimos desarrollar el país, durante los últimos treinta años, en relativa paz, dentro de una democracia frágil; pero relativamente respetada y con un estado de derecho que sobrevive pese a las mordidas de los hambrientos de poder, cómo es que ahora, –de un día para otro–, nos recuperaremos de la recesión económica; seremos autosuficientes en la producción de granos básicos y con un chispazo de los dedos, volveremos productivas las mejores y abandonadas tierras de Honduras. Solo hay una explicación razonable posible. Que la amenaza de la muerte cierta, que nos asusta a todos, ha producido un cambio de actitud en los hondureños; que las instituciones que han operado como obstáculos para el desarrollo han sido neutralizadas; y que, envolviendo todo, un nuevo espíritu nos hace más fraternos, empujándonos a reconocernos como nación, llamada a sobrevivir y a participar en la comunidad internacional.

Por el sueño de la resurrección, después de superar la peor crisis que hemos pasado y que las instituciones han sufrido, parece inevitable, lógico que, nos planteemos nuevas metas y propósitos, a partir de la crisis sanitaria que ha dejado enseñanzas que debemos aprovechar. Pero el sueño por la recuperación, no debe hacernos olvidar las fallas emocionales que nos afectan; la filosofía de la vida que nos incapacita; el sistema de antivalores que justifica conductas inadecuadas; las visiones éticas deformadas que orientan nuestras opciones y, especialmente, la falta de autoestima que nos ha empujado por el abismo de la mendicidad. Desde principios de 1950, hasta ahora.

La reactivación agropecuaria

Tampoco podemos crecer en lo económico a partir de cero. Tenemos un mercado imperfecto –con operación de monopolios consentidos–; falta un empresariado capitalista que tenga el placer por el riego y la aventura productiva, y un sistema educativo que prepara para ser pobres, convenciendo a sus egresados a ser empleados públicos o de las maquilas. Y, como colofón, no podemos pasar por alto que los trabajadores rurales no solo han reducido su productividad, sino que además, rebajado a la mitad la jornada de trabajo que, en el mejor de los casos, es de cuatro horas y media.

JOH, tiene razón en su propuesta de reactivación de la economía. Es necesaria. Y lógico que empiece por rehabilitar la producción agropecuaria. Pero sin olvidar que la mayoría de los productores son de subsistencia; y los capitalistas modernos, un número muy reducido. Los agricultores de subsistencia siembran para comer, engañándose, porque no se pagan a sí mismos. Y a las mejores tierras les faltan sistemas de irrigación para depender menos de los inviernos. Tampoco hay que pasar por alto que el TLC con Estados Unidos, inundará de maíz y sorgo, –productos subsidiados–, por lo que la competencia de nuestros productores será rebasada fácilmente. Y finalmente, que si se quieren mejores resultados, hay que modernizar el sistema público agrícola, amodorrado y burocratizado. La mayoría de estas dificultades son superables. Lo básico es, voluntad de lograr resultados.

Tampoco cabe duda que el plan económico de JOH, debe ser respaldado por todos. Hay que cambiar la burocracia agrícola; los técnicos deben volver al campo. Las escuelas agrícolas deben reorientarse para que nos den empresarios en vez de empleados públicos. A estos jóvenes productores hay que apoyarlos, ordenando los mercados, y mejorando los sistemas de créditos. Bueso Arias, de amplia experiencia en financiar a los pequeños de hoy para hacerlos grandes mañana, dice, que los bancos no dan créditos, porque no hay demanda. Y porque la CNBS, ha complicado los requisitos a cumplir por los solicitantes. Esto debe atenderlo JOH. Rehuyendo a los aplaudidores que siempre están alrededor de los gobernantes, confiando más en lo que le dicte el sentido común y la inteligencia que Dios le ha dado. Oyendo a expertos productores como Mario Nufio, para que desde el consejo oportuno, le ayuden a encontrar salidas sensatas a la crisis.

Todos debemos meter el hombro. Si la pandemia no nos ha matado, lo hará el hambre. No se notará la diferencia. Y eso, no debemos permitirlo.

Noticias Relacionadas: Chico: Vemos con “buenos ojos” reactivación de las ferreterías    

La reactivación agropecuaria

Más de Columnistas
Lo Más Visto